La industria de la automoción en España se ha enfrentado en los dos últimos años a las consecuencias de una pandemia, que deriva en una crisis de suministros, semiconductores y una prominente inflación que aumenta el precio de prácticamente cualquier componente. En el 2021 se ha sumado una crisis energética, posiblemente derivada del error de la Unión Europea en el timing de la introducción de las energías renovables.
A todo esto se le suma los efectos de la situación provocada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Esto deriva directamente en sanciones a Rusia que limitan la operatividad de las importaciones y exportaciones con aquel mercado. Por la parte de Ucrania, el país está paralizado en una situación de economía de guerra limitando, por tanto, las actividades económicas en aquella región.
En HackerCar hemos buscado algunos efectos que tendrá la invasión rusa en el medio y largo plazo para el sector de la automoción en España… aunque aparentemente, por el momento todo parezca relativamente bajo control, según comenta D. Markus Haupt – Presidente de Volkswagen Navarra y director general de fábrica.
En Navarra tendencia positiva y solo hemos cerrado 3 días por la crisis de los semiconductores, luchamos por mantener la producción al máximo.
El precio de los procesadores
La carga tecnológica que tienen los vehículos es tremendamente superior a la de la mayoría de los bienes de consumo; por tanto, los procesadores se convierten en un elemento vital para que cualquier automóvil cobre forma y disponga de todas sus funcionalidades operativas. Una de los materias primas para la fabricación de los procesadores es el Gas Neón. Pues bien, Ucrania es el principal exportador de ese componente, con una cuota de casi el 50% del mercado global.
Ingas y Cryoin Engineering son las dos empresa encargadas de la generación del material, y ambas han tenido que cerrar sus fábricas por la destrucción de las infraestructuras necesarias causada tras un mes de bombardeos. Eso, sumado a los bloqueos que se produjeron durante la primera etapa de la pandemia, y que redujo la producción mundial de semiconductores. Angelo Zino analista industrial y vicepresidente del CRFA Research comenta lo siguiente:
SI las reservas de agotan para abril, los fabricantes de procesadores no pueden tener pedidos bloqueados en otras regiones del mundo. esto significa que la cadena de suministros se hará más amplía y la INCAPACIDAD de fabricar el producto final
Un aumento de los costes variables
En el 2021 hemos asistido al crecimiento exponencial del precio de la electricidad en Europa, y particularmente en España. Esta crisis energética se ha agravado más si cabe con las restricciones impuestas al suministro de gas ruso, que vuelve a España aún más dependiente de Argelia.
El presidente español Pedro Sánchez tras su respaldo al plan de autonomía del Sáhara Occidental, pronunciándose de esta forma del lado de la postura de Marruecos y situándose en frente de la mantenida por Argelia, lo cual ha derivado en una tensión diplomática con este último país. Una de las consecuencias es que una representación española, compuesta entre otros por los ejecutivos de las principales energéticas de nuestro país, tuviesen que viajar de forma express hacia Argelia para calmar la situación.
Para las industrias españolas, en caso de que se produjese ahora una reducción del gas argelino podría tener consecuencias graves, ya que afectaría a la electricidad y energía necesarias para la producción industrial. Las más afectada son la metalúrgica y siderúrgica, sufriendo un sobrecosto de hasta 1.500 millones de euros. Algo que, a su vez, repercutiría de manera directa a la cadena de suministros de los vehículos, con un incremento notable de una de las principales materias necesarias para fabricar. Por otro lado, los fabricantes de vehículos tienen que contar el consumo propio de las fábricas y el coste de mantenerlas activas.
Dos clientes -y socios- menos
Como decíamos, todo lo que está sucediendo con la invasión de Rusia por parte de Ucrania tiene un enorme coste social y humano… siendo otra derivada el hecho de que, en estos momentos, industrias enteras hayan tenido que paralizar las importaciones y exportaciones entre Rusia, Ucrania y España. Por ejemplo, desde Rusia recibimos importaciones de petróleo y derivados de este por valor de 2.000 millones de euros; hierro y acero por 151 millones de euros; productos químicos por 56 millones de euros y aluminio por 52 millones de euros. Por otro lado, España exportó a Rusia el 10% de los automóviles fabricados y el 17% de la maquinaria.
Mientras tanto, más del 17% de las exportaciones efectuadas hacia Ucrania fueron de vehículos, incluyendo tractores y un 8% de maquinaria. Jesús Pascual CEO del grupo Antolín, era bastante claro al respecto:
Dependemos de nuestros clientes ; si ellos paran la cadena de producción, nosotros nos vemos afectados.
Aunque el Ministerio de Industria indica que la paralización momentánea de estos mercados no tendrá un efecto importante sobre la balanza comercial de nuestro país -y, por extensión, en la economía española-, lo cierto es que sí que afecta a determinadas empresas que ven recortadas sus exportaciones. Estas paralizaciones comerciales en marcadas en el contexto actual en el que vivimos si que suponen duro golpe para la industria y economía española.
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