Ajena a muchas de las normativas que ‘encorsetan’ al resto de categorías de vehículos, la motocicleta aún continúa siendo la mejor manera de expresar libertad. Especialmente en este sentido, donde su personalización, más que industria, viene a ser una especie de ‘religión’ donde cada uno puede ‘predicar’ su propia ‘creencia’.
Y es que, para los amantes de las ‘custom’, la velocidad es algo secundario -a pesar de equipar, habitualmente, motores enormes-. El centro de su pasión es la ‘comunión’ entre la máquina y el piloto, logrando la postura más natural que permita convertir cada kilómetro en inolvidable.
Precisamente, si en algún país conocen -y preconizan- la conexión espiritual con la perfección, es en Japón. De allí procede Shinya Kimura, un artesano enamorado tanto del metal como de las dos ruedas. Por tanto, cuando BMW Motorrad lo invitó a formar parte de su saga ‘SoulFuel’, no se lo pensó dos veces. Y, al igual que el resto de especialistas que colaboraron anteriormente, la aportación de Kimura es toda… una obra de arte. Para admirarla pilotando, claro.
Una ‘ballena’ en la carretera
“Todo empezó con una visita al equipo de desarrollo de la R 18 en Alemania. Pude conocer la pasión sin límites y la fuerza innovadora que reina en BMW Motorrad. Por fin, en febrero de 2021 en California, conduje la R 18 durante unos cientos de kilómetros para conocer el carácter de la moto. Tras toda una serie de conversaciones, esto acabó desembocando en mi interpretación personal de esta moto, en la que apliqué todas mis habilidades como personalizador”. Así relata Kimura los primeros pasos de su proyecto ‘custom’, titulado ‘The Wal’.
Apenas sin bocetos, guiado casi únicamente por la idea en su cabeza, este preparador ha transformado la R 18 de la marca bávara en lo que él denomina ‘Sport Enduro’. Un sillín alargado, un depósito sobredimensionado y un semicarenado al estilo de las carreras de los años sesenta son sus principales señas de identidad. Pero ‘The Wal’ debe su nombre -‘La Ballena’, en alemán- a los detalles presentes en este último: tres focos frontales y un ‘remate’ dentado que evocan los ojos y las fauces del gigantesco cetáceo.
Aun así, Kimura no quiso alterar -ni lo más mínimo- la base de la moto original: “Decidí adoptar el cuadro, las ruedas y los neumáticos, así como los elementos de suspensión y los frenos, porque no sentía la necesidad de cambiarlos después de haber montado en la moto. También quería poder recorrer largas distancias con mi R 18 mientras sentía y disfrutaba del legendario motor bóxer. Era muy importante para mí conservar los dos caracteres de la R 18 tal y como los experimenté al conducirla”.
No obstante, a pesar de sus palabras, no lo tuvo del todo fácil. Se dice, se comenta, que para lograr su postura favorita a los mandos, además de ‘alargar’ la moto, se vio obligado a reubicar buena parte de sus tecnologías. Una ‘lección’ para él, acostumbrado a trabajar sobre Harley Davidson clásicas: “Cambiar drásticamente la posición de los asientos y añadir mi propio estilo y gusto fue un gran reto en mi interpretación de la herencia de BMW. Además, todos estos sistemas informáticos y el cableado eran bastante nuevos para mí y aprendí mucho”.
