Que tenga el suficiente tamaño -y no sólo por presumir-
No es sólo una cuestión de estética: cuanto más grande sea la pantalla del sistema multimedia, más fácil será que disponga de menús ordenados, de teclados virtuales -para cuando toque escribir- de buen tamaño, de mapas de navegación más detallados y podrá dar cabida a varias indicaciones y funciones de manera simultánea.

De acuerdo, no es necesario que sea un monitor de 17” como el que llevan los Tesla, pero lo mínimo deberían ser siete pulgadas. Y que se encuentre lo más centrada posible en el salpicadero, para que también pueda acceder a ella fácilmente el pasajero, por si tiene que echarte un cable ‘trasteando’ en la pantalla mientras tú conduces; que dicha pantalla vaya dispuesta en posición horizontal -DS, Opel, Kia, Toyota, Ford…- o vertical -Tesla, Renault, Volvo, McLaren…- ya va en gustos.
Que sepa que tus dedos son los que mandan
Manejar un sistema multimedia a través de su pantalla debería ser tan fácil o natural como cuando pones a trabajar a tus pulgares sobre la pantalla del móvil. No basta sólo con que puedas apretar botones y que el dispositivo responda con rapidez apenas lo roces: también deberías poder hacer gestos como el de pellizco cuando quieras ampliar o alejar la imagen del sistema de navegación.

¿Lo perfecto? Que la pantalla disponga de tecnología háptica, es decir, que de alguna manera reaccione cuando la toques, con pequeños ‘impulsos’ o vibraciones, de manera que sepas que tu pulsación en la pantalla ha sido recibida -por ejemplo, el que lleva el Porsche Cayenne-.
¿Un extra adicional -aunque no del todo necesario- que se va a empezar a poner de moda? Que la pantalla también sea capaz de reaccionar a los gestos de tu mano -sin llegar a tocarla-, por ejemplo, para subir el volumen -describiendo círculos en el aire con tu dedo delante de la pantalla del sistema; ya lo ofrecen desde Audi hasta Volkswagen, BMW, Skoda…-.
Que aguante bien el paso del tiempo
Igual que periódicamente se pone al día, y de manera automática, el software que controla tu móvil, tablet u ordenador, también deberías poder descargarte actualizaciones cada cierto tiempo para el sistema de infoentretenimiento del vehículo. Y sin necesidad de ir al taller: desde tu propia casa, bien conectando el coche a una red WiFi -Hyundai, Tesla, Porsche, BMW, Volkswagen-, bien descargando el software actualizado en un pen drive y conectándolo a una toma USB del vehículo -como en los Peugeot, Citroën, Fiat…-.

Con esas actualizaciones te garantizas que el dispositivo va a seguir funcionando bien con el paso de los años, que va a estar al día de posibles mejoras en cuanto a medidas de seguridad y que elementos como el sistema de navegación dispondrán de la cartografía adecuada, sin tener que andar comprando todos los años una nueva tarjeta con los mapas del nuevo año.
Que sepa hacer casi de todo
Uno de los motivos por lo que se están popularizando estas pantallas es porque son la manera más sencilla en la que un vehículo de nueva generación, repleto de tecnologías y sistemas, pueda relacionarse con su propietario. Es lo que, en el mundo de las siglas se conoce como HMI o Human Machine Interface, es decir, la manera en la que hombre y máquina se entienden.
De esta forma, y ya que está ahí, a través de esa pantalla deberías, como mínimo, poder controlar el equipo de sonido -radio y otras fuentes-, el sistema de navegación, la telefonía, las aplicaciones móviles y los principales ajustes del vehículo.

En la actualidad, y para que el manejo siga resultando sencillo, hay fabricantes como Audi o Infiniti que han preferido dividir el número de funciones en una doble pantalla. Sigue habiendo una pantalla principal, pero surge una segunda que permite acceder a elementos como el climatizador o funciones secundarias.
Que te escuche… pero que te entienda
Con el incremento del número de funciones de los sistemas multimedia se hace casi imprescindible algún tipo de complemento que permita manejarlos sin que te roben mucha atención mientras conduces. Y eso pasa por el empleo de un control de funciones mediante órdenes de voz. Es decir, que el coche te escuche cuando le das una orden y obre en consecuencia.
Por lo tanto, resulta básico que el dispositivo incluya reconocimiento de órdenes vocales, es decir, que baste con que pulses un botón el volante para que el coche te escuche y puedas darle indicaciones, eso sí, bastante preestablecidas: “navegación” “calle mayor de Madrid”, “radio”, “emisora 10”, “climatización”, “temperatura 24 grados”… Esta tecnología está bastante extendida en todas las marcas.

Si quieres rizar el rizo, opta por alguno de los asistentes virtuales, como el de Mercedes o BMW; estos sistemas son menos ‘rígidos’ a la hora de entenderte y no tienes que decir unas frases predeterminadas para que te hagan caso. Así, para manejar el climatizador no tienes que decir “temperatura a 24 grados”, sino que basta con que digas “tengo calor” para que el vehículo haga los ajustes necesarios.
Que sea compatible con todo lo que la gente utiliza
Es decir, que el sistema multimedia cuente con Android Auto o Apple Car Play. Eso signfica que, en más del 95% de los casos, podrás asociar tu teléfono con el coche, de tal manera que desde la pantalla del vehículo podrás acceder a muchos contenidos del móvil que te pueden resultar útiles durante la conducción: por ejemplo, el navegador, servicios de mensajería tipo WhatsApp, música de plataformas como Spotify…

Eso por no olvidar cuando vincules tu smartphone podrás manejar muchas de sus funciones interactuando con sus asistente virtuales, ya sea Siri -en los teléfonos Apple- o Google Assistant -en los Android-.
Que no sea enemigo de los botones
De acuerdo: puede que, en un futuro más o menos próximo, las pantallas lo invadan todo. Pero, de momento, nunca viene mal que un dispositivo multimedia conserve unos botones básicos, los más demandados para acceder sin pensar y en un instante a funciones que pueden ser ‘molestas’ si no se controlan con rapidez.

Por ejemplo, una ruedecita para subir o bajar el volumen del equipo de sonido, otro botón para activar o desactivar la climatización y cuatro botones físicos para llegar al instante a funciones clave -navegador, teléfono, radio, ajustes-. Marcas como Mazda lo tienen bastante bien resuelto.
Que te puedas ir de compras con él
Es interesante que la marca, además de haber desarrollado un bonito sistema multimedia, también haya pensado en ofrecer una tienda virtual desde la que se pueda conectar el dispositivo para descargarse apps útiles durante la conducción.

Ya las tienen marcas como Renault, Porsche, Volkswagen, Honda... y, de momento, sirven para que puedas contar con apps que te ayudan a consumir menos, a encontrar párkings cercanos, a repostar más baratos o, incluso, a que el sonido del motor lo percibas de manera diferente. Pero es sólo el principio: al igual que ya no concibes un teléfono móvil sin Play Store o App Store, en el futuro todas las marcas tendrán sus tiendas para que sus vehículos puedan incluir nuevas funciones de un día para otro.