Frente a los micrófonos, Enzo Ferrari se vanagloriaba de cómo el color rojo era el símbolo exclusivo de su marca. Pero, quienes le conocían en la intimidad, sabían que eso no era cierto. Más bien, el empleo de esa tonalidad -dejando aparte la arcana tradición del ‘color nacional’ en las carreras- era, en su caso, una muestra de amor eterno hacia la firma que le enseñó su modo de vida. Y es que, en los años veinte, ‘Il Commendatore’ empezó a escribir su leyenda a lomos de un rojo Alfa Romeo.
No fue el único: prácticamente todos los grandes nombres del automovilismo transalpino tuvieron con ella su pertinente ‘romance’… Y ninguno de ellos la apartó jamás de su corazón. Como si de un largo matrimonio se tratase: “En la salud, y en la enfermedad”.
Porque otra cualidad de Alfa Romeo es, sin duda, la resiliencia. Nacida en 1910 a partir de los restos de la extinta Darracq, su primigenia vocación aeronáutica la llevó a motorizar el arma aérea de su nación en ambas Guerras Mundiales… y a pagar, por su causa, el precio de la destrucción de sus fábricas. Aun a pesar de todo, en los breves espacios de paz de aquel periodo su trébol de cuatro hojas -el mítico ‘Quadrifoglio’- se convirtió en un signo de victoria. Y, también, de la suerte de estar vivo para disfrutarla.
Una feliz casualidad
La pandemia del coronavirus obligó -a principios de año- a la marca a cerrar sus instalaciones, incluido el museo que posee en su factoría de Arese. Desde entonces, adecuadamente protegidas bajo rojas mantas, las joyas del ‘biscione’ han permanecido confinadas. Ahora, con la reapertura progresiva del país, Alfa Romeo trabaja para volver a recibir visitantes pronto.

Prevista para el 24 de junio -fecha que coincide con la fundacional de la marca-, la ceremonia de ‘reinauguración’ contará con interesantes conferencias -durante todo el fin de semana- sobre algunos de los episodios menos conocidos de su historia. Y, por primera vez, los visitantes podrán -previa reserva, para evitar aglomeraciones- pasearse por los almacenes del antiguo Centro Direccional y contemplar la colección del museo al completo.