Así es el Mégane de la prueba
Este modelo es el restyling de la cuarta generación del compacto francés y que se fabrica en España. En la versión analizada es un compacto de cinco puertas que mide 4,359 m de largo, 1,81 m de ancho y 1,449 m de alto. Cuenta con cinco plazas y un maletero de 384 litros; quien lo desee cuenta con una variante familiar, que mide 4,62 m de largo, cuenta con un maletero de 521 litros y a igualdad de motor y acabado, apenas cuesta 494 euros más, por lo que es una compra muy recomendable.
Cuenta con al acabado conocido como RS Line, lo que signfica que es el segundo más completo de la gama, sólo por detrás del ‘RS’ a secas. Se trata de una versión que se caracteriza por su apariencia deportiva, tal y como demuestra su kit de carrocería -con faldones, paragolpes específicos y alerón de techo- o sus llantas de aleación de 17″. Si quieres que luzca el llamativo aspecto de la unidad de pruebas, debes invertir 520 euros en las llantas específicas de 18″ y otros 831 euros en el color azul oscuro tan vistoso.
En cuanto a la tecnología incluida de serie, el Mégane RS Line de la prueba cuenta con elementos como el sistema multimedia con pantalla táctil vertical de 9,3″, faros delanteros de leds, selector de modos de conducción, sistema de acceso y arranque manos libres, alerta por salida del carril, lector de señales de tráfico, cuadro de mandos digital, detector de fatiga, control de presión de neumáticos, control de aparcamiento delantero y trasero, cambio automático entre luces cortas y largas…
Entre las opciones, buena parte de los sistemas de ayuda a la conducción quedan agrupados en un pack denominado Driver Assist RS Line, y que por 935 euros añade control de ángulo muerto en los retrovisores, dispositivo de mantenimiento dentro del carril, control de velocidad adaptativo, asistente semi-automático para ayuda al aparcamiento o llamada de emergencia. Por lo demás, por 364 cuenta con el HUD o dispositivo de proyección de datos en el parabrisas, por 727 euros suma el equipo de sonido Bose o por 1.143 euros el techo panorámico.
Este modelo lleva un motor turbo de gasolina: en concreto, un 1.3 sobrealimentado de cuatro cilindros con una potencia de 160 CV y que es un propulsor compartido con marcas tan dispares como Dacia, Mercedes o Nissan. En una excelente mecánica que ofrece también un buen par máximo de 26,5 kgm y que sólo está disponible combinado con el cambio automático-secuencial de doble embrague y siete velocidades denominado EDC.
Con esta configuración mecánica, este modelo de 1.378 kg de peso en orden de marcha es capaz de alcanzar los 205 km/h, acelera de 0 a 100 en 8,2 segundos y tiene un consumo medio de 6,5 l/100 km, mientras que la capacidad de depósito es de 49,7 litros.
Cinco años después de su lanzamiento, el Mégane comienza a incorporar las tecnologías que han ido llegando a sus hermanos de gama en ese tiempo.
A finales de 2015 comenzaba el ‘gran cambio’ para Renault. Se lanzaba la cuarta generación del popular Mégane, que aparte de ser un nuevo modelo y de tener que rivalizar en el histórico segmento de los compactos, también era la primera página de un libro titulado ‘la renovación’. Una renovación que afectaría a prácticamente todos los modelos que irían llegando tras él: desde el Clio al Talismán, del Captur al Kadjar, pasando por los Scénic o Koleos.
Dicha renovación se centraba básicamente en tres aspectos. Por un lado, la apariencia que iban a lucir los Renault de los siguientes años -vigente hasta el día de hoy, pero que empezará a cambiar en 2022… precisamente con un nuevo Mégane en ‘formato’ eléctrico-.
Por otro, la plataforma, el Mégane IV fue de los primeros de la marca en recibir la plataforma CMF -que debutó en 2013 y que antes recibió el Kadjar-, pensada para ofrecer interesantes soluciones técnicas -la dirección a las cuatro ruedas, los distintos perfiles de conducción…- o tecnológicas -como la hibridación-.
