Una de las cualidades que esgrimen los defensores del hidrógeno en automoción es la elevada autonomía que proporciona. Razón no les falta ya que -hoy en día- existen vehículos eléctricos que pueden recorrer entre 400 y 600 kilómetros empleando este recurso. El Toyota Mirai o el Hyundai Nexo son buenos ejemplos de ello.
Estos datos -que, no en vano, los equiparan a modelos de su tamaño en combustión- también sirven como inspiración para el mundo de las carreras. Si lo piensas bien, un coche movido por hidrógeno podría aguantar tanto en pista como el que más… Y, además -en función del circuito-, jugaría con las ventajas de la propulsión eléctrica para poner en aprietos a sus rivales.
Todo lo anterior puede resumirse en una sola frase: no sufriría desventajas que lo condenaran a competir en un formato dedicado en exclusiva. Como, por ejemplo, sí ocurre en la conocida Fórmula E. Y esto último puede convertir esta nueva energía en una alternativa real de futuro.
‘Vaporizando’ La Sarthe
Desde 2018, el proyecto MissionH24 busca marcar un nuevo rumbo para la competición en una de sus citas más míticas: las 24 Horas de Le Mans. Su objetivo no es otro que el de conseguir entrar en la historia de la carrera gala para 2024, momento en el cual el ACO -uno de los principales impulsores- espera poder organizar una categoría específica.

Ahora, Symbio y Michelin se unirán -junto a otras como Total o GreenGT- como socios técnicos y patrocinadores de la iniciativa. Con esta acción, el gigante francés de los neumáticos quiere aumentar su implicación en el desarrollo de este tipo de vehículos.
Por el momento, el prototipo H2G -fruto del proyecto- ha tenido que conformarse con hacer acto de presencia -como ‘safety car’- en las 24 Horas virtuales, celebradas recientemente en las fechas tradicionales de la prueba real.