Cuando la segunda generación del Renault Laguna llegó a los mercados justo a comienzos del nuevo siglo, se habló de que era uno de los modelos de la marca francesa con mayor carga de tecnología. Pero, sobre todo, dio que hablar por un interesante dispositivo que podía incluir en sus versiones más completas: la ‘tarjeta’ manos libres.
En vez del tradicional mando a distancia o la también clásica llave, el Laguna contaba con una especie de tarjeta de crédito, aunque de mayor grosor, que podía usarse como cualquier llave tradicional… pero que, como principal reclamo, también permitía desbloquear los seguros de las puertas con tan sólo acercarse al vehículo. ¿Cómo?
Llave y vehículo a la que está asociado podían ‘charlar’ entre ellos cuando se encontraban lo suficientemente cerca -prácticamente con el usuario pegado a la puerta-, de tal forma que el coche reconocía a esa persona como legítima dueña del coche. En ese momento, bastana con acercar la mano a alguna de las manecillas de las puertas delanteras para que el Laguna desbloquease sus seguros.
No terminana ahí la cosa; además, una vez dentro del vehículo, bastana con insertar la tarjeta en una ranura y presionar el botón con la leyenda start/stop durante apenas un segundo para que el coche ‘se iniciase’ y pusiera en marcha el motor. Todo fácil y todo sencillo. La idea fue tan buena que se extendió rápidamente no sólo por toda la gama Renault, también por todos los modelos del mercado. Aunque la marca francesa siempre contó con la ventaja del propio diseño de la llave-tarjeta, muy cómoda de llevar en cualquier bolsillo y que también ha ido evolucionando en cuanto a diseño, con unas carcasas cada vez más atractivas.
Pero, ¿cómo surge la idea? Pues en realidad se puede hablar de una incorporación de última hora al proyecto del Laguna II; cuenta la propia marca que Bernard Dumondel, Jefe de Producto encargado de este modelo se encontraba alojado en un hotel de Luxemburgo. Allí, cuando utilzó para acceder a la habitación algo tan común como la tarjeta magnética, se preguntó el por qué no reemplazar la clásica llave por una tarjeta sin contacto.
La ‘ocurrencia’ podría haber caído en el olvido, pero tuvo la suerte de que cuando planteó la idea -ya en forma de prototipo- al entonces presidente y director general de Renault, Louis Schweitzer, a éste le encantó la propuesta, de tal forma que se patentó y se llegó a tiempo para su inclusión en el que debía ser el primer Renault ‘del siglo XXI’.
Tras el Laguna, lo empezaron a incluir los Espace, Vel Satis y también los modelos más populares del constructor, como los Clio, Mégane o Scénic. Y el próximo modelo que la llevará será el Mégane E-Tech eléctrico.
Lo que no esperaba Renault… ni nadie
Pero los comienzos nunca son fáciles, sobre todo cuando hablamos de una tecnología novedosa y con poco recorrido. Y aunque para ponerla a punto habían hecho multitud de pruebas y había consultado a más de 6.000 usuarios acerca de sus hábitos, resulta que a veces la primera versión de esta tarjeta manos libres -por cierto, encargada a Valeo- podía ver alterada su señal, incluso, por elementos del entorno, como… unas simples luces de neón de un aparcamiento. Un problema que se solucionó rápidamente y que no ha sido la única mejora que ha tenido que aplicar el sistema.
Por ejemplo, debido a que su diseño era tan fino y que resultaba fácil dejarla ‘olvidada’ en cualquier bolsillo, era fácil que terminase en la lavadora dentro de algún pantalón o camisa; por lo tanto, hubo que hacer que ese mando fuera especialmente ‘estanco’. Y como sucede con los móviles, llevarla a veces metida en un bolsillo puede poner a prueba su rigidez cuando te sientas, de tal forma que hubo que reforzar su estructura.
Otro problema que hubo que mejorar fue el de que el sistema de desbloqueo automático pudiese desactivarse en según que circunstancias; por ejemplo, hubo usuarios que reportaban que cuando lavaban el coche, y se acercaban o aleajaban a la puerta del conductor, el coche abría o cerraba los seguros sin parar.
En cuanto a las propias prestaciones en sí, esa tarjeta se ha ido volviendo cada vez más ‘inteligente’; por ejemplo, ahora para cada coche que la lleva pueden configurarse hasta cuatro tarjetas para otros tantos usuarios de manera que el vehículo sepa reconocer a cada uno de ellos y pueda adaptar aspectos del vehículo a lo que necesite cada uno de ellos. Por ejemplo, ajustes de la radio, del climatizador, de los asientos si tienen regulación eléctrica… Por otro lado, esa misma tarjeta terminó convirtiéndose en un ‘pasaporte’ electrónico del vehículo, en el sentido de que podía memorizar su número de serie, matrícula, datos del usuario, kilometraje, presión de los neumáticos…
Renault dice que el próximo modelo en incluirla, el Mégane eléctrico, contará con unas antenas más eficaces a la hora de detectar mejor la presencia y cercanía de un usuario con la tarjeta. Al hacerlo, comenzará una secuencia de bienvenida que incluirá, por ejemplo, el despliegue de las manecillas de las puertas -ocultos en la propia carrocería- y que se desbloquee la tapa de carga. Como curiosidad, Renault no tiene previsto que los teléfonos móviles reemplacen en su gama a este sistema, sino que lo complementen.
Ahora bien, no sólo esta tecnología de Renault sino la de todos los fabricantes deberá también evolucionar y adaptarse ante el que ya es su mayor enemigo: los casos de crackeos que recurren a este tecnología como vector de ataque a través del cual llegar al vehículo y poder sustraerlo o robar lo que hay en su interior. Desde HackerCar, nosotros hemos hablado en muchas ocasiones de las vulnerabilidades del sistema, de lo que puede suponer y de las soluciones, como mostramos en este vídeo.