Subirse a un coche moderno supone constatar una realidad inapelable: los botones están en peligro de extinción. Ahora es habitual que el conductor tenga que recurrir a una pantalla para manejar buena parte de las funciones.
Pero la cosa no quedará ahí. La tecnología seguirá evolucionando y eso hará que continúe cambiando la forma de entenderse entre el coche y los pasajeros. Una de las formas más espectaculares será esta en la que el protagonismo lo tiene tu ojo: el eye-tracking.
Una mirada lo dice todo
Imagina poder colgar o descolgar llamadas sin mover las manos del volante. O cambiar la emisora de radio. O subir la calefacción. Todas esas son las posibilidades que podría traer el eye-tracking en el futuro.
«Aunque hoy en día no sea prudente confirmar que en el futuro podamos conducir un coche con la mirada, las posibilidades prácticas se encaminarían a controlar las pantallas -hoy táctiles- con los ojos» explica Eduardo Jáuregui, fundador de Irisbond, una empresa vasca que ha puesto en marcha un software de eye-tracking.
Aunque no hace falta esperar al futuro para ver presente esta tecnología en los coches de hoy en día. ¿Dónde? Por ejemplo, en los sistemas que monitorizan al conductor para ver si se fatiga o se distrae.
«La aplicación más directa es en los sistemas de monitorización del conductor -DMS-, donde la tecnología eye tracking está siendo de vital importancia. Con el objetivo de crear coches más seguros y avanzados, la combinación entre reconocimiento facial y seguimiento ocular permite obtener información sobre la atención del conductor, el estado de alerta o su concentración al volante. De manera que podemos crear avisos y notificaciones en la conducción» explica Jáuregui.
¿Cómo funciona el eye-tracking?
Todo se basa en el seguimiento de la mirada. La tecnología de Irisbond se compone de un dispositivo externo que emite luz infrarroja en forma de destellos sobre la córnea del usuario. Como ese sistema está conectado a un ordenador, la combinación de algoritmos y programas de control permiten realizar un seguimiento de la mirada y, por tanto, controlar un dispositivo.