¿Sabías que un coche eléctrico ostentó el récord de velocidad en tierra hasta 1900? Ahora, se dirigen de nuevo hacia esa dominancia, mientras algunos de los mayores fabricantes del mundo vuelven a apostar por ellos, y compiten con sus modelos entre sí.
¿Cuál es su historia?
Ni siquiera hoy se conoce ciertamente quién creó el primer vehículo eléctrico, pero tenemos registros que datan de fechas tan lejanas como lo es el año 1828. En este año Ányos Jedlik ya hizo funcionar un coche con un motor eléctrico, que él mismo había diseñado. Tan sólo seis años más tarde, Thomas Davenport consiguió que un automóvil circulase por un carril electrificado. Además, también en 1834 el profesor Sibrandus Stratingh creó un coche con células primarias no recargables.
Cabe añadir que, paralelamente al desarrollo del coche eléctrico, la electricidad siempre ha reinado en otro sector dentro del mundo de los transportes, y es en el ferroviario. Hoy las mayores locomotoras calientan agua utilizando combustible, para que esta pase unas turbinas y se genere así electricidad. Así funcionan los poderosos motores de los trenes, que desplazan pesos enormes a gran velocidad, y durante largos recorridos.
Volviendo al automóvil, en el Londres de finales del Siglo XIX ya estaban extendidos los taxis de baterías eléctricas. También muchos otros coches funcionaban de esta manera por aquel entonces. Entonces ya convivían con otros potenciados con diésel, pero estos eran caros, ruidosos y olorosos. Sin embargo, esto hacía que fuesen los predilectos de la gente adinerada, pues al ser más tranquilos y sencillos eran los favoritos de gente que se preocupaba por su imagen.
¿Cómo son estos vehículos en la actualidad?
Una vez explicados sus comienzos, se aprecia mejor la notable evolución del coche eléctrico en estilo, velocidad y eficiencia. Comenzando el milenio, las marcas se resistían a estos vehículos, pues implicaban una transformación casi integral: materiales, diseño, y obviamente el motor. Además, las poderosas industrias del gas y del petróleo se mostraban reticentes al cambio.
Además, curiosamente el coche eléctrico sitúa una preocupación para los políticos. Esto se debe a que, al no servirse de gasolina, se reducen los ingresos por potenciales impuestos al gas. Se han buscado alternativas, por ejemplo en el Estado de Illinois, donde se quiere imponer una tasa de 1.000 dólares anuales para el sector del automóvil eléctrico. Pero esto no se queda así, pues al aumentar la popularidad de estos vehículos a nivel mundial, también lo hacen los problemas y las preocupaciones derivadas de ello.
Hoy nos encontramos con que los principales fabricantes -Toyota o General Motors-, y compañías como Tesla, han comenzado a vender modelos veloces, eficientes con su combustible, y con largas autonomías. Dichos avances resaltan a las empresas implicadas, pues muchos otros modelos son todavía lentos, y fueron diseñados para recorrer cortas distancias.
¿Hacia dónde va el coche eléctrico?
La tendencia hacia su total implantación es hoy grande y creciente, y es que son más eficientes y limpios que los propulsados por gas o por diésel. De hecho, uno de los vehículos a los que parece que más va a beneficiar es el camión de carga. Ya hay un movimiento puesto en marcha para lograr la transición de este hacia la total electrificación.
La belleza de este avance radica en que el coche eléctrico apenas libera gases y otros compuestos nocivos. Esto hará que el aire en nuestras comunidades y redes de transporte sea más fresco y limpio. El futuro es claramente eléctrico, pues incluso las grandes compañías de petróleo y gas ya se sirven de tecnologías de almacenaje eléctrico, así como de desarrollo de baterías. Son más eficientes que sus compañeros de gasolina, con estaciones y puntos de carga específicos que se esparcen por tiendas, negocios, centros comerciales, etc. Falta poco para que el automóvil eléctrico sea el más conveniente de entre todos sus competidores.
*Artículo escrito por Keren Nayax y publicado originalmente en EV Meter.