Antes de empezar, qué debes saber del DS 7 Crossback:
Que es el primer SUV de DS: es de tamaño medio-grande, y comparte plataforma con el Peugeot 5008 y el Opel GrandLand X. Mide 4,57 m de largo por 1,89 m de ancho y tiene una distancia entre ejes de 2,73 m. Estas dimensiones le permiten acoger a cinco adultos sin agobios y ofrecer hasta 555 litros de maletero.
Que es el más tecnológico del grupo: posee sistemas como el Connected Pilot, que prácticamente le otorga un nivel 2 de conducción autónoma. También está plagado de dispositivos de confort como el Sensorial Drive, que propone dos ambientes distintos que puedes seleccionar según tu estado de ánimo.
Que ya tiene versión híbrida confirmada: se llama E-Tense y es de tipo enchufable. Combina dos propulsores eléctricos con el motor PureTech 1.6 para obtener una potencia conjunta de 300 CV a las cuatro ruedas. Ya se puede pedir desde 49.400€.
Que la versión probada no es la más equipada de la gama: ese honor le corresponde al acabado Grand Chic, que arranca en 43.600€. El nuestro -denominado Performance Line- parte de los 38.950€. Aunque con los opcionales que lleva, deberás pagar 50.538€ -precio de configurador web- si quieres uno idéntico.
Con el 7 Crossback DS parece que ha encontrado, por fin, un camino hacia el éxito. Su atrevido diseño “a la moda” ha encontrado en la tecnología el complemento perfecto para triunfar.
Si alguna seña de identidad ha tenido siempre Citroën es ese carácter excéntrico que está presente en todos sus diseños. Sin embargo, la esencia más pura de esta marca sólo puedes encontrarla en sus mejores modelos: los más refinados, equipados y ‘a la moda’. