La exitosa historia de los vehículos comerciales ligeros de Mercedes-Benz se extiende desde las primeras furgonetas de 1896 y 1897 hasta las modernas Sprinter, Vito y Citan.
Sus antepasados revolucionaron la logística flexible y rápida con el motor de combustión a finales del siglo XIX. Y hoy, las furgonetas de la marca alemana representan una nueva era en la movilidad sostenible y sin emisiones para el desarrollo de actividades comerciales.
Actualmente, el Museo Mercedes-Benz de Stuttgart alberga al primer “vehículo de negocios” en la historia: el vehículo comercial motorizado de Daimler de 1899, muy parecido a un carro tirado por caballos, que llegó al mercado como una solución de transporte para personas y mercancías. Diseñado para una carga útil de 500 kilos, está propulsado por un motor de dos cilindros y 1.527 cm³ que desarrolla 4,1 kW -5,6 CV- de potencia y alcanza una velocidad máxima de 16 km/h.
Así fue como comenzó todo
El vehículo fue creado por la división Daimler-Motoren-Gesellschaft -DMG- tras su fundación en diciembre de 1897. Su fabricación se dio gracias a un invento del pionero de la movilidad Wilhelm Maybach: un radiador tubular que mejoró la refrigeración del motor y el rendimiento de los automóviles. Esta innovación se incorporó por primera vez en el modelo Phoenix de 1897. El 24 de diciembre del mismo año se registró la protección de modelo de utilidad.
Por esas fechas también se presentaron los primeros vehículos comerciales motorizados de la DMG, que todavía eran furgonetas de reparto con el motor bajo el asiento y una columna de dirección independiente. En cambio, el ejemplar del museo, de 1899, tiene el motor situado encima del eje delantero, protegido por un capó alto. Justo debajo se encuentra el radiador tubular con la manivela de arranque en el centro.
Estos detalles innovadores contrastan con las características tradicionales del diseño, en el que el conductor se sentaba en un banco abierto sin protección contra la intemperie, semejante al lugar de trabajo de un cochero que reparte mercancías con su caballo y su carro. Sin embargo, el vehículo comercial motorizado de 1899 representaba claramente un cambio con respecto a la época del carruaje tirado por caballos.
Delante del conductor está la columna de dirección vertical con volante de madera. Fuera, a la derecha, está la palanca de cambios en un portón de cambio abierto. Y la gran bocina llama la atención en el tráfico. La potencia del motor se transmite a las ruedas traseras mediante dos ruedas de cadena y dos cadenas de rodillos. Esto distingue al transportador de los camiones DMG accionados por piñón que se construían desde 1896.
Las ruedas de madera de radios del vehículo comercial motorizado Daimler de 1899, son mucho más grandes en la parte trasera que en la delantera, con neumáticos de caucho macizo en todo el contorno. A finales del siglo XIX, los camiones de reparto y las furgonetas circulaban a menudo con ruedas de madera con llantas de acero, lo que suponía una verdadera comodidad para los vehículos comerciales.
Y esta ha sido la evolución
En 1897, cuando lanzó sus primeros vehículos comerciales, Daimler cobraba entre 350 y 400 marcos más por estas ruedas de caucho macizo. Para vehículos con una carga útil superior a 1.200 kilogramos, DMG desaconsejaba el uso de las ruedas calzadas de goma, argumentando que “los neumáticos de goma no son recomendables para estos grandes vagones”, tal advierte la lista de ventas de DMG.

El “vehículo de negocios” era un experto cuando se trataba de logística flexible. “Los vehículos comerciales Daimler son una especialidad particular entre los vehículos motorizados”, anunciaba la DMG en 1897. El anuncio de venta destacaba la versatilidad de la furgoneta de reparto: la zona de carga puede utilizarse con una caja, como plataforma o con asientos corridos -“para excursiones y para el transporte de pasajeros”-.
En ese entonces, la compañía ofrecía cinco versiones distintas del coche, cuya carga útil oscilaba entre 500 y 2.000 kilogramos. Inicialmente, los vehículos estaban equipados con motores de 2,2 kW -3 CV- a 7,4 kW -10 CV-. Para el año 1900, la lista de ventas menciona vehículos comerciales con cargas útiles de 800 a 3.200 kilogramos y potencias que van de 2,9 kW -4 CV- a 5,9 kW -8 CV- con motor de dos cilindros y de 4,4 kW -6 CV- a 8,8 kW -12 CV- con motor de cuatro cilindros.
En tanto que la longitud -de 3.400 a 4.600 milímetros-, la anchura -de 1.700 a 1.800 milímetros- y el peso -de 1.000 a 2.500 kilogramos- de los vehículos comerciales motorizados variaban en función de la carga útil. Ello ponía de manifiesto la diversidad de este concepto de vehículo de muy reciente introducción, que fue evolucionando hasta las actuales furgonetas que podemos ver por las carreteras.