Este mes de septiembre, John Cooper hubiese cumplido 98 años. Ese nombre tan cinematrográfico es, en realidad, el de una persona cuya vida estuvo vinculada siempre al mundo del motor, con notable éxito. Y es que no sólo triunfó en el mundo de la Fórmula 1, sino que también ha hecho que de los Mini se hable en todo el mundo por su carácter deportivo.
En los años 50, Cooper fue todo un pionero en la alta competición; de hecho, en aquellos años y con sus deportivos de motor central revolucionó la F1, acostumbrada hasta entonces a modelos con propulsores en la parte delantera de unos interminables morros. El hecho de colocar el motor por detrás de la persona que pilotaba, sirvió para que otra leyenda como Jack Brabham se alzase con dos campeonatos del mundo en 1959 y 1960.

Precisamente, John era amigo de otra persona amante de las ideas ingenieriles revolucionarias: Alec Issigonis, quien también había provocado otro cisma, en este caso entre los automóviles de calle, con el Mini y su concepto de vehículo con ‘todo delante’ -motor, transmisión y tracción-.
Cooper vio el potencial de ese pequeño urbano, por lo que se lanzó a fabricar una serie limitada con unos frenos delanteros más grandes y un motor potenciado de los 34 CV originales a 55 CV; como era de esperar, el modelo se convirtió en un éxito total. Y eso fue solo el principio, porque más tarde llegaría el Mini Cooper S, aún más potente y que serviría como base para un modelo que ganó el rally de Montecarlo en nada menos que tres ocasiones, frente a modelos muchísimo más potentes y sofisticados: fue en 1964, 1965 y 1967.
Con toda esa fama acumulada, los kits que proponía John Cooper para los modelos de producción de Mini se convirtieron en un éxito total, al igual que la asociación con el fabricante inglés. Incluso tras el fallecimiento de John en 2000, su hijo Mike Cooper puso en marcha un año más tarde la marca John Cooper Works, que sirvió para continuar la cooperación con Mini, esta vez en la época moderna de la marca.
De esta forma, desde 2008, las versiones John Cooper Works han servido para coronar la gama Mini, siendo los modelos más potentes y rápidos en una escala creciente. De hecho, en la actualidad, el tope lo ponen los 306 CV de la actual generación. Y la colaboración también ha sido fructífera en el mundo de la competición, donde la marca ha logrado nada menos que seis triunfos en el Rally Dakar.

¿Y cómo lo celebran?
Mini ha lanzado una serie especial denominada Mini Anniversary Edition, que estará limitada en todo el mundo a 740 unidades y que se podrá elegir con las versiones Cooper, Cooper S y John Cooper Works. Uno de los elementos característicos será su decoración, con pintura verde -denominada British Racing Green- o en negro, combinadas con detalles en blanco para techo, carcasas de los retrovisores, marcos de los faros o las luces traseras, manecillas de las puertas… Por supuesto, no faltan las líneas blancas sobre el capó junto con el dorsal 74, un número que fue el que el Mini clásico utilizó en la primera prueba donde triunfó, y unas llantas de 18″.
También el interior se ha personalizado con unos umbrales de las puertas que llevan el nombre ‘Cooper’, un volante deportivo de cuero Nappa, asientos con mayor agarre, pedales de acero inoxidable, inserciones en plástico negro brillante… así como elementos únicos, como las firmas de John, Mike y Charlie Cooper, así como una placa que identifica la unidad de la que se trata de las 740, junto con la leyenda «60 YEARS OF MINI COOPER – THE UNEXPECTED UNDERDOG».