Finalmente está la tecnología, representada tanto en ayudas a la conducción -control de velocidad inteligente, alerta por salida de carril…- como en la parte multimedia, y que sirvieron al compacto francés para situarse, en aquel momento, al frente del pelotón de los compactos generalistas.
No es una categoría fácil; el Mégane -y sus antecesores, como el R11 o el R19- saben que esta categoría, hasta la irrupción de los SUV, era la más importante del mercado… e, incluso hoy, hay mucha variedad donde elegir: desde un Fiat Tipo a un Ford Focus pasando por un Toyota Corolla. Y no dejan de llegar novedades muy interesantes, como el Peugeot 308 o el inminente Honda Civic, sin olvidar los recientes Seat León y VW Golf.
Frente a todos ellos, siempre se ha dicho que el Mégane representaba un buen equilibrio general, con ese tópico de “no es el mejor en nada, pero destaca en todo”. Lo cierto es que el galo sí que es el referente en un par de aspectos que es por los que vamos a empezar. En primer lugar, tenemos el tema del precio o, mejor dicho, de la relación entre lo que pagas y lo que te llevas. Lo que tenemos aquí es una de las versiones superiores de la gama, porque combina un acabado deportivo, un potente motor gasolina de 160 CV y un cambio automático.
Esa combinación, hace unos 20 años, significaría ‘lo más’ de un compacto, pero hoy representa una opción bastante razonables para coches que, como el Mégane, ya tienen un cierto tamaño -prácticamente 4,36 m de largo- y un buen peso -y eso que con sus 1.378 kg con conductor a bordo no es de los más pesados de la categoría-. Por eso quizá su precio se antoja razonable; en el listado oficial, la marca lo vende por 32.004 euros, pero en el configurador web descubres que con las actuales promociones, su coste final es de unos interesantes 24.274 euros.
Eso quiere decir que, salvo alguna alternativa coreana -tipo Kia Ceed o Hyundai i30– no encontrarás modelos de ese tipo con esa buena relación precio/producto.
Y luego, el otro aspecto en el que este Mégane brilla es en lo relacionado con el apartado mecánico. Estamos, sin duda, ante el mejor motor gasolina de este nivel de cilindrada y potencia; con un modesto cubicaje de 1.3 litros, los 160 CV que ofrece este Renault consiguen que el coche sea rápido, tanto por lo que demuestan los datos oficiales -sobre todo por aceleración, más que por una velocidad punta quizá penalizada por la aerodinámica- como por las sensaciones.
Y es que lo más interesante de la mecánica es… que parece ser un motor más grande. Está claro que la sobrealimentación ayuda, pero sigue sorprendiendo que un propulsor relativamente pequeño se muestre tan ‘lleno’ y contundente. De todas formas, sumergiéndonos ya en el aspecto tecnológico, hay una cosa que ayuda a tener esa ‘sensación’. Se llama ‘Multi-sense’ y tal y como recoge Renault, es un dispositivo que permite “personalizar tu viaje según tu ánimo y tus deseos: sonoridad y respuesta del motor, dirección, ambiente luminoso, configuración del cuadro de instrumentos del conductor…”.

Es decir, el clásico selector de modos de conducción y que en el caso del Mégane se selecciona desde la pantalla del sistema multimedia y cuenta con cuatro opciones: ‘eco’ -pensada para favorecer el ahorro y la conducción tranquila-, ‘confort’ -que respresenta el equilibrio entre prestaciones y comocidad-, ‘My Sense’ -que permite configuar los ajustes de manera individual- y, sobre todo, el modo ‘Sport’. Este último es, precisamente, el que ‘amplifica’ todas las virtudes del propulsor, por varios motivos.
El primero, que hace que la respuesta al acelerador sea más inmediata y se consigue el efecto de que el coche parezca mucho más rápido. Aunque posiblemente lo más interesante sea el emulador de sonido deportivo, que utiliza los altavoces del equipo de audio para emitir un sonido acompasado con las revoluciones del propulsor… y que lo cierto es que ‘da el pego’, porque el Mégane, con este modo activado suena a coche ‘gordo’. Otro motivo que pone de relieve el modo Sport tiene que ver con la rapidez y modo de funcionamiento del cambio automático.
