En ocasiones, una simple casualidad puede dar lugar a una gran historia. En 2018, Lanzadera -la aceleradora de ‘startups’ auspiciada por el empresario Juan Roig- alumbró dos compañías cuyos sectores económicos no podrían ser más diferentes… Pero eso no les ha impedido unirse en un hito único.
De un lado, Trucksters es un operador logístico con alcance internacional. En este mercado, el ‘just in time’ es la norma inapelable, y su ‘cumplimiento’ recae sobre los hombros de los sufridos conductores. Sin embargo, esta empresa opera con un sistema propio de relevos -coordinado mediante IA y ‘big data’-, permitiendo que los trabajadores pasen en carretera únicamente las horas justas y necesarias.
Del otro, Taruga Creaciones es un estudio de arte que busca, por encima de todo, impulsar una transformación en las bellas artes hacia su -necesaria- conversión en una profesión con salidas y salarios dignos. Su especialidad es el diseño y pintura de murales por encargo, empleando en ellos materiales sostenibles. 250 miembros en España y Argentina prueban el éxito de su idea.
Del natural ‘networking’ entre vecinas de vivero, ambas han construido una relación que les ha permitido presentar en el ‘pulmón’ natural de Madrid -la Casa de Campo- una solución a la contaminación del transporte por carretera. Una mezcla de arte y sostenibilidad en un soporte poco habitual: un camión.
Una pintura que ‘respira’
Para la ocasión, Trucksters ha dispuesto un remolque frigorífico -de la firma Krone-, sobre cuyo lateral izquierdo y portón posterior los pintores de Taruga han creado un mural inspirado en un jardín botánico. Este trabajo -que, ya de por sí supone una llamativa publicidad- introduce una vertiente sostenible, ya que en su ejecución se ha utilizado un tipo de pintura especial.
Dicha pintura está fabricada por Graphenstone, y posee propiedades fotocatalíticas. Es decir, que puede absorber la energía de la luz solar… y emplearla para descontaminar el aire a su alrededor. Así, como si de un árbol se tratara, elimina una gran cantidad de CO2.

Unos números rápidos para entender cómo funciona esta tecnología: según los responsables del proyecto, para cubrir los 68 m2 de superficie del remolque, han sido necesarios 12 litros de pintura. En total, esta ‘obra de arte’ podría absorber hasta 4 kg de CO2, una cantidad similar a lo que procesaría -de forma natural- un árbol durante tres meses. La mayor parte de la absorción tiene lugar en las primeras semanas tras la aplicación de la pintura, si bien el mural nunca dejará de realizar esta labor.
Asimismo, la composición de la pintura -que contiene iones de plata- consigue, junto a la metabolización del CO2, la erradicación de cualquier tipo de virus o bacterias que floten en el ambiente.

¿Cuál es el siguiente paso del proyecto? Según han declarado desde Trucksters y Taruga, su intención es crear más remolques con este tipo de decoraciones ‘eco’, lo cual reforzará el plan que mantiene el operador logístico para electrificar paulatinamente su flota. Por el momento, su ‘ópera prima’ ya tiene trabajo: cubrirá las rutas de su especialidad entre España, Alemania, Polonia y el Benelux.