Qué debes saber sobre el Hyundai i20:
Que supone la tercera generación de su ‘estirpe’. Desvelado a principios de 2020, el Hyundai i20 es la última apuesta de la firma surcoreana para el segmento urbano. Mide 4,04 m de longitud, por 1,75 de anchura -sin contar los retrovisores- y 1,45 de altura. En este rango de tamaño no le faltan rivales precisamente, los cuales van desde los ya ‘históricos’ Ford Fiesta, VW Polo, Renault Clio… hasta el que bien podría ser su propio enemigo ‘en casa’: el Kia Rio.
Que ofrece ‘en opción’ la etiqueta ‘ECO’. Tanto en su configuración de 100 CV como la de 120 CV -la aquí analizada-, el motor 1.0 TGDi puede equipar un sistema microhíbrido de 48 voltios. ‘Movido’ por una pequeña batería alojada en el maletero -en el lugar de la rueda de repuesto-, aporta un ligero ‘extra’ de fuerza en aceleraciones y arrancadas desde parado, regenerándose al frenar o levantar el acelerador. Por el momento -y hasta que el Gobierno reforme la legislación vigente-, mantiene su derecho a la etiqueta ‘ECO’ de la DGT, valedera para acceder a las zonas de bajas emisiones en las ciudades.
Que puede venir altamente equipado. Si dejamos a un lado la variante ‘N’, el Stylux es la terminación más completa de la gama. De hecho, actualmente incorpora aún más extras que los presentes en nuestra unidad como, por ejemplo, el techo panorámico o el equipo de audio Bose. A elementos así se suma una completa ‘suite’ de ayudas a la conducción, que incluye control de crucero inteligente, detectores de ángulo muerto, asistente de permanencia en el carril… Eso sí, con el precio como contrapartida: si quieres que tu i20 sea igual, permanece atento a los descuentos de la marca… y mentalízate de que deberás pagar en torno a los 23.205€.
“Hyundai no se esconde para nada. Quiere convertirse en ‘la VW’ de Asia, y su nuevo i20 se lanza a la yugular del referente en el segmento urbano: el Polo.”
“Honra merece quien a los suyos se parece”, dice el refrán. Y, en los segmentos más nutridos de la automoción -como el de los urbanos-, qué duda cabe de lo mucho que se asemejan entre sí los modelos más vendidos. Entonces… ¿Por qué Hyundai acaba de lanzar un nuevo i20 que renuncia a ese espíritu ‘diferente’ que ostentaba hasta la fecha?
La respuesta es sencilla: en este negocio, dos y dos no siempre suman cuatro. Y cuando una marca desea -por encima de todo- ‘conquistar’ un territorio, puede sacrificar su originalidad en aras de adaptarse mejor a los gustos locales. Esto es, precisamente, lo que la firma surcoreana viene practicando en los últimos años con gran resultado.
Y es que, además, no se ‘esconden’ para nada. El gigante de Seúl quiere convertirse en ‘la Volkswagen de Asia’, hasta sus últimas consecuencias. La ultimísima, de hecho, es este novedoso urbanita que -sin complejo alguno- se lanza a la yugular de uno de los referentes en la categoría ‘B’: el Polo.
Claro que, como ocurre en el reino animal, dar caza a la presa y atraparla son dos conceptos muy diferentes. Me toca averiguar si, en el campo de la tecnología, el i20 es ya un exponente por sí mismo. No perdamos más tiempo.

