Qué debes saber del Mitsubishi Space Star
Que es un modelo consolidado: Presentado en torno a 2012, el Space Star es un modelo de difusión global. Pensado originalmente para los mercados del sudeste asiático, en la actualidad se comercializa también en Europa -en España desde, aproximadamente, 2014- y en Norteamérica. Curiosamente, fuera del Viejo Continente se le conoce como ‘Mirage’. La unidad probada corresponde a su última puesta al día, lanzada en este mismo 2020.
Que es -muy- pequeño y ligero: Sus dimensiones -3,84 m de longitud por 1,66 de anchura- le emplazan directamente en el segmento A, rivalizando -por ejemplo- con el Dacia Sandero o el Hyundai i10. Pesa -en vacío- tan sólo 875 kg, lo cual le convierte en una de las mejores opciones si lo que buscas es agilidad en el tráfico urbano.
Que es razonablemente tecnológico: El acabado Kaiteki de la unidad probada es el más completo de los dos disponibles. No hay lugar a extras -salvo la pintura metalizada, 600€ en el caso del ‘Blanco Diamond’ de las fotos-, se trata de un ‘paquete cerrado’ que incluye elementos como el control de crucero, acceso y arranque ‘manos libres’, luces y limpiaparabrisas automáticos y un sistema multimedia. Con la promoción vigente -al cierre de esta prueba-, puedes llevarte uno idéntico por 10.700€.
“Mitsubishi lanzó el primer Space Star con el propósito de llevar varias tecnologías prácticas e interesantes al segmento A. No obstante, la evolución de sus competidores ha recortado sensiblemente su ventaja en este campo”.
Tradicionalmente, desde nuestra posición de observadores de la industria automotriz, los periodistas solemos afirmar que las tecnologías siguen siempre una misma dirección. Empiezan en los modelos de más alto postín, con sistemas y servicios que ocupan todos los titulares. Y, conforme pasan los años, se traspasan -ya amortizados- a segmentos menores.
Sin embargo, muchas de ellas tardan en ‘bajar’ por completo hasta los estratos de acceso, incluso cuando ya su implementación sería ‘calderilla’ para la marca. Llámese decisiones de márketing o empecinamiento, lo cierto es que algunos modelos minimalistas -y, en su mayoría, de vocación urbanita- han extinguido su vida comercial sin disfrutar de extras que “damos por sentados”. Y existen ejemplos bastante recientes de ello.

Buscando -tal vez- evitar ese error, Mitsubishi lanzó el Space Star -en su día- con el propósito de llevar varias tecnologías prácticas e interesantes al segmento A. No obstante, la fuerte evolución de sus competidores ha recortado sensiblemente su ventaja en este campo.
El juego de las ausencias
Comenzamos la prueba tomando la llave inteligente -ya estándar en la marca japonesa-. A pesar de su excelente funcionamiento, requiere accionar un pulsador engomado en la puerta del conductor -justo donde debería situarse una cerradura tradicional- para desbloquear los seguros. Es una pequeña incomodidad… con una razón lógica: implementar sensores en los tiradores encarecería notablemente el precio.
De igual modo, un portón trasero completamente automatizado también estaría fuera de lugar. Pero lo que sí echamos en falta es, al menos, una opción en la llave para entreabrirlo de forma independiente. Tampoco estaría de más incluir el plegado eléctrico de los retrovisores al cerrar, algo muy útil para evitar daños mientras está estacionado en la calle.

Ya acomodados en el interior, reparamos en un panel de instrumentos muy convencional que esconde un ordenador de a bordo básico. Mediante un botón en el propio cuadro, puedes visualizar información como la autonomía estimada, el consumo medio o el kilometraje total del coche. ‘Navegar’ por sus páginas a base de pulsaciones -sobre todo, en marcha- obliga a descuidar la atención de la carretera, con el consiguiente riesgo.
Por contra, lo que sí te permite despreocuparte son las posiciones ‘AUTO’ de las luces -con iluminación Led para la marcha diurna- y limpiaparabrisas. En un puesto de conducción ‘chapado a la antigua’, se agradece poder administrar la concentración en otros mandos más importantes.
Por ejemplo, los que afectan al control de crucero. Este último carece de función adaptativa -algo entendible- y de limitador asociado -algo que no entendemos-. Tampoco cuentas con una lectura exacta de la velocidad programada, lo cual te obliga a ‘atinar’ con la aguja del velocímetro.

Eso sí, se compenetra a la perfección con el carácter vivaracho del coche. Un motor pequeño y fácil de revolucionar -un 1.2 con 80 CV- que, gracias a sus relaciones de cambio ultracortas, permite programar un crucero legal en autopista sin miedo a que el más mínimo repecho te obligue a retomar el control completo y bajar una marcha.
Todo esto es lo que el Space Star ofrece en materia de ayudas a la conducción. ¿Qué más le faltaría? Tras discutirlo ‘largo y tendido’ en nuestra redacción, creemos que sería imprescindible equipar -al menos- sensores de aparcamiento en el paragolpes posterior. Además de ayudar en las maniobras -a los menos ‘habilidosos’-, tal vez abriría la posibilidad de añadir otra ayuda muy útil: los detectores de ángulo muerto.
Cumpliendo el expediente
Si las ayudas representan la ‘noche’ para el Space Star, el ‘día’ lo pone su sistema multimedia, el cual causó furor en las primeras generaciones del modelo… Y aún mantiene su plena vigencia, a pesar de que sus rivales se han ‘puesto las pilas’. Cuenta con una pantalla de siete pulgadas -colocada en una ubicación propensa a los reflejos de la luz-… y con un borde ‘escalonado’ que dificulta ligeramente la pulsación de los accesos más alejados del centro de la imagen.

Otro detalle que ha llamado nuestra atención es la interfaz, completamente distinta a la que pudimos analizar en los actuales ASX y Outlander… y cuya apariencia, junto al lector de CD/DVD físico, contribuye a transmitir una imagen desfasada. Imagen nada más lejos de la realidad porque, una vez empiezas a ‘trastear’ con él, te percatas al instante de todo lo que puede ofrecer.
Empezando por la telefonía, tienes dos opciones: recurrir al clásico Bluetooth -que no da problemas de emparejamiento, y posee una escucha aceptable- o conectar tu smartphone para emplear las plataformas Android Auto y Apple CarPlay.
La navegación ‘de fábrica’ fue una sorpresa agradable durante la prueba. Emplea tecnología de la prestigiosa casa TomTom, en un formato que ya hemos encontrado en vehículos de otras muchas marcas. Tal y como cabría esperar, su funcionamiento es muy ágil. Y cuenta con los clásicos ‘detalles’ de la popular firma como, por ejemplo, la infografía que te ayuda a tomar el desvío correcto en autovía.

Terminamos con las funciones de radio y reproducción de medios. Como el resto de su parentela, el Space Star está preparado para captar emisoras digitales DAB. Asimismo, es posible reproducir vídeos -guardados en una memoria USB– mientras el vehículo no esté en movimiento. La calidad del sonido no ‘enamora’, pero cumple sobradamente en la tarea de entretener durante la conducción.

Al tratarse de un acabado sin opcionales, no es posible desgranar -de manera individualizada- qué dispositivos de la dotación del Mitsubishi Space Star merecen la pena. Por tanto, te recomendamos que -directamente- optes por esta terminación Kaiteki. Salvo que tu presupuesto sea extremadamente escueto, su escasa diferencia de precio respecto a la Emotion la convierte en la más razonable.