Aunque ahora mismo el emblema ‘HEV’ -que caracteriza a los híbridos– esté presente en vehículos de todo tipo, muy pocas marcas se atrevieron a hibridar -antes de las imposiciones normativas en materia de emisiones- sus modelos más grandes.
Entre las fieles al paradigma -o, mejor dicho, visionarias- siempre estuvieron las japonesas. Y es que, en aquel país, la ecología lleva ya tiempo siendo un ‘campo de batalla’ para sus dos SUV grandes más conocidos: el Toyota RAV4… y su némesis, el Honda CR-V.
En el caso de este último, tenemos un vehículo que destaca por una característica: siempre se ha adelantado al signo de los tiempos. No hay más que echar un rápido vistazo a su trayectoria, pues comenzó siendo casi un ‘todo terreno’ de pleno derecho y, ahora, es casi un ‘crossover’ bien cargado de practicidad y tecnología. Claro que, todo es susceptible de mejora…
Más dinamismo… y algún cable menos
Para 2021, el Honda CR-V recibe una actualización protagonizada por un nuevo acabado. Se denomina ‘Sport Line’, se sitúa cerca de la cúspide de la gama -sólo los Lifestyle y Executive vienen mejor equipados- y pretende otorgar a este SUV un carácter con sutiles toques deportivos.

Eso sí, su corazón no ha variado su manera de ‘latir’. Bajo el capó permanece el mismo 2.0 i-VTEC, el cual suma sus 145 CV a los 184 del propulsor eléctrico. de este modo, consigue -a pesar de su ‘fuerza’- un atemperado consumo de 6,6 litros a los 100 kilómetros -en combinado WLTP- y unas emisiones de CO2 de apenas 151 g/km.
¿Y qué hay de sus tecnologías? Ya desde sus comienzos, la actual generación del CR-V podía presumir de ser la más tecnológica de su historia. Con la nueva ‘puesta al día’ mantiene todos y cada uno de sus sistemas y funciones -control de crucero inteligente, asistente de permanencia en el carril, un completo equipo multimedia permanentemente conectado…- y añade algunos pequeños detalles que le faltaban. Por ejemplo, un cargador inalámbrico para smartphones, disponible como opción en la variante Executive.