El todo camino medio de Mercedes estrena una nueva generación. Y no falta, desde el inicio, una versión deportiva. Su nombre es largo y complicado; ¿lo es la tecnología que lleva el coche?
Más vale tarde… que nunca. BMW puso de moda el concepto de todo camino premium coupé con su X6 hace ya una década. Y Mercedes tardó años en reaccionar, pero lo hizo con el GLE Coupé, un modelo derivado del GLE ‘a secas’ que comenzó a llegar a los mercados en 2015 y que ahora recibe un notable rediseño para ponerse al día. Y cuando hablamos de competencia entre marcas alemanas, no vale con introducir pequeños detalles: hay que sacar la artillería pesada.
Por eso, en el momento de anunciar este renovado SUV deportivo, Mercedes ha anunciado que no faltará, desde el inicio, una variante de altas prestaciones, bajo la denominación Mercedes-AMG GLE Coupé 53 AMG. Y a pesar de que veremos que en la gama de este modelo habrá versiones aún más potentes, el ’53’ ya resulta de lo más interesante por lo que puede hacer, gracias a la tecnología.
De hecho, la parte mecánica a la que recurre el modelo es lo que se conoce como un micro-híbrido, resultado de combinar un propulsor convencional de gasolina con un pequeño motor eléctrico que no llega a impulsar al vehículo desde parado por sí sólo, pero que sí supone un apoyo para conseguir un menor consumo, una reducción de emisiones y, gracias a ello lograr la etiqueta ECO de la DGT en países como España.
El motor protagonista es un 3.0 turbo de seis cilindros en línea que de 435 CV secundado por un pequeño compresor adicional eléctrico de 22 CV que consiguen que un modelo que se va a las dos toneladas alcance una velocidad máxima -autolimitada- de 250 km/h y que acelere de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos, mientras que logra que el consumo medio resulte bastante razonable: 9,3 l/100 km de media. En este modelo, el cambio es automático de nueve velocidades, mientras que la denominación 4Matic del modelo hace referencia a que cuenta con tracción a las cuatro ruedas.
Un chasis también muy tecnológico
Este modelo incluye de serie lo que en la marca denominan ‘tren de rodaje con suspensión neumática AMG Active Ride Control +’. Eso significa que, por un lado, el coche cuenta con una suspensión neumática que, además de permitir variar la altura del vehículo respecto al suelo o de poder endurecer la suspensión, también cuenta con una puesta a punto específica. Además, cuenta con una tecnología que permite reducir el balanceo del vehículo en las curvas, hacer menos sensible al vehículo a los cambios de carga y consigue que el comportamiento sea más preciso.
Según Mercedes, este dispositivo también es bueno de carga al confort, ya que en caso de circular por una carretera con irregularidades en uno de los dos lados de la calzada. De este modo, la suspensión junto con la carrocería siempre ‘compensarán’ lo que serían los movimientos del coche.
Por último, este GLE viene con un selector para elegir hasta siete modos de conducción; según el que se elija, el vehículo realiza una serie de cambios en su configuración -respuesta del motor, firmeza de la suspensión o dirección, funcionamiento del cambio automático-.
Así, hay una modalidad ‘calzada resbaladiza’ -para que las reacciones del coche sean más suaves-, ‘confort’ -para ofrecer un extra de comodidad-, sport y sport + -que buscan más deportividad-, Individual -donde es el conductor el que elige la combinación de reglajes que más le interese-, ‘trail’ -pensada para circular sobre terrenos blandos, embarrados o resbaladizos- y ‘arena’ -que pretende asegurar el máximo agarre sobre pistas de arena o en dunas-.