Desde luego, la Toyota que muchos conocimos en los años ochenta y noventa, cambió para siempre con el nuevo milenio. El causante de ello fue el llamado Prius, el cual introdujo el factor ecológico -de manera masiva- en la ecuación de lo que debía ser el automóvil del futuro.
Tal fue su influencia que, con el correr de los años, la misma filosofía del gigante japonés giró hacia ella. La hibridación pasó de ser un experimento a convertirse en la norma de toda la gama, entremezclándose con otras tendencias como la ‘fiebre de los SUV’. Ahí están, por ejemplo, las referencias del popular C-HR o la última iteración del RAV4.
Llegaron, incluso -en el ya algo lejano 2007– a romper momentáneamente con su mayor tradición desde 1966: su compacto Corolla. En aquel momento, el Auris quiso ofrecer una propuesta ‘auténticamente novedosa’… que no terminó de cuajar en poderosas cifras de ventas.
El regreso de la denominación más antiguas del mundo -sólo el Golf de VW se le acerca- en 2019 demostró que no todas las costumbres merecen ruptura. El nuevo compacto, recogiendo los aciertos de su antecesor -que los tuvo- ha contado con una cálida acogida entre el público. Además -por su pertenencia al segmento más concurrido del mercado-, el Corolla Hybrid está llamado a ser el arma principal de Toyota en la batalla de los coches conectados.
Para averiguar si ha completado su particular ‘bushido’ en el campo de la tecnología, hemos sometido una unidad de Corolla Touring Sports -equipada con el acabado especial Trek- al juicio de nuestro experto ‘sensei’ Josep Albors, Responsable de Investigación y Concienciación de ESET España.
Una conexión… algo más que ancestral
De entrada, el hacker destacó que el Corolla “está muy bien preparado en materia de conectividad”. Más allá del casi estándar Bluetooth, su atención se volcó -en clave positiva- hacia sus posibilidades WiFi. Este modelo posibilita conectarse a Internet mediante un ‘hotspot’ que puedes -entre otros métodos- generar con tu smartphone.
En opinión de Albors “eso es bueno, porque te permite [por ejemplo] conocer la situación del tráfico. Pero también hay que tener cuidado por si alguien estuviera preparando un ataque que afecte al coche, utilizando un punto de acceso fraudulento para introducirse en el sistema de ‘infotainment’ e insertar información maliciosa acerca de lo que estemos consultando”.

La posibilidad de actualizar el sistema multimedia del Corolla es otro punto positivo para nuestro hacker. Así lo comenta: “En la mayoría de los casos permite obtener nuevas funcionalidades… o actualizar aquellas que ya tenemos para que funcionen mejor. No obstante, hay que tener en cuenta al actualizar -si lo hacemos por nuestra cuenta- que el archivo de firmware sea el correcto. Si no, nos vemos expuestos a ataques -ya demostrados- de firmware modificado con una opción maliciosa que permita a un atacante acceder al coche, o modificar ciertos parámetros que vulneren su seguridad”.
Un problema recurrente en un coche conectado es el de la protección de los datos personales. En este sentido, Albors recuerda que “si vinculamos nuestro móvil, se va a crear una base de datos con nuestros contactos y otras opciones. Si compartimos el coche, a lo mejor no nos interesa que los otros usuarios la conozcan. […] Siempre hay que tenerlo en cuenta, y aprovechar la opción -de la que dispone el Corolla- para eliminar ese almacenamiento de datos personales que no tienen por qué quedarse ahí”.
Tan dinámico como aparenta
En el apartado de las ayudas a la conducción, el experto se mostró agradablemente sorprendido por los sistemas del Toyota Safety Sense, entre los cuales se cuentan el control de crucero inteligente, el asistente de mantenimiento de carril o el lector de señales de tráfico.
En su opinión, “vienen muy bien, sobre todo para hacer la vida del conductor mucho más fácil a la hora de practicar una conducción especialmente urbana. En carretera [abierta] también ayudan, pero lo hacen más bien para mantenerte atento”.

Por último, también tuvo palabras de halago para el nuevo motor híbrido 2.0 de 180 CV: “Es un coche con una conducción suave, apenas se nota el cambio entre combustión y electricidad. Es muy fino, y muy cómodo de conducir”.
¿Ha encontrado nuestro hacker algún defecto? El propio Albors nos lo cuenta: “Lo único que echo de menos -a mi gusto personal- es el detalle en los acabados: hay partes que están mejor elaboradas que otras. Y que, en Europa, nos hayan limitado unas opciones que en otros mercados sí están disponibles. Por ejemplo, la conectividad con Android Auto y Apple CarPlay. Y también el ‘Head-Up Display’, que en otras regiones viene incluido de serie, y aquí no nos dan la posibilidad”.