Desde que se organiza, regula y cuantifica el transporte por carretera, las autoridades de todos los países libran una ardua batalla por erradicar los accidentes de tráfico. Y han utilizado -y utilizan- todos los recursos a su alcance, como campañas publicitarias que muchos recordamos por su ‘crudeza’.
En la actualidad, la tecnología se ha convertido en la mejor aliada de estas instituciones: cámaras, sistemas de control, las infraestructuras inteligentes que vendrán… Todos estos elementos cuentan siempre con la coordinación de cientos de ordenadores, tan potentes y -casi- tan costosos como el resto de componentes.
Pero… ¿Y si existiera una solución más eficaz -y más económica- para salvar vidas? La respuesta a esta pregunta bien podría estar en la labor de Autotalks.
¿Un chip prodigioso?
Este fabricante israelí de semiconductores ha desarrollado un minúsculo chip que emplea la tecnología conocida como V2X, o ‘Vehicle to Everything’. Con ella, casi cualquier coche puede ‘comunicarse’ con otros vehículos, así como intercambiar información entre sí mismo y partes conectadas de la infraestructura. Incluso es capaz de enviar un mensaje ‘flash’ a los smartphones de los peatones cercanos para advertir su presencia.
Y por si esto fuera poco, lo más increíble aún es su coste: la compañía asegura que esta pieza de hardware -incluida su debida instalación en el vehículo- tendría un precio aproximado de 90€.
Para Yaniv Sulkes -responsable de márketing y desarrollo de negocio en Autotalks- el beneficio de esta tecnología está más que claro: «A la gente no le gustan las estadísticas pero, a diario, 3.700 personas pierden la vida en accidentes. Esto es una epidemia y necesitamos pensar en la forma de aliviarla. Después de todo, todos queremos ir del punto A al punto B con seguridad. Y, si recibes un aviso que te anticipa un peligro potencial, puedes evitar el accidente. Éste es el principio básico de nuestro trabajo».
Autotalks tiene previsto comenzar a extender sus chips en los vehículos a partir de 2021… pero tal aspiración no hubiese sido posible sin la colaboración de Hyundai. Y es que la firma surcoreana -a través de su división ‘Cradle’, afincada en Tel Aviv- ha prestado su apoyo inversor desde el principio.