Qué debes saber sobre el Jeep Renegade Limited:
Que es, actualmente, el mejor ‘primer Jeep’. Tipificado como un SUV de corte urbanita, el Renegade es -en buena manera- el ‘acceso’ a la gama del fabricante norteamericano. Se fabrica en la italiana planta Melfi de FCA y comparte plataforma con el Fiat 500 X. Debido a ello, sus medidas son muy similares a las de aquél: 4,23 m de longitud por 1.80 de anchura. La altura es la gran diferencia, con unos destacables 1,66 m.
Que, a pesar de su condición, mantiene algo de ‘esencia Jeep’. A diferencia de sus principales rivales, el Renegade no le hace ascos a las pequeñas ‘escapadas’ fuera del asfalto. Sin ser -ni pretenderlo- un todoterreno puro, el chasis se mantiene a una distancia razonable sobre el suelo, y sus generosos voladizos -más aún en el acabado Trailhawk que en el Limited analizado aquí- le permiten darse algunas ‘alegrías’ en caminos no muy complicados.
Que puede venir muy equipado… si lo pagas bien. Para esta prueba, hemos tenido la suerte de contar con una unidad muy completa del Renegade, dotada con el motor 1.3 turbo gasolina de 180 CV -el único combinable con la tracción 4WD- y la terminación Limited, la cual incorpora todo el abanico de tecnologías disponibles para el modelo. Eso sí, a un precio mucho más ‘premium’ que generalista: unos 39.046€ según el configurador web de la propia Jeep.
“Todavía más de un lustro después, el Renegade sigue sorprendiendo por el gran partido que saca a su plataforma de origen Fiat, tanto en lo ‘trialero’… como, también, en lo tecnológico”.
Empecemos por dejar clara una cosa: algo va muy mal en la industria automotriz cuando las marcas ‘puristas’ lo tienen tan complicado para salir adelante. Y es que el márketing -aplicado sobre la automoción- se ha convertido en un insaciable monstruo que aglutina un ‘gusto’ mayoritario en grandes modas periódicas. Devorando, de paso, a los constructores que intentan encajar en estos productos masivos sus propias filosofías.
Pero hete aquí que, de cuando en cuando, una tendencia aparece para potenciar esas tradiciones. Es lo que le ha ocurrido a Jeep con la pujante ‘fiebre SUV’, una ola mucho más suave y sencilla de ‘surfear’ que su acostumbrada galerna del ‘offroad’. No es de extrañar, por tanto, la buena posición que ocupan dentro de esta corriente.

Desde 2014, el Renegade es la propuesta de Jeep en un terreno en el cual jamás se había adentrado antes: los todo camino más pequeños. Y, todavía más de un lustro después, sigue sorprendiendo por el gran partido que saca a su plataforma de origen Fiat, en lo ‘trialero’… y, también, en lo tecnológico.
Mucho más ‘a la europea’
Tratándose del segundo modelo de la marca que analizamos -en profundidad- en HACKERCAR, quisimos averiguar si las ayudas a la conducción presentaban diferencias notables de comportamiento con respecto a lo visto en su pariente Cherokee. Y lo cierto es que aquel sentimiento de protección ‘Made in USA’ desaparece aquí en favor de un tacto mucho más orientado a los gustos del Viejo Continente.
El primer -y, quizá, el mejor ejemplo- es su control de crucero inteligente. Funciona con una suavidad similar a la de otros vehículos de FCA y, gracias a ello, transmite una sensación de seguridad aún mayor. Incluso programando la distancia más corta en la función adaptativa, el Renegade deja un generoso espacio con su precedente.

En definitiva, el sistema está pensado para evitar a toda costa un golpe por alcance… y se nota. Tal vez, lo único mejorable sea la forma de recurrir a su ‘inteligencia’: una vez activado el sistema, debes pulsar un segundo botón para ‘ordenarle’ que adapte su velocidad al tráfico.
Su mejor complemento es el lector de señales de tráfico, el cual permite reprogramar tu velocidad de acuerdo con el límite marcado en la última señal captada. Cabe destacar la buena calidad de la cámara frontal, capaz de interpretar hasta las señales más ‘improvisadas’ cuyas dimensiones o materiales no se ajustan a las normativas.
El avance más sustancial respecto al Cherokee lo encontramos en el asistente de mantenimiento de carril. No entra en acción hasta que sobrepasas flagrantemente la línea y, aun así, corrige la trayectoria con un único y acertado movimiento que tampoco es brusco. La cámara del parabrisas acumula otra buena nota, pues lee rápidamente las marcas sobre el asfalto, aunque estén algo desgastadas.

