La nueva normalidad ha cambiado muchos de nuestros hábitos. Cosas que antes hacíamos de manera diferente, ahora las hacemos desde casa.
Esta rápida transformación es solo el principio de un nuevo tipo de vida.
Si algo hemos aprendido durante la pandemia del Covid-19 es que la transformación digital no es una opción.
Tal y como establece Luis Miguel Gilpérez, senior advisor de la empresa SealPath –y antiguo presidente de Telefónica-, «o eres digital o probablemente no eres. El resto del mundo será digital y tú no tendrás capacidad de integrarte y de comunicarte con el resto».
Toda esta transformación va a hacer que la sociedad y sus formas de actuar sean diferentes. Los expertos aseguran que nos enfrentaremos a utilizar más los métodos digitales desde lugares en los que funcionaremos como trabajadores y familiares.
Teletrabajo, protagonista de la transformación
Cuando en febrero se publicaron las medidas del estado de alarma y sus restricciones, el teletrabajo era factible en el 50% de las empresas, pero tan sólo un 10% estaban preparadas para ello. Actualmente, el 74% ya plantea implantar esta nueva forma de trabajar.
El hogar, en este punto, se ha convertido en algo bi-modal, es decir, tiene dos usos. En una parte es nuestra oficina, y en otra, nuestro lugar de entretenimiento, descanso y ocio.
Hoy en día, “las capacidades que tenemos para teletrabajar son mayores que las que tenemos desde el punto de vista personal en cuanto habilidades para poder hacer soluciones mucho más digitales. Esto es en lo que tenemos que trabajar”, concreta Gilpérez.
El nuevo reto al que nos enfrentamos es conseguir una digitalización mucho más potente que la actual.
Cambios de hoy, futuro de mañana
Los efectos del teletrabajo son distintos y todos tienen su repercusión:
Al aumentar la intensidad del trabajo desde casa se utilizan más dispositivos y redes, lo que supone una mayor probabilidad de potenciar ciberataques.
Otra tendencia que está sucediendo es la transición acelerada a la nube. Esto garantiza más rapidez, pero a su vez, la rapidez reduce la seguridad. Con la velocidad las configuraciones no son lo suficientemente estables y hay más probabilidad de que se produzcan más fugas de información.
Con este nuevo modelo de trabajo estamos mucho más conectados, es decir, se explota la colaboración. Esta intercolaboración nos lleva a obtener más información, lo que aumenta los riesgos errores y de fugas de datos.
Por último, también tenemos más acceso remoto a las infraestructuras críticas. Esto conlleva a obtener más vectores de ataque en las infraestructuras, y a que entrar en la web de la misma sea un proceso más fácil.
Teniendo esto en cuenta, es imposible no darse cuenta de que la ciberseguridad es esencial.
Ciberseguridad, el punto clave
Los ciberataques han aumentado por la capacidad que tenemos de interconectarnos.
El mayor uso de las redes, y la apertura de nuestras conexiones, han permitido a los cibercriminales cometer más ataques.
Actualmente, la ciberseguridad es una de las preocupaciones más importantes de las empresas por el incremento de ataques tras la pandemia.
“Nos queda mucho camino por recorrer. Tenemos que trabajar para hacer mucho más digital todo nuestro entorno. Pero sobre todo, y lo más importante, es que tenemos que trabajar en ciberseguridad”, concretó Gilpérez.
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