El Departamento de Energía de Estados Unidos ha anunciado nuevas ayudas a la investigación de una fuente de energía insólita: los combustibles derivados de la luz del Sol. Este organismo ha concedido a dos instituciones investigadoras un total de 100 millones de dólares en fondos, a lo largo de cinco años.
No, no hablamos de que instales placas solares en el techo de tu vehículo. Lo que se persigue es convertir la luz en combustible, mediante un proceso de fotosíntesis artificial que imita al que realizan las plantas. ¿Todavía no te lo crees? Pues el Instituto de Tecnología de California y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley están en ello. Ambos lideran la “Alianza por la Luz Solar Líquida” (LiSA, por sus siglas en inglés). El objetivo de esta iniciativa es encontrar formas más sencillas de transformar los rayos del Sol en combustibles líquidos. Se trata de un proceso muy complejo todavía. Para conseguirlo, sus investigadores combinarán teoría computacional con observación directa en tiempo real, mediante diversas técnicas de imagen; principalmente, rayos x ultrarrápidos.
“Combinando las perspectivas de las ciencias químicas y de materiales, formaremos microentornos químicos que nos permitirán usar la misma estrategia que la naturaleza para transformar complejos productos químicos en combustibles líquidos«; así explica el profesor de Física Aplicada Harry Atwater, director de LiSA, los planes de su centro. La alianza LiSA recibirá 60 de los 100 millones de dólares del Gobierno estadounidense.
El otro proyecto a financiar
Por su parte, el Centro de Enfoques Híbridos en Energía Solar para Combustibles Líquidos (CHASE, por sus siglas en inglés), busca nuevos principios de diseño para crear combustible partiendo de los rayos solares. El CHASE trata de desarrollar fotoelectrodos híbridos que combinen dos elementos: por un lado, la absorción de luz de la que son capaces los semiconductores; por otro, catalizadores moleculares que posibiliten la conversión perseguida. En definitiva, buscan la forma de capturar la energía solar y almacenarla en los enlaces químicos de combustibles basados en el carbono. El proyecto CHASE está liderado por la Universidad de Carolina del Norte.
Juntos, LiSA y CHASE toman el relevo al Centro Conjunto para la Fotosíntesis Artificial (JCAP, en inglés). La andadura de este último comenzó en 2010, pero sus fondos procedentes del Departamento de Energía se terminan este año. Durante este tiempo, el JCAP ha conseguido que la eficiencia de la fotosíntesis artificial alcance el 19%. Ello ha sido posible mediante la transformación de energía solar en energía química. Este logro ha sido posible gracias al diseño de generadores estables de combustibles basados en la luz solar; y gracias al desarrollo de tecnologías que convierten el dióxido de carbono en sustancias químicas combustibles. Además, lo hacen sin generar ningún otro elemento o emisión que suponga un desperdicio.