Hubo un tiempo en el que dichas locuras se transformaron en vehículos que nadie pensó que pudieran existir: un urbano deportivo -como el primer VW Golf GTI-, una berlina de lujo y altas prestaciones -el BMW M535i-… Sin embargo, con nuestros cuatro protagonistas, la locura fue uno o varios pasos más allá.
Un buen ejemplo fue el Renault Espace F1, un coche irrepetible construido sobre la base de un monoplaza de carreras de mediados de los años 90. Y qué decir del Nissan Juke R 2.0, que tomó la base del SUV urbano japonés y se le incrustaron las entrañas -aún nadie sabe cómo- de un GT-R.
Igual de llamativos son otros dos vehículos, aunque cada uno por una cosa bien distinta: por un lado, el Thurst SSC, un caza-récords de velocidad que en su próxima evolución pretende superar los 1.600 km/h. Y en el extremo opuesto, el VW XL-1, que llegó a venderse en una serie de 250 unidades y que sigue siendo el coche más económico del mundo por consumo medio: 0,9 l/100 km.