Personas

Soichiro Honda: una vida entre viñetas

La marca japonesa rinde a su fundador un homenaje curioso, emotivo, ameno... E, incluso, divertido. Y todo ello, gracias a la magia del 'manga'...

Viñetas del Manga Honda Origins

Como ya te mostramos la semana pasada, algo especial ocurre cuando los dibujantes de ‘mangas’ japoneses se dedican a los coches. En esta ocasión te traemos otro… aunque, a diferencia de los anteriores, su argumento gira en torno a la biografía de una persona real: Soichiro Honda, el fundador de la marca que porta su nombre.

La firma japonesa ha querido rendirle homenaje a través de una miniserie animada. Denominada ‘Honda Origins’, narra -en seis episodios- los momentos más destacados de su vida al frente de la compañía. El eje narrativo se sustenta sobre las viñetas del manga biográfico ‘Honda Soichiro Hon Den’ -editado por Shogakukan-, las cuales se intercalan con fotografías reales y una narración en ‘off’.

Si te apasiona la historia, puedes visualizar cada uno de ellos en una web que Honda ha reservado para ello. Eso sí, tendrás que manejar un nivel adecuado de inglés para no perderte ni uno solo de los curiosos -y divertidos- detalles que contiene.

Uno más de los suyos

Nacido en 1906, Soichiro Honda quedó a muy temprana edad fascinado por los primeros automóviles que empezaron a dejarse ver en la región de Hamamatsu. Hijo de un mecánico de bicicletas, las máquinas marcarían toda su vida. Como fiel servidor a su imperio, invirtió sus esfuerzos durante la Segunda Guerra Mundial en la fabricación de componentes para los aviones de combate que dominaban, entonces, los cielos del Pacífico.

Mas la derrota de Japón le llevó -como otros tantos de su generación- a empezar nuevamente de cero. Aquí comienza el primer capítulo, titulado ‘Bouncing Back’. En él narra la fundación del Honda Technical Research Institute en 1946. Su primer proyecto fue el de encontrar una utilidad a los pequeños motorcillos de las viejas radios militares. Y, tras darse cuenta de los esfuerzos que realizaba a diario su mujer sobre su bicicleta, decidió fusionar ambos elementos.

Junto a unos pocos empleados, Honda dio así sus primeros pasos como fabricante de motocicletas. Posteriormente pasaría a diseñar sus propios propulsores, aumentando progresivamente la potencia… e, incluso, llegó a atreverse a competir de forma local en 1948¡pilotándola en la carrera! Y es que Soichiro Honda trabajaba siempre como uno más de su equipo, inspirando con su ejemplo a cuantos le rodeaban.

Amigos para la eternidad

Sin embargo, las finanzas eran su gran punto débil. En ese mismo 1948, el hogar de los Honda pasaba por serios apuros económicos. Pero la visita de Takeo Fujisawa cambiaría para siempre su suerte. Fujisawa aportaba precisamente lo que Soichiro necesitaba: una administración que le permitiera seguir haciendo realidad sus sueños.

Y como bien recoge el segundo capítulo -‘A Dream Is Born’-, de sueños e ilusiones iba la cosa: a partir de aquella tarde en el salón de su casa, ambos hombres se convertirían en amigos inseparables con la meta común de ser los mejores. Primero, en Japón. Y luego, en el mundo entero.

La gran ‘Crisistunidad’

A principios de los cincuenta, las ventas de Honda cayeron en picado. Según los consumidores, un defecto en el motor de la Dream provocaba que éste se apagase solo mientras la moto rodaba a bajas velocidades. Tal fallo estuvo a punto de arruinar a la compañía, la cual poseía ya una estructura fabril bien consolidada en todo el país.

Aun en esta hora tan oscura, ‘Crisis on the Way to The Isle of Man Declaration’ muestra cómo se combinaron en el tiempo los malabares contables de Fujisawa con el viaje en solitario de Honda para presenciar el Tourist Trophy de la Isla de Man, la más famosa de todas las pruebas de motociclismo.