Vamos ahora con la ‘capacidad sensorial’. El detector de ángulo muerto funciona igual de bien que en su pariente, con su mismo buen ‘ojo’ para las motocicletas y un amplio campo de acción. Si se te ocurre poner el intermitente para cambiar al carril ocupado, te sorprenderá con un aviso acústico.
Los de aparcamiento, por su parte, dan bastante margen, aunque parezca lo contrario desde la perspectiva del conductor. No obstante, esto es más una sensación asociada a las dimensiones -y la ‘verticalidad’- del Renegade. Para resolver estas dudas están la alerta de tráfico cruzado posterior y la cámara de marcha atrás. La calidad de imagen de esta última no es -siendo sinceros- de las mejores, pero es igualmente práctica.
A diferencia de la recién estrenada variante 4xe, el Renegade ‘estándar’ sólo posee modos de conducción si equipa el mecanismo ‘Select Terrain’ de tracción integral. Su diferencial electrónico ofrece una modalidad de gestión automática, junto a tres ‘mapeados’ para firmes resbaladizos como nieve, barro y arena.
Asimismo, otros dos botones dan acceso a funciones que los más ‘camperos’ apreciarán, como el control de descenso en pendientes… y la posición ‘4WD Lock’, que aproxima aún más los engranajes de la transmisión para crear una suerte de ‘reductora’.
El panel de instrumentos no es virtual -a diferencia de muchos rivales-, pero no le hace falta. Entre dos relojes bien avenidos se sitúa una pantalla grande, de imagen nítida y con mucha información. Puedes consultar los datos del ordenador de a bordo, lo que escuchas a través de la fuente de audio, el estado de componentes como la batería o el aceite…


Incluso se permite algunos toques simpáticos. Por ejemplo, el menú dedicado a los asistentes utiliza una representación del Renegade en varios colores para definir su estado. Así, se vuelve blanco cuando están a la espera, verde cuando se activan, amarillo si ‘tocas’ un borde del carril… y rojo en caso de emergencia -con el asistente precolisión-. Otro recurso -ya conocido- es el de utilizar una representación del viejo Willis de 1941 para simbolizar otros coches del entorno.
Cerramos el apartado tomando nota de las ausencias que hemos notado en el Jeep Renegade. Dejando a un lado el asistente de aparcamiento automático -una opción no instalada en la unidad-, destacamos la falta de un ‘Head-Up Display’ y de un mecanismo de apertura y cierre automatizados para el maletero. Dadas las dimensiones considerables del portón, éste sería un extra muy útil.
Tracción ‘conectada’
En la parte central del salpicadero, el incombustible Uconnect Live nos recibe con sus acostumbradas buenas maneras en materia de conectividad y entretenimiento. Este veterano sigue ofreciendo en el Jeep Renegade idénticas virtudes… y, también, defectos como el ‘enmarcado’ que utiliza para mostrar los menús de Android Auto y Apple CarPlay. La pantalla de 8,4 pulgadas ofrece un buen tacto y respuesta, pero su posición es ligeramente más baja de lo deseable.

La pestaña ‘Apps’ hace las veces de ‘home’. Contiene iconos -con acceso a todas las funciones- que puedes arrastrar y cambiar de sitio, colocándolos incluso en alguno de los siete huecos del ‘dock’ inferior.
La novedad en esta ocasión es la app ‘Jeep Skills’. Instalada en el propio sistema, aporta varias funciones ‘offroad’ como -por ejemplo- un planificador de rutas campo a través. Puedes establecer etapas, y calcular el tiempo que tardas en recorrer cada una.

Asimismo, ofrece varias pantallas con información típica del mundo ‘TT’: inclinación lateral y longitudinal, estado del sistema de tracción, presión de freno y acelerador -con un diagrama de ‘fuerzas G’-, grados de giro de la dirección…


Si bien tanto dato ‘abruma’ en un primer vistazo, lo cierto es que esta aplicación supone un respaldo bienvenido a la hora de exigir al Renegade el máximo de sus cualidades todo terreno. Para más de un usuario -y de dos- supondrá, además de una ayuda en momentos difíciles, una herramienta perfecta para iniciarse en la afición.
Terminamos con unas breves anotaciones sobre multimedia. Al igual que otros Jeep, el Renegade posee un puerto USB. Es compatible con modelos antiguos de iPod, aunque se toma su tiempo para leer e interpretar su contenido antes de dejarte manejarlo desde el sistema.

El equipo de audio ofrece seis altavoces, con una calidad en la media que nos lleva -sin remedio- a echar de menos la fantástica instalación Beats Audio de las generaciones anteriores. Teniendo en cuenta esto -y el razonable aislamiento del habitáculo-, los estilos sencillos -como el ‘rock’ o el ‘pop’- se disfrutan mejor que aquellos que exigen una acústica más refinada, como la música clásica.

DISPOSITIVO | CUÁNTO CUESTA | QUÉ TAL FUNCIONA | ¿DEBERÍAS PAGAR POR ÉL? | |
![]() | Function Pack II¹ | 726€ | Excelente | SÍ |
![]() | Pack Parking2 | 726€ | Muy bien | SÍ |
![]() | Techo panorámico | 1.513€ | Bien | NO |
2) Pack compuesto por cámara de visión trasera, detector de ángulo muerto -con alerta de tráfico cruzado- y asistente de aparcamiento automático.
ESTO ES UN SEPARADOR INVISIBLE