Dice un sabio refrán que «la alegría dura poco en la casa del pobre». Bueno, en realidad Marc Philipp Gemballa no es pobre -que sepamos-, pero lo que sí es cierto es el corto recorrido de su euforia.
Antes de que el maldito coronavirus se instalase en Europa, estaba prevista la celebración de un evento capital en el calendario del motor, el Salón de Ginebra. Y en él -aunque a puerta cerrada- se iba a producir el regreso de uno de los apellidos más controvertidos que jamás se relacionaron con Porsche. Hablamos, por supuesto, de Gemballa.
Con tan sólo un ligero ‘teaser’, Marc Philipp -hijo de su fundador, Uwe Gemballa- levantó las especulaciones de la prensa sobre un nuevo modelo que prometía causar sensación. Pero el joven empresario no contó con un factor importante: la Gemballa original aún sigue en pie.
Sus máximos responsables, al enterarse de la noticia, reaccionaron poniendo en marcha a su equipo legal. La demanda no se hizo esperar demasiado, llegando a las manos de Marc Philipp a principios de marzo.
El origen del lío
Para aclarar las cosas, un poco de contexto: Uwe Gemballa -padre de Marc Philipp- fundó la compañía en 1981, estableciéndola en la localidad de Leonberg. Desde ese momento, sus preparaciones sobre modelos de Porsche se vuelven legendarias por su exclusividad, sus altísimas prestaciones… y su eterno toque ‘macarra’.
Sin embargo, en 2010 su cercanía al crimen organizado de Europa del Este le pone en la mira de las autoridades alemanas. Durante un extraño viaje a Sudáfrica desaparece para, poco después, aparecer asesinado. La investigación concluyó con el embargo de la compañía, la cual salió a subasta.

Tras invertir unos 15 millones de euros, sus actuales propietarios lograron poner la marca de nuevo en activo. Gemballa había dejado de ser un negocio familiar, convirtiéndose en una empresa con proyección internacional.
¿Y ahora, qué?
Según se desprende del comunicado del preparador, la demanda de ‘Gemballa contra Gemballa’ se sustenta sobre el hecho de que Marc Philipp se apropia de la reputación y el legado de la firma para desviarla -con objeto de captar el interés- hacia su propia denominación comercial. La cual, para más ‘inri’, luce un apellido… que es ‘marca registrada’.
¿Qué postura ha tomado en respuesta el ‘heredero’? El litigio no ha hecho más que empezar y, muy posiblemente, Marc Philipp deberá eliminar de su compañía cualquier asociación posible con Gemballa. Sobre todo, el apellido que no le permiten utilizar.