Ya de entrada nos recibe su estética, más europea que nunca y fruto de la nueva corriente ‘Sensous Sportiness’ que aún nos reservará gloriosos ríos de tinta. Gusta, promete dinamismo, y evoca en cada detalle a muchos otros coches… aunque, como en los buenos homenajes, sin llegar a copiar indolentemente a ninguno.
No obstante, en la entrada -como acto de acceso al vehículo- encontramos un extraño rito. La llave inteligente funciona por proximidad… sólo que únicamente para ejecutar la maniobra de bienvenida -con despliegue de retrovisores incluido-. Para abrir ‘de facto’ las puertas, necesitas pulsar el pequeño botón de las manetas delanteras. Una solución que, a nuestro modo de verlo, no termina de ser todo lo ‘manos libres’ que podrías desear cuando tienes prisa por ponerte en marcha y llevas algo encima.
Ya acomodados, iniciamos la marcha. Desde los primeros metros, el i20 ‘se siente’ familiar, sin reacciones desagradables. Más bien al contrario, con este acabado Stylux y las llantas de 17 pulgadas vira plano y demuestra una precisión de guiado que pone por las nubes nuestro ‘hype’, mientras aguardamos el momento de conocer a su ‘alter ego’ más deportivo… Al menos, ya sabemos que la plataforma le ha salido ‘redonda’ a Hyundai.
No podríamos decir lo mismo de la transmisión automática. Es de doble embrague -un avance significativo frente al clásico convertidor-, pero aún está lejos de la exquisitez de funcionamiento de, pongamos, una DSG. Por ello, si buscas esta motorización, te aconsejamos esperar a que la marca ofrezca para ella la caja manual de seis velocidades.
Maneras de entender la conducción que nos llevan a mencionar las tres modalidades del i20: ‘Eco’, ‘Comfort’ y ‘Sport’. Contrariamente a lo habitual, entre todas ellas se perciben claras diferencias en detalles como la respuesta del acelerador y los saltos entre marchas, más ‘relajados’ o más ‘vivos’ en función de lo que elijas. Ninguna de ellas altera el comportamiento de manera molesta, siendo la ‘Eco’ algo más ‘perezosa’ y la ‘Sport’ -con su ‘golpe de gas’ automatizado al reducir- la más dinámica.
Ayudas y asistentes: más ‘claros’ que ‘oscuros’
Entramos en materia con las ayudas a la conducción, que en el i20 nos quitarán trabajo al volante… pero nos lo añadirán en el análisis, pues no son pocas. Empezamos con un control de crucero inteligente que funciona con relativa suavidad. Tan sólo pediríamos una aceleración algo más acompasada cuando programamos una velocidad superior a la actual. La función ‘Stop & Go’, por su parte, proporciona un elevado nivel de autonomía al despreocuparte en los atascos.

Pero, en esta aproximación del Hyundai i20 a la semiautonomía, el lector de señales de tráfico tiene algo que decir. Este último se combina con el dispositivo anterior para adaptar automáticamente tu velocidad en función del límite marcado por la última señal leída.
No cae en los errores de otros sistemas similares -leer señales que no pertenecen a la vía, o aplicar los datos de navegación sin contrastarlos- pero, mientras esté activado, entrará en acción sin demandarlo si programas exactamente dicha velocidad límite. La única forma de evitar esto es desactivarlo por completo en el menú de ajustes… o seleccionar una cifra de velocidad 1 ó 2 km/h inferior.
Como añadido a la alerta de salida involuntaria, la ‘tercera vía’ de esta conducción automatizada la proporciona el asistente de centrado activo de carril. Se activa con un botón específico en el volante, y posee su propio testigo en la instrumentación. Actúa más bien como una ayuda en los virajes rápidos -como los de las autopistas-, pero aun así ofrece una gran sensación de seguridad. Sensación que refuerza la cámara frontal del parabrisas, que sólo pierde la ‘vista’ de las líneas en pendientes muy pronunciadas.
Fuera de las vías rápidas también guarda la trazada, si bien no es aconsejable llevarlo activado para evitar que moleste en caso de imprevistos -por ejemplo, al esquivar un obstáculo invadiendo el carril contrario-. Al pulsar el botón para hacer esto último, su testigo parpadea unos segundos para avisarte de su desactivación.


Vamos ahora con su ‘capacidad sensorial’. Los detectores de ángulo muerto avisan con la antelación necesaria, y cuentan con un buen ‘arco’ de detección. No obstante, el Hyundai i20 ya trae los deberes básicos hechos: el generoso tamaño de los retrovisores y la gran superficie acristalada logran que dicho ‘punto ciego’ sea realmente muy pequeño. Según nuestros cálculos, apenas pasan tres segundos desde la detección hasta que el otro vehículo sobrepasa las puertas delanteras.
Siguiendo con los de proximidad y maniobra -presentes en ambos paragolpes-, encontramos que éstos están programados con bastante precisión, dejando en la posición de pitido continuo apenas unos 10 ó 15 cm. Y se anotan otro tanto al no reaccionar ‘en falso’ frente a bordillos bajos, o al terminar de bajar rampas pronunciadas. No muchos rivales pueden afirmar lo mismo…
Todo lo anterior lo remata la cámara de visión trasera, la cual ofrece una calidad de imagen generalmente buena, así como una generosa perspectiva. No obstante, sorprende que en un vehículo tan ‘a la europea’ y con esta vocación tecnológica no se contemple -ni como opción- una vista virtual en 180º o 360º como la que sí ofrecen sus oponentes del Viejo Continente.
Y cerramos este capítulo con otras ausencias que también han llamado nuestra atención como, por ejemplo, la de un freno de estacionamiento eléctrico, también muy generalizado ya en el segmento-eso sí, como opcional-. Menos generalizada está la apertura ‘manos libres’ para el portón del maletero, si bien hubiera sido una magnífica oportunidad para que el modelo exhibiera algo más todavía de ‘músculo tecnológico’.
Multimedia: muy bien encarado
A diferencia de su exterior, el habitáculo del Hyundai i20 no logra el mismo consenso de opiniones positivas. Sus formas -especialmente las del salpicadero- quedan al juicio de cada gusto, pero lo que no acaba de convencernos es la profusión de plásticos duros por toda la mitad inferior. Si, además de duros, son de color claro -como en nuestra unidad-, el efecto es aún peor.
Pero ello no impide el gran escaparate tecnológico que este modelo muestra ante ti. El primer punto de atención es el cuadro de instrumentos. Hyundai ‘se estrena’ con buena nota en los ‘Virtual Cockpit’, gracias a una pantalla de 10,25 pulgadas con muy buena resolución y una estética bastante cuidada.