La prensa se hizo eco de su presencia entre el público y, para 1959, sus máquinas debutaban en la durísima prueba isleña, bajo la sorprendida mirada del mundo. Sólo dos años más tarde, las motos Honda triunfarían en ella de manera aplastante. Y es que Soichiro Honda odiaba perder.

Cruzando el océano

Sus deseos de expansión mundial debían pasar primero por una gran prueba: triunfar en los Estados Unidos. Con el beneplácito del ‘Gran Jefe’, Fujisawa llevó a cabo una estrategia de desembarco total, prescindiendo de socios importadores y estableciendo su propia red de concesionarios y talleres. Nacía, con ello, ‘Honda of America’.

No obstante, tomar por lo mercantil el país de sus antiguos enemigos no fue tarea sencilla. La pequeña Super Cub no terminó de hacerse hueco entre unos consumidores que preferían desplazarse en coche a todas partes. Por no hablar de los entusiastas de las ‘dos ruedas’, que -acostumbrados a sus mastodónticas Harleys- la miraban como a un juguete.

‘American Advance’ muestra el largo y tortuoso proceso de los japoneses para adaptarse -en productos y su márketing- a un mercado extraño, que suponía el polo opuesto al suyo. Pero, como solía decir Honda, «el éxito se compone de un 99% de fracaso».

Llegar, ver… ¿y vencer?

Mucho antes de su actual etapa -e, incluso, mucho antes de los títulos de Ayrton Senna-, Honda ya contaba con una cierta experiencia en la Fórmula 1, la cual se relata en el episodio ‘Veni, Vidi, Vici: We Hate to Lose’.

A principios de los sesenta la marca protestó enérgicamente contra la reforma de la ley industrial japonesa, la cual pretendía obligarle a limitarse a construir motocicletas. El empeño personal de Soichiro logró concederle el tiempo suficiente como para lanzar -antes de su entrada en vigor- sus primeros automóviles: el Sports 360 y la camioneta T360.

El éxito comercial de ambos le llevó a dar un paso más, y mucho más ambicioso. En 1964, establecían un nuevo hito al convertirse en el primer automóvil japonés en competir en el ‘Gran Circo’. El equipo dirigido por el ingeniero Yoshio Nakamura lo había desarrollado en tan sólo seis meses.

Como buena escudería novata, los problemas de fiabilidad no se hicieron esperar. Además, como dificultad añadida, las propuestas de Nakamura para mejorar el coche chocaron frontalmente con la filosofía de Honda, tercamente reacio a montar piezas procedentes de otros fabricantes. Pero, finalmente, el ingeniero ‘ganaría el pulso’ a su jefe tras vencer en el Gran Premio de México de 1965.

Y para terminar… una reverencia

‘The Final Departure’ constituye el epílogo de la biografía, y recoge varios de los momentos más emotivos. El primero de ellos surge en 1973 cuando, en el enésimo acto de su amistad, Honda y Fujisawa deciden retirarse a la vez de la dirección de la compañía.

Fiel a su carácter hasta el final, la jubilación del veterano industrial no se asemeja en nada a las de sus contemporáneos. Aparte de figurar como consejero honorífico de la nueva ejecutiva, dedicó tres años completos a visitar cada instalación de Honda en Japón… y parte del mundo. Su intención no fue otra que la de despedirse -casi uno por uno- de todos sus empleados. Porque sabía que, si había llegado tan lejos, ello se debía también al trabajo de los que caminaron junto a él… y dieron fuerza a sus sueños.

Licenciado en Periodismo, comencé mi andadura en prensa local con el Heraldo de Soria y terminé haciendo labores de comunicación para la Biblioteca Digital del Ayuntamiento de Madrid. Agradecido de poder expresar con mi trabajo mi amor por los coches. Petrolhead a tiempo completo y, cuando no estoy trabajando, pilotillo en simuladores de conducción. Sólo estoy vivo cuando estoy en la carretera. Creo firmemente en un uso responsable de la tecnología. Por ello, mi cometido aquí es contribuir a que la sociedad pierda el miedo frente a los avances y cambios que trae.

DEJA UNA RESPUESTA

¡Por favor, escribe tu comentario!
Por favor, introduce tu nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.