Hay quien alberga -y no sin razones medianamente fundamentadas- el temor de que, con la aparición del coche eléctrico, el automóvil volverá a ser lo que fue. Es decir, un caro ‘juguete’ de las clases potentadas. No en vano, salvo milagro de última hora en términos de materiales, los fabricantes ya tienen asumido que no habrá litio -ni otros metales pesados- suficientes para que sea posible reemplazar cada vehículo de combustión ya existente.
Por ello, ante la ya patente subida de costes, son las firmas ‘premium’ las mejor colocadas para asumirlo a través de sus precios. De ahí que, ante la inevitabilidad de este nuevo paradigma, quieren ser las primeras en adaptarse por completo a él. En los últimos días y, especialmente, en el marco de eventos como el reciente IAA de Múnich, prácticamente todo el segmento ha expuesto sus planes al respecto.
Una de las últimas en arreglar su ‘hoja de ruta’ ha sido DS. La joven y ‘chic’ marca de Stellantis goza de una posición adelantada con respecto a varios de sus competidores. No en vano, acumula ya múltiples temporadas de experiencia en la Fórmula E, donde su equipo DS Techeetah cuenta con dos títulos como constructor.
Un horizonte muy próximo
Asimismo, en términos de gama, la marca parisina progresa adecuadamente, con un catálogo de productos electrificados -entre eléctricos puros como el DS 3 Crossback e híbridos enchufables como el DS 7 Crossback– que no para de crecer.
Sin embargo, será a partir de 2024 cuando las siglas E-Tense adquieran un nuevo significado. En tal fecha, DS lanzará la variante 100% eléctrica del DS 4. Y, desde ese mismo momento, todos sus demás lanzamientos contarán únicamente con motores eléctricos.
De hecho, la marca ya ha confirmado el primero de esta futura nueva saga: un modelo que tomará como base la plataforma STLA Medium y, aparte de una tecnología y refinamiento sin precedentes, dispondrá de una batería de 104 kWh con una autonomía previsible de 700 km.