El 17 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Mundial de Internet… que es una fecha perfecta para volver a recordar el uso seguro y positivo de las tecnologías digitales. ¿Qué tiene que ver esta celebración con los coches? Pues bastante, porque los vehículos ya han convertido Internet en una tecnología más de las que ofrecen en sus abultados catálogos de equipamiento.
De esta forma, podemos encontrar Internet a bordo de los coches, pero también hacer el proceso de compra de uno de forma totalmente digital e, incluso, mejorar el vehículo una vez ya adquirido a través de una página web.
Así que no hemos querido dejar pasar la ocasión para explicar las posibilidades que otorga esta tecnología en el mundo del automóvil, pero también consejos para usarla de forma segura y evitar incidentes de ciberseguridad.
Ventajas de tener Internet en el coche…
Como decíamos, ya son muchos los modelos que disponen, de serie o en opción, de una conexión a bordo para acceder a Internet. Con ella, los pasajeros pueden conectar sus dispositivos móviles a la red generada por el vehículo para acceder al correo electrónico, descargar documentos, reproducir música, bajar películas o series, utilizar juegos online…
El coche puede hacerlo de dos formas, bien creando la red a través de una tarjeta SIM integrada o bien haciendo de amplificador de señal de un móvil que comparte sus datos.
…y sus inconvenientes
Pero introducir una funcionalidad de este tipo en cualquier coche supone añadir un intermediario más. Eso puede suponer un problema para la privacidad de los datos de los pasajeros, ya que, cuantos más actores manejen esa información, más riesgo hay de perder el control sobre ella.

También podrían producirse problemas de ciberseguridad. Jamming, tracking o ataques Man In The Middle son solo algunas de las opciones que tendría un ciberdelincuente para beneficiarse de las vulnerabilidades de una red Wifi a bordo de un vehículo -tienes más información sobre ellas en este artículo-.
Pese a todo, las problemas de los coches que incorporen Wifi no son diferentes al resto de conexiones de este tipo. Es más, resulta más seguro -sobre todo a nivel de uso de datos personales- que sea el propio fabricante quien gestione la conectividad y no una compañía externa.
¿Qué hacer para ponérselo más difícil a los crackers?
Pues algo muy sencillo: cambiar la contraseña del Wifi con cierta frecuencia. Igual que sucede con los routers de casa, la forma de establecer la conexión en estos casos es mediante una clave. Pero esa contraseña tiene un problema: una vez que se haya introducido en un dispositivo, se quedará guardada en él y por eso tendrá acceso para siempre a la red wifi de tu coche.
Y eso es un riesgo de ciberseguridad, porque puede que no todo el mundo que suba en tu vehículo sea de tu absoluta confianza. Por eso, un buen procedimiento es que cambies esa clave periódicamente, para evitar que un antiguo pasajero de tu coche pueda fastidiarte en el futuro.
¿Y si compras un coche o accesorio por Internet?
Internet no ha llegado solo a los vehículos, sino a todo lo que los rodea. De esta forma, muchas marcas ofrecen servicios que puedes comprar con el ordenador. Incluso es posible que compres un coche… y luego, a través de Internet, mejores su equipamiento comprando funciones o servicios.
Una de las cosas que puedes hacer es la propia compra del coche. Aunque el grueso de las ventas sigue realizándose a través de un concesionario, la adquisición digital gana terreno. Pero si optas por esta opción, debes tener cuidado para no acabar estafado.
Una de las cosas que puede suceder, sobre todo en casos de compra-venta de vehículos usados, es caer en un engaño de tipo phishing. Este tipo de ataque es uno de los más habituales en el mundo digital. ¿Cómo se aplica en los coches? Mediante un falso anuncio en una web de compra-venta online de vehículos de segunda mano. Se trata de un cebo que intenta engañar a un posible comprador con un coche que, en realidad, no existe.
El objetivo es lograr que la víctima pague un adelanto por ese falso coche o proporcione al cracker información personal de la que sacar provecho más adelante. Para evitarlo, lo mejor es no enviar dinero por adelantado hasta disponer de información real tanto del vendedor como del propio vehículo.