Lo hemos contado ya muchas veces, pero aún queda sitio para una más: la cuestión de la autonomía está haciendo sudar tinta a los ingenieros de la industria automotriz. Y, por el momento, los avances conseguidos son, quizá, poco gratificantes en comparación con el esfuerzo ejercido para conquistarlos.
El camino tradicional de obtener hasta el último kW de las baterías parece encontrarse estancado. Muchos afirman que despegará cuando la tecnología de estado sólido pueda ser producida en masa. Sin embargo, para muchos otros técnicos el tiempo de espera se torna excesivo.
Y, por ello, en lugar de intentar dar vueltas en torno a la solución… le dan la vuelta al problema. Esto -que se conoce como ‘pensamiento lateral’– es lo que practican en Renault desde hace algún tiempo. La firma gala -en palabras de algunos de sus representantes- prefiere que sus eléctricos -como el Zoe, y los futuros híbridos E-Tech– tengan una recarga más rápida, en lugar de la autonomía legendaria que encarna la ‘vía Tesla‘.
Mirado de cierto modo, la idea puede ser más beneficiosa de lo que pudiera parecer. No en vano, aun con los actuales cargadores rápidos no es complicado perder cerca de cuarenta minutos estacionados, cosa que retrasaría los planes de cualquiera.
Frente a esta problemática, la marca francesa planteó -hace poco- una serie de posibles nuevas formas de recuperar energía. Y ahora, han materializado una de ellas en un nuevo ‘concept-car’ rompedor, denominado Morphoz.
Una nueva -y solidaria- movilidad
Si de algo carecen los prototipos del rombo es, precisamente, de desperdicio. Puedes apostar desde ya a que -como ocurrió con sus antecesores- algún aspecto de este vehículo terminará formando parte de los futuros Renault de producción.

Dejando a un lado su estética ‘crossover’ -muy al estilo del Range Rover Velar-, lo más interesante es la novedosa idea de movilidad que trae consigo. La marca francesa quiere que sus próximos modelos sean eléctricos, cosa que ya está consiguiendo en buena medida. Pero no acaba ahí: también quiere que puedan compartirse con familiares, amigos y vecinos. Y, por último, quiere que formen parte del ecosistema de las ciudades inteligentes.
El segundo punto lo logra gracias a una practicidad suficiente -ya que puede ‘transformarse’ aumentando su distancia entre ejes– para colmar las necesidades de una familia media… y, también, al eliminar la llave física. El smartphone de cada miembro actúa como ‘llave digital’, permitiendo el acceso y la puesta en marcha.

Pero lo que podría revolucionar nuestra manera de entender el coche eléctrico es, sin duda, el tercer punto. Y es que el Morphoz está diseñado para recargarse por inducción, al estacionarse sobre unas plataformas especiales insertas en el suelo. Además, en caso de un aparcamiento prolongado el propio vehículo utilizará estas -y otras- infraestructuras para suministrar energía al hogar o a la comunidad cercana.