Decididamente, somos unos inconformistas. Es una cualidad propia de nuestra naturaleza humana. Podemos pasarnos años buscando algo para -una vez lo encontramos- desentendernos de ello diez minutos después.
Es algo que se percibe fácilmente, por ejemplo, en el consumo. Cada vez nos cuesta menos dejar una reseña online del último restaurante al que hemos acudido. Una pizca inapropiada de sal se transforma, horas después, en una opinión iracunda que puede condicionar el futuro mismo del local.
Traduciendo esto al mundo de los coches, las marcas saben que cada vez les compensa más tener múltiples variantes de sus modelos superventas. Incluso en el caso de que varias de éstas compartan un mismo planteamiento o propósito. Cierto es que, puesto ‘negro sobre blanco’, este comportamiento no parece muy racional que digamos. Pero, sin él, no existirían carrozados que nos encantan como los ‘shooting brake’… o los ‘targa’.
Una ‘ventana’ conectada al infinito
Y, siendo sinceros… ¿Le compensa a Porsche ofrecer un ‘targa’ en el legendario 911? Pues lo cierto es que sí, especialmente en mercados como el estadounidense. Allí, desde que las estrellas de Hollywood se enamorasen del 356 Cabriolet, entienden que un Porsche debe carecer de techo.

En 1965, con el primer 911 en la calle, la firma de Stuttgart quiso ofrecer una alternativa al Convertible para aquellos que -al calor de las polémicas de entonces- quisieran ‘una salida al cielo’ con mayor protección. Encontró la forma de hacerlo con el Targa y su arco de seguridad en color plata. El cual, casi seis décadas después, sigue siendo su rasgo identificativo.
Sin embargo, el resto del coche ha mejorado ostensiblemente. Sobre todo, gracias a la tecnología, la cual está presente en todos sus elementos. Por ejemplo, el paquete ‘Sport Chrono’ -con sus modos de conducción más deportivos- aprovecha al máximo los 385 CV del seis cilindros bóxer -y su transmisión automática PDK– para lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos y una velocidad punta de 289 km/h.

Pero el encabinado del 911 Targa no sólo encierra sensaciones para el disfrute del alma. También permite que te sientas plenamente conectado durante tus sesiones de conducción, sean ‘espirituosas’ o no. Por ejemplo, a ambos lados del cuentavueltas central cuentas con dos pantallas cuya información puedes personalizar… en función, por ejemplo, de si necesitas tener las ‘constantes vitales’ del 911 bajo control o si quieres saber por dónde tienes que ir.
También dispones -en el centro del salpicadero- del sistema multimedia Porsche Communication Management. Su pantalla panorámica de 10,9 pulgadas te da acceso -entre otras funciones- a la navegación conectada en la nube y a la posibilidad de utilizar tu smartphone por medio de Android Auto o Apple CarPlay.