Más de un siglo de automoción da para mucho. Especialmente, para la existencia de miles y miles de coches conceptuales que, a lo largo de los tiempos, han llegado a robar los corazones del público.
Luego, siempre sucede que los modelos de producción basados en esos ‘concepts’ preservan las cualidades principales mostradas en aquéllos… pero no todas. Y sucede la pregunta: ¿Por qué no llegaremos a ver nunca un prototipo trasladado a producción al 100%? ¿Sin omitir absolutamente nada?
Pues la respuesta es casi tan sencilla como la pregunta. Y es que, a la hora de plantear un ‘concept-car’, suelen omitirse ciertos pasos en su diseño por considerarse despreciables -dicho sea, en el sentido científico de la expresión-. A fin de cuentas, un coche que pasará la mayor parte de su vida expuesto en una sala o muestra automovilística no necesita equipar mecanismos como la climatización, el sistema de sonido… o, incluso, algo tan mundano como los limpiaparabrisas.
El genio en su laberinto
Parece que a Elon Musk -el casi siempre excéntrico CEO de Tesla-, una vez más, sus promesas le pasan factura. Y es que, no en vano, tras presentar -en 2019- el polémico ‘Cybertruck’ y comprometerse a trasladarlo a la producción sin cambios, ha visto ahora que esa meta… era un ‘puente’ algo lejano.

Y todo por una pieza tan corriente como lo puede ser el limpiaparabrisas. En efecto, la enorme superficie de la luna delantera de esta ‘pick-up’ está complicando a los ingenieros de Fremont la tarea de crear un mecanismo eficaz para repeler la lluvia o la suciedad. Así lo confesó el propio Musk en una de las muchas ‘reflexiones’ que, cada día, deja en su Twitter: «El limpiaparabrisas es lo que más me preocupa. No es una solución fácil. Un limpiaparabrisas desplegable que se guardara en el maletero delantero sería una solución ideal, pero compleja».
Al estar la luna enrasada -por la parte inferior- con el capó, no existe la franquicia donde -habitualmente- se alojan los brazos y los motores de este mecanismo de limpieza. Por el momento, la solución adoptada en los prototipos de ‘preserie’ ha sido un único brazo de gran tamaño, colocado en el pilar delantero izquierdo.
Se trata de un remedio muy ‘expeditivo’… pero que comporta sus desventajas, destacando su mala influencia aerodinámica. Asimismo, las dimensiones del ‘artilugio’, en el largo plazo, podrían propiciar problemas de fiabilidad. ¿Logrará, pues, este genio de la automoción eléctrica cruzar este nuevo ‘Rubicón’? Seguiremos informando.