Alberto Granados, Madrid
Este verano nos hemos ido de vacaciones a las Rías Altas de Galicia que, por cierto, me han parecido preciosas, pero me he quedado con ganas de denunciar el deplorable estado de las carreteras secundarias y, sobre todo, la pésima señalización viaria. Los firmes están llenos de baches, en muchos tramos apenas caben dos coches y las señales brillan por su ausencia o están destrozadas. Es fácil perderse o tener un accidente.
Por otro lado, hemos pasado por poblaciones que estaban en fiestas, como Betanzos, y casi nos quedamos ‘atascados’ en una calle sin salida por falta de señalización. Ni siquiera estaba correctamente indicado que en algunas zonas sólo podían aparcar residentes. Toda una odisea moverse o salir del pueblo. Peligroso, una auténtica vergüenza. Eso sí, las autopistas estaban bien porque, claro, son de pago y muy caras.