El grupo Jaguar Land Rover desveló hace unos meses un sistema con el que sus vehículos se adaptarían al estado de ánimo del conductor. Está compuesto por una cámara y una serie de sensores biométricos con los que se analiza su rostro. De esta manera, detectan si el usuario se encuentra estresado o enfadado.
Un habitáculo en adaptación constante
Cuando estos dispositivos constatan el mal humor del conductor, entran en acción. Así, el vehículo puede modificar su temperatura interior, su iluminación o incluso los sonidos, para mejorar el entorno del habitáculo. Otra posibilidad pasa por poner música más animada, o del agrado del usuario.
Los citados sensores de temperatura, pueden reducirla para combatir el sueño de los ocupantes. En esta línea, Jaguar Land Rover también está trabajando en unas cámaras a instalar en los reposacabezas, para que apunten hacia los asientos traseros. Con ellas, se monitorizarían los niveles de sueño de todos los pasajeros.
¿Y cómo sabe el sistema cuáles son los gustos del conductor en todos estos aspectos? Jaguar Land Rover recurre directamente a la Inteligencia Artificial, que analizaría las configuraciones por las que el usuario se decantó en anteriores interacciones con el coche. Además, sus desarrolladores también se han basado en las investigaciones de los últimos lustros sobre bienestar personal.
Ahora sólo falta que Jaguar Land Rover anuncie una fecha en la que incorporará esta tecnología a alguno de sus modelos. De momento, nos queda la declaración de intenciones de Steve Iley, jefe médico de Jaguar Land Rover: “Conforme nos acercamos a un futuro de conducción autónoma, para nosotros el énfasis permanece tanto en el conductor como siempre”.