En los últimos diez años, un componente de los coches no ha parado de ganar en relevancia. Y no se trata -precisamente- del motor. O de la aerodinámica de su carrocería. Se trata de la pantalla multimedia.
Este elemento -que, como de costumbre, surgió al calor de las firmas ‘premium’-, se ha ido convirtiendo, con el paso del tiempo, en el punto más crítico del salpicadero. No en vano, entre sistemas de entretenimiento, confort y conectividad ya aúnan el 80% de las funciones que ofrecen nuestros vehículos.
Hasta aquí, todo claro. Pero es en el modo de presentar la información -y sus opciones- donde surgen las mayores discrepancias entre las marcas. Hay mucho que mostrar a un conductor cuyos ojos, en ocasiones, no dan abasto para asumir el contenido sin perder la atención de la circulación.
El primer punto de discordia es la orientación de la pantalla. Muchas marcas han ido cambiando de parecer sobre esta cuestión con el paso del tiempo. Veamos tres de los casos más conocidos:
Renault: la conectividad, mejor en altura
La firma del rombo fue, hace siete años, pionera entre las generalistas al abrazar esta -entonces, novedosa- tendencia con el primer sistema R-Link. Éste mostraba, en sus 7 pulgadas horizontales, tanto los mapas de la navegación como la información de tus canciones favoritas… O, también, aplicaciones como su ‘calificador Eco’.

Pero, con la llegada del Mégane IV y el Talisman, los especialistas en ergonomía de la firma francesa decidieron cambiar de opinión, y optar por una disposición en vertical que aumentaba -de paso- su tamaño útil hasta las 8,3″. Y parece que, por el momento, están contentos con esta doctrina, pues el actualísimo Easy Link -que pudimos conocer de primera mano en los nuevos Clio y Captur– la ha mantenido.
Volvo: más espacio para pensar
A finales de 2010, Volvo comenzó a recibir las primeras inyecciones de capital por parte de su dueña Geely. Ello le permitió poner al día a su berlina media -el S60 de segunda generación- en varios aspectos.
Entre ellos destacó la adición de Sensus, un nuevo sistema multimedia con tecnología de inteligencia artificial. Su buen funcionamiento sólo se vio empañado por un problema: su pantalla era demasiado pequeña, ya que ocupaba el exiguo hueco horizontal del equipo al cual reemplazaba.

Los de Gotemburgo resolvieron la cuestión por las bravas en sus sucesores, creando un espacio ‘ad hoc’ para una completamente nueva de 9″… y en vertical. La imagen que transmite -muy similar a la de un terminal Android de alta gama- supone el complemento ideal a su agrado y facilidad de uso.
Tesla: la tiranía de los costes de producción
Muchos apuntan a la firma de Fremont como la iniciadora de todo este asunto. No en vano, cuenta la leyenda que Elon Musk puso su propio iPad como ejemplo para zanjar las discusiones de diseño interior sobre el Model S. El controvertido empresario quería verlo integrado en el salpicadero… y así se hizo.

Sin embargo, los límites de gasto en los desarrollos de los Model 3 y Model Y -y, por extensión, el ‘abstruso’ Cybertruck– obligaron a los californianos a concentrar todo en una sola pantalla que, por sus dimensiones -15 pulgadas, nada menos- debía ser horizontal. Al menos, su planteamiento ‘al estilo iTunes’ mantiene el toque ‘techie’ que vuelve locos a sus fanáticos…