Además, muestra una gran fluidez en los cambios de visualización, con tres diseños diferentes asignados a los modos de conducción antes mencionados. Por su parte, el ‘reloj’ del velocímetro -situado en la parte derecha- es capaz de cambiar su forma para mostrar mensajes y alertas.
Junto a él -cosa que no es eufemismo, pues figura a su mismo nivel- se encuentra el sistema multimedia BlueLink, que ya comenzáramos a conocer en nuestra prueba del pequeño i10. Dicho esto, en su pariente ‘mayor’ se encuentra muy ‘cambiado’. La pantalla crece en horizontal hasta las 10,25 pulgadas, volviéndose panorámica… y añade una ‘home’ como página previa al menú principal, el cual aglutina todas las funciones disponibles.

Su tacto y respuesta son buenos, algo a lo cual contribuye ese buen posicionamiento que permite utilizarla sin distraerse más de lo estrictamente necesario. En el dintel inferior, deja una moleta para el control de volumen, acompañada por sensores hápticos que sirven de accesos directos hápticos a las funcionalidades más frecuentes.
Y, casi escondido, un minúsculo botón te permite devolver la unidad a la configuración de fábrica. Hace falta un punzón fino y pequeño para presionarlo adecuadamente, lo cual hace aflorar nuestros recuerdos del primitivo ‘Tamagotchi’ de los años noventa.

Hablemos ahora de software. Los menús, aparentemente muy pulcros, incorporan alguna ‘sorpresa’ en sitios inusitados, bien estética o en forma de simpáticos ‘gadgets’… que probablemente nunca llegarás a usar. ¿O es que te gusta conducir mientras escuchas los sonidos de un bosque?
Sea como fuere, será una experiencia completamente adaptada a tus gustos. El sistema de perfiles posibilita crear un nombre de usuario y asociarlo no sólo con tus ajustes, sino también con cualquiera de los dispositivos móviles vinculados mediante Bluetooth. También puedes identificar el perfil con un avatar, que podrás seleccionar de entre los disponibles… o añadirlo por tu cuenta.

Pero, si en alguna función destaca el Hyundai i20 como coche conectado, es en la navegación. Ésta contiene una nutrida base de datos de puntos de interés, permitiéndote buscar -con sólo una pulsación- una relación de las gasolineras, hoteles, restaurantes… más próximas a tu posición actual.
En lo que respecta a la conectividad física, tienes a tu disposición dos puertos USB en la parte delantera, siendo solamente uno de ellos capaz de aceptar datos -además de suministrar energía-. Éste será el que debas utilizar cuando quieras ‘echar mano’ de la compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay.

Terminamos, como es habitual, con el equipo de audio de serie. Su calidad es buena, y demuestra estar bien adaptado a la cabina del Hyundai i20… Pero nos quedamos con las ganas de disfrutar del sistema Bose opcional. Pendiente queda su escucha, sin duda, para un futurible ‘AudioLab’.

Al igual que otros modelos procedentes de importación asiática, los acabados que Hyundai ofrece para el i20 son ‘paquetes cerrados’. Las únicas opciones reales son las tonalidades de pintura -un bitono rojo y negro, en el caso de nuestra unidad- y los accesorios originales que pueden instalarse en el concesionario.
En todo caso, creemos que la terminación de nuestra unidad -la Stylux-, si bien es la más completa, presenta un precio demasiado elevado para este nivel de compra. Si no necesitas los 120 CV y la transmisión automática, una elección más razonable sería el 1.0 TGDi MHEV con 100 CV, caja manual y acabado Tecno. Puedes obtenerlo por unos 17.765€… y ya cuenta con la mayoría de funcionalidades analizadas en esta prueba.