Sea más grande o más pequeña, cada empresa es un ‘mundo’ propio. Son sus objetivos, sus tácticas y sus estrategias lo que definen buena parte de su identidad. Y éstas, a su vez, tienen su origen en las ‘líneas maestras’ de su filosofía.
Con las marcas de coches, ocurre igual… salvo que dichas filosofías suelen convertirse, además, en su mejor argumento de márketing. Algunas se deben a las prestaciones, otras a la calidad de sus materiales… En el caso de Volvo, la seguridad es su gran -y sobradamente conocido- ‘leit-motiv’. Una causa cuyos avances -especialmente, en materia de sistemas activos- han llevado a los suecos a convertirse en una referencia tecnológica.
Sin embargo, a pesar de contar con un potente I+D ‘in house’, nunca está de más aprovechar las oportunidades que se puedan presentar para adquirir algún sistema o dispositivo revolucionario a una tercera compañía. Así deben pensar también los de Gotemburgo, quienes acaban de anunciar una inversión… cuyos resultados prometen ser muy ‘visibles’.
Una ‘realidad’ aumentada… y profunda
Así es: a través de su ‘Tech Fund’, Volvo está apoyando la labor de la ‘startup’ israelí Spectralics. Esta compañía, procedente del ámbito aeroespacial, ha desarrollado toda una infraestructura propia de óptica y procesamiento de imágenes, la cual permite una gran variedad de aplicaciones.
La que más interesa a la marca nórdica tiene mucho que ver con el empleo de la realidad aumentada. Mediante un ‘film’ inteligente que puede adherirse al contorno interno del parabrisas -o a las ventanillas-, sería posible crear un espacio de proyección sobre el cual superponer elementos virtuales -como, por ejemplo, pictogramas en 3D con instrucciones del navegador-.
Dichos objetos estarían -además- ‘colocados’ en la posición exacta con respecto a los reales, tanto en altura y longitud… como en profundidad. De este modo, un peatón o animal que cruce la calzada sin previo aviso podría aparecer perfectamente resaltado -posiblemente, para sorpresa del desprevenido conductor-.