En la historia del automóvil europeo, es fácil reconocer de dónde procede un coche… cuando conoces aquello por lo cual destaca. Si es por su tecnología, será alemán. Si es por su refinamiento, será inglés. Y si descolla por el celestial sonido de su motor… no hay duda: es un coche italiano.
Para las marcas transalpinas -especialmente, las que encarnan la deportividad-, el motor es el epicentro de un automóvil. Así, tomándolo como punto de partida, es su espíritu -y arquitectura- la que ‘da forma’ al resto del modelo. Una interpretación que, sin duda, refuerza su condición de ‘corazón’ del coche.
Maserati se encuentra en un profundo proceso de renovación. Lejos de querer encabezar la transición del segmento deportivo hacia la electrificación, los del tridente prefieren caminar hacia ella con paso firme. Haciendo las cosas bien. Ya hemos visto algunos de sus últimos trabajos ‘entre bambalinas’, con el futuro MC20 como protagonista ‘de incógnito’.
Pronto -entre el 9 y 10 de septiembre, según la marca- podremos verlo sin ‘disfraces’ y conocer todas sus claves. Pero, fieles a su tradición patria, han querido empezar por desvelar lo básico: su motor. De momento, apunta este nombre: Nettuno.
Nuevo corazón… para una nueva ‘bestia’
Así se denominará el propulsor que equipará este nuevo supercoche. Se trata de un bloque con seis cilindros en ‘V’ y tres litros de cubicaje. Ambas bancadas se enfrentan en un ángulo de 90º, lo cual anticipa el gran protagonismo que el Nettuno disfrutará en el vano posterior del MC20.

Tras pasar por los dos turbocompresores, el aire se mezcla con el combustible y se concentra en una precámara antes de llegar al propio cilindro. Esta tecnología -inspirada en la que se emplea en F1– permite que la mezcla entre ya ‘prendida’ en la cámara principal, y -a consecuencia de ello- a mucha más presión. Así, se libera mucha más energía en la fase de explosión, lo cual aumenta significativamente la potencia. Con este ‘truco’ -y una relación de compresión 11:1-, el Nettuno es capaz de brindar hasta 630 CV.
Como refuerzo -pues este sistema sólo entra en acción a plena carga-, cada cilindro dispone de una segunda bujía en posición lateral, que actúa para conseguir una combustión constante en todo momento.
Aún se desconoce si este propulsor deberá ‘emparejarse’ con alguna clase de esquema híbrido, dada la alta exigencia de las normativas ‘eco’ actuales. Sin embargo, lo que sí sabemos sobre su sistema de inyección -extrañamente preparado, según Maserati, para «disminuir las emisiones y mejorar el consumo»- nos deja pistas que apuntan en esa dirección.