Y es que con esta función activada, la transmisión también ‘aguanta’ más el cambio de marcha antes de subir a la siguiente velocidad, de tal manera que se aprovecha al máximo todo el régimen de funcionamiento del motor y, por lo tanto, se aprecia más toda su potencia. En conjunto, los 8,5 segundos que anuncia Renault para el 0 a 100 km/h parecen sencillos de mejorar.
Los cambios: pantallas mejoradas
Renault ha sido de las últimas marcas en apostar por las instrumentaciones completamente digitales. Empezó a utilizarlas por primera vez en las nuevas generaciones de los Clio y Captur, y ahora se extienden también al Mégane. Basta ese cambio para que el salpicadero se rejuvenezca notablemente.
La pantalla en sí tiene un tamaño de 10,2″, es bastante personalizable y lo bueno es que ‘imita’ muy bien la estética de los clásicos y los más actuales cuadros de mandos de Renault. Entre los aspectos interesantes se encuentran el de que puede mostrar la información del navegador -si bien no un mapa completo como sucede en los modelos del grupo Volkswagen-; además, según el modo de conducción escogido puede mostrar que sea más o menos relevante y variar su apariencia hasta en cuatro modos: Eco, Confort, Regular y Sport.
Por ejemplo, en el modo Sport se puede ver datos como los medidores de potencia y par, destacando en la parte central un gran cuentarrevoluciones con la velocidad en formato digital y predominio de los tonos rojos, mientras que en el modo Eco encuentras datos relacionados con la eficiencia y el consumo, con una decoración en color verde. El modo Regular es el más ‘clásico’, con dos relojes de ambos tamaños y con un hueco entre ambos para mostrar todo tipo de datos -por ejemplo, de las ayudas a la conducción-.
basta mejorar dos de las pantallas del coche para que el interior del mégane esté preparado para afrontar los años de vida que tenga por delante
En conjunto, este cuadro virtual ofrece un excelente resultado, porque tiene muy buena visibilidad, un diseño agradable y dentro de lo que cabe, permite cierto nivel de personalización.
Sin embargo, el dispositivo que sigue siendo la gran estrella del Mégane, es el sistema multimedia Easy Link de 9,3″ y formato vertical. Eso equivale a un tamaño de 23,6 cm, medida que da para mucho… sobre todo teniendo en cuenta que los gráficos son buenos, que la cubierta de cristal tiene un aspecto sofisticado y que el manejo en general es bueno. Podríamos decir que entre los modelos de este nivel de precio, resulta uno de los sistemas multimedia más completos.
La palabra completo no es gratuita: hay tantas funciones y cosas que se pueden hacer que merece la pena dedicarle tiempo a ver hasta dónde llegan cada uno de los menús. Por suerte, las indicaciones en general son bastante claras y también puedes encontrar tutoriales con el fin de sacarle el máximo partido.
Y es que este sistema es un lugar desde el que usar tus dedos -o mediante órdenes vocales, pero de momento no con órdenes naturales al estilo de los ‘Hey Mercedes‘ o ‘Hola BMW’- para acceder al sistema de navegación, la radio y otras fuentes de audio, la telefonía -manos libres, por supuesto-, la información del coche -con funciones interesantes como el completo asistente de conducción ecológica-, los ajustes del vehículo… ¿Una buena noticia? Con buen criterio, Renault ha dejado fuera los mandos de la climatización, situados justo por debajo de la pantalla y que también se han actualizado en el Mégane 2020.
Volviendo al sistema, la pantalla en sí prescinde de cualquier mando físico, si bien en a parte inferior hay cuatro superficies táctiles para su encendido y apagado, el control del volumen, volver al menú principal o acceder a todas las funciones.
El menú principal, por ejemplo, se compone de tres pantallas deslizantes hacia los lados que se pueden configurar con los elementos que más se manejen y se quiera que estén a la vista, como el mapa del navegador, los contactos telefónicos o los ajustes de las ayudas a la conducción.
