Ya sea por motivos laborales o personales, el teléfono móvil es una herramienta indispensable en nuestra vida cotidiana. Así lo revelan las estadísticas, que señalan que el 66% de la población mundial posee este gadget. Este uso recurrente también eleva su riesgo de robo o extravío, lo que conduce a la incómoda pregunta: ¿qué hacer si me pasa?
La duda se torna especialmente relevante en un mundo cada vez más conectado, pues estos equipos suelen poseer fotografías e información personales, e incluso aplicaciones que los conectan con otros equipos como autos conectados. Al respecto, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y la Oficina de Seguridad del Internauta ofrecen una serie de consejos a seguir:
La primera es intentar localizar el dispositivo. Esto para saber si está perdido –ya sea en tu casa, trabajo u otro sitio recurrente– o te lo han robado. Para ello debes emplear los servicios de búsqueda instalados en los propios equipos: “Encuentra mi dispositivo” en Android y “Busca mi iPhone” en iOS de Apple. Si crees que el teléfono puede estar cerca, puedes activar la opción “Hacer sonar/Emitir sonido”, que hará sonar el dispositivo a todo volumen durante 5 minutos para facilitar su localización, incluso si lo dejaste en silencio o vibración.
¿Qué hacer si no lo encuentras?
Lo primero que debes hacer es bloquear tu dispositivo desde los mismos sistemas de búsqueda. Esto para proteger la información que contiene a través de una reactivación con contraseña y para indicar que te pertenece a quien pudiera encontrarlo. Para ello, es posible añadir un mensaje y número de contacto en la pantalla de bloqueo. Ten cuidado con el mensaje que publicas, ya que podría ser aprovechado para un fraude.
Si tienes la certeza que el dispositivo ha sido robado o no será devuelto, lo mejor es borrar los datos de forma remota. Esto también es posible desde los servicios de búsqueda del dispositivo. Sin embargo, esto sólo borra la información del equipo, pero no la de las tarjetas adicionales SD.
También es importante notificar a tu operadora de telefonía móvil para que bloquee la tarjeta SIM, lo que evita que ésta pueda usarse, tanto en el consumo de llamadas y datos, como en potenciales fraudes o actividades ilícitas. Vale la pena destacar que, una vez que la tarjeta es desactivada, los servicios de localización del dispositivo podrían dejar de funcionar.
Finalmente, si crees que ha sido un robo, es importante denunciar a la Policía o la Guardia Civil. Para ello deberás proporcionar el identificador único del teléfono (IMEI), que podrás encontrar en una pegatina con un código de barras en el lateral de la caja de embalaje del teléfono. En este sentido, las autoridades recomiendan ser previsor y apuntar el IMEI nada más comprar el dispositivo.
Tu operadora también puede ayudarte a bloquear el equipo para evitar que se use con otra tarjeta SIM. Para ello deberás facilitarles el identificador único del teléfono (IMEI) y la denuncia de la Policía.
¿No encuentras tu teléfono? No descuides tus datos, que ahora sabes cómo actuar ante esta clase de incidencias.