Aunque todavía no nos hayamos dado cuenta del todo, la crisis del coronavirus nos dejará -cuando subsida lo suficiente- con un estilo de vida completamente distinto al que llevábamos antes. Y, también, la obligación de adaptarnos a él.
En el mundo de la automoción, los problemas comenzaron con el parón forzoso de toda la cadena de producción y suministro. Las fábricas se detuvieron… y, junto a ellas, los concesionarios, cuya actividad se basa -en buena parte- en puro contacto físico. Tocar superficies -salpicadero, abrientes…-, hablar a corta distancia o los apretones de manos son ritos que dábamos por sentados en la ‘liturgia’ de estos establecimientos.
¿Qué pueden hacer para continuar operando con normalidad en lo que -algunos expertos- llaman ya ‘economía de bajo contacto’? Bien es cierto que existe ya una tendencia de regreso al vehículo particular -según muy recientes estudios-, la cual denota una oportunidad que pueden aprovechar.
Sin embargo, la adquisición de un automóvil se percibe -en general- como un esfuerzo prescindible o postergable si la economía del potencial comprador no es demasiado favorable. Es decir, que el público puede querer coches… pero no pisarán el concesionario hasta el momento de la verdad.
La Red como principal escaparate
Ante esta problemática, es imperativo que las concesiones mantengan una fuerte presencia digital. En este territorio -nuevo para muchos representantes- cuentan con la ayuda de especialistas como Motor K. En un reciente seminario web, expertos de esta consultora desgranaron los principales retos en este novedoso camino.
El primero de ellos es potenciar el márketing local. Hoy en día, estamos acostumbrados a buscar comercios o eventos que estén próximos a nuestra ubicación. Especialmente, cuando utilizamos para ello nuestro smartphone fuera del hogar.
Para hacer frente a ello, los concesionarios -en opinión de los expertos- deben adaptar su actividad para proporcionar información actualizada en tiempo real. Un buen comienzo sería, por ejemplo, publicar en Google Maps sus horarios de apertura y cierre.
El segundo es la creación -y gestión- de su propia reputación online. Actualmente, compartir tu opinión sobre un producto o servicio es más fácil y rápido que nunca. Y, cada vez más, tendemos a aprobar el criterio de quienes lo hacen, aunque no les conozcamos personalmente. Sobre todo, si las reseñas son recientes.
Ante esto, los especialistas de Motor K recomiendan ser proactivos y aprovechar esta costumbre para animar -en un momento concreto de su experiencia de compra- a los clientes a dejar una reseña. Y, por supuesto, establecer un sistema de gestión centralizado para darles respuesta.