¿Alguna cosas curiosas que nos han llamado la atención? En esta versión, que llevaba el equipo de sonido opcional Bose por 727 euros, no falta un vistoso selector de ‘modos de sonido’, es decir, un ecualizador con una serie de ajustes predefinidos según lo que se quiera escuchar, y que tiene funciones llamadas ‘solo’, ‘surround’, ‘studio’, ‘inmersion’, ‘lounge’…
Del equipo de sonido también nos ha gustado su calidad y potencia, aunque quizá el precio es más elevado que el de alternativas de sus competidores -como el Beats Audio de Seat, que no suele sobrepasar los 500 euros-.
También destaca una nueva función relacionada con los ajustes del vehículo, que tiene que ver con la posibilidad de elegir una iluminación ambiental hasta en ocho colores distintos, si bien los leds que crean ese ambiente interior se centran en la parte delantera del vehículo y ninguno llega, por ejemplo, a la parte posterior -por ejemplo, a las puertas-.
Como era de esperar, aprovechando la renovación también nos encontramos con un paso adelante en la conectividad. Ahora los Mégane ya incluyen su propio módem interno con capacidad 4G y una tarjeta SIM sin coste los primeros tres años del vehículo. Que cualquier modelo actual disponga de conexión a Internet permite incrementar de manera notable sus posibilidades.
Al igual que empieza a suceder en otros rivales con esta conectividad, y ya que el coche puede compartir numerosos datos, se le ofrece la posibilidad al usuario de dejar de compartirlos -lo que normalmente implica que dejarán de estar disponibles diferetes funciones del coche; por ejemplo, las relacionadas con la ubicación del vehículo, con la información del tráfico…-. Y es que, tal y como destaca un mensaje en la pantalla, los datos “son utilizados por los proveedores de servicios y aplicaciones para poder ofrecer el servicio correspondiente”.
Lo bueno es que, de hecho, en cuanto conectas el motor, ya hay un mensaje de inicio que te advierte de si deseas compartir datos.
Fácil de conducir: así lo llama Renault
En realidad, la expresión ‘Easy Drive’ es el nombre con el que la marca francesa engloba las ayudas a la conducción de nueva generación que puedes encontrar en sus modelos, entre ellos el actualizado Mégane. No hay ningún sistema nuevo o revolucionario, pero sí funciones mejoradas que, como suele ocurrir, ofrecen todas sus posibilidades en las variantes con cambio automático, como la que hemos tenido ocasión de probar.
Y aunque como solemos recordar, este tipo de ayudas son sólo eso, ‘ayudas’ y es el conductor el que tienen que mantenerse atento al 100% a lo que suceda cuando está al volante, Renault habla de ‘conducción semiautónoma’ para situaciones de congestión de tráfico y para autopista, lo que tiene que ve con una función de conducción autónoma de nivel 2.
Conseguirlo, como también ya hemos visto en varias ocasiones, es mérito de dos dispositivos. Por un lado, el control de velocidad adaptativo o inteligente, que con la ayuda de un radar puede medir la distancia con el coche que le precede -como curiosidad, esa información también la puede ver el conductor en la instrumentación… pero no en forma de metros, sino de segundos-. Con esa referencia, el Mégane es capaz de frenar o acelerar por sí solo con el fin de conservar una distancia que previamente hayas prefijado.

Y luego está el asistente de centrado en el carril, un paso más en lo que es el control de mantenimiento de carril, y que se percibe en que es un dispositivo al que notas que realiza de forma continua ciertos movimientos en la dirección. Esto se debe a que no actúa sólo cuando percibe que te vas a salir de las lineas que delimitan un carril -para lo cual se basa en la información que le proporciona una cámara en el parabrisas-, sino que procura que el Renault siempre viaje centrado.
También hemos contado en otras ocasiones que, aunque no están pensados para eso, si decidieses soltar unos segundos el volante, notarías que el coche tiene bastante ‘fuerza’ en sus movimientos de dirección para guiar al vehículo incluso en curvas de amplio radio de autopistas. De hecho, es en ese escenario o en tráfico muy denso donde realmente estas ayudas se agradecen y dan el mejor resultado. Por ejemplo, en esta última situación, el Mégane es capaz de llegar a detenerse en caso de encontrar una retención o atasco, y si los vehículos de delante reanudan la marca, el Renault también lo hará -siempre que la parada no sea más larga de tres segundos; en ese caso, hay que dar un pequeño toque el acelerador para que se reactiven las asistencias-.
¿Y cómo funcionan las de este Mégane? Pues lo bastante bien como para que el vehículo acelere o frene -incluso cuando tiene que hacerlo con decisión- de manera constante y suave, siempre midiendo bien las distancias y sin crear ninguna sensación de inseguridad. Por puesto, si lo deseas, puedes desconectar todos estos dispositivos y conducir únicamente confiando en tus manos y pies.
Por lo demás, del resto de asistentes no hay mucho que decir, salvo un par de puntualizaciones. Por ejemplo, el dispositivo de control de ángulo muerto utiliza una luz en los espejos retrovisores que puede pasar un poco desapercibida, porque es un punto luminoso; marcas como Audi emplean una luz más llamativa… y parpadeante para avisar de algún posible peligro al cambiar de carril.
Luego está el asistente de ayuda al aparcamiento; esta versión viene con el sistema de advertencias visuales y sonoras, que por supuesto cumple su función. Incluso puede ofrecer el asistente semi-automático de aparcamiento; sin embargo, sólo cuenta con una cámara, la situada en la parte trasera, y no ofrece un dispositivo de tipo 360 grados, que empiezan a ser cada vez más habituales.
¿Y qué sucede con la app MyRenault? Puede proporcionarte información interesante, como el kilometraje del vehículo o la autonomía restante con el carburante que tenga el coche en ese momento en el depósito. También dispone de geolocalización del coche en tiempo real -siempre que se encuentre estacionado- y sirve para llevar un control del libro de mantenimiento del coche, avisándote de cuando debes hacer las próximas revisiones o tareas de puesta a punto -sustituir filtro del habitáculo, sustituir filtro de aceite, líquido de frenos- y ofreciéndote la posibilidad de reservar cita con el taller.

Otras cosas que puede hacer es la de mostrarte estaciones de servicio próximas o concesionarios de la marca. Además muestra mucha información del coche, como buena parte de su ficha técnica, su equipamiento -el de serie y el que lleva en opción-… y hasta tiene un apartado de consejos de conducción ecológica, si bien no analiza tu estilo desde la app -sí lo hace el sistema multimedia, que además, tiene un eco-trainer muy completo-.
Otras cosas que puedes ver son, por ejemplo, los ‘contratos’ que tiene firmados el coche; por ejemplo, las diferentes garantías que incluye, tanto la mecánica -dos años y te dice cuándo concluye- como la de anticorrosión -12 años-, pero también los distintos servicios conectados, como pueden ser la llamada de emergencia – en teoría es de por vida, pero en la app ponen un plazo de 30 años, de tal manera que dejaría de estar activa en 2050-, las actualizaciones de software -durante res años- o la navegación conectada -también tres años-.
¿Cosas a mejorar? Renault dice que la irá mejorando con el paso del tiempo, pero en combinación con este Mégane no muestra aún datos como podría ser la presión de los neumáticos, estado de puertas y ventanas, calidad del aceite…
Tampoco permite acciones remotas, como activar el claxon, encender las luces o abrir y cerrar los seguros de las puerta -cosas que sí son posibles en apps como las de Ford o varios modelos del grupo VW-

DISPOSITIVO | CUÁNTO CUESTA | QUÉ TAL FUNCIONA | ¿DEBES PAGAR POR ÉL? | |
![]() | Confort Pack* | 1.650€ | Bien | TÚ DECIDES |
![]() | Techo panorámico | 1.350€ | Bien | NO |
![]() | Convenience Pack** | 2.850€ | Bien | TÚ DECIDES |
![]() | Driver assistance | 1.650€ | Muy bien | TÚ DECIDES |
![]() | Cable de carga | 373€ | Bien | SÍ |