Aunque en tu día a día no te pares a pensarlo, prácticamente todo lo que te rodea -lo que comes, lo que llevas puesto o lo que manejas- ha necesitado, en algún momento, transporte desde la fábrica al comercio. O también, desde el comercio hasta la puerta de tu casa.
Y es precisamente esta última fase la que más quebraderos de cabeza trae para las empresas de reparto. No en vano, entregar paquetes individualmente en cada hogar es una tarea costosa. Además, si tienes en cuenta la posibilidad de que no coincidas en casa con el mensajero, estas operaciones son poco eficaces.
¿Dónde está la solución a este problema? Pues posiblemente en un rincón de Gales. Concretamente, en un pequeño equipo de investigadores que está poniendo a punto los últimos detalles de un robot repartidor autónomo, denominado Kar-go.
Diseñado para ‘el último kilómetro’
Este vehículo plantea múltiples ventajas frente a los medios tradicionales de reparto. Por ejemplo, su reducido tamaño es muy inferior al de una furgoneta estándar, lo que evitaría la formación de atascos en las calles.

Otro aspecto destacable es la forma de entrega. Siguiendo el estilo de Uber, mediante una aplicación móvil puedes designar la hora de recogida que quieres y el punto más próximo a tu posición. Una vez llegues al Kar-go, éste abrirá su parte trasera y podrás llevarte tu paquete.
¿Qué más retos quedan por superar para este prototipo? Tratándose de una máquina que se desplaza por la ciudad -incluso por aceras o caminos no señalizados– sin el control de una persona, lo vital es… que no asuste a los ciudadanos de a pie.
Y en este aspecto, el empresario William Sacheti -su «padre»- tiene clara la solución: un diseño atractivo y que despierte simpatía. Como él mismo dice, «creo en un diseño bonito. Así es como aseguramos que un ente robótico -como este vehículo de reparto local- sea visto como algo amigable -e, incluso, adorable- en lugar de una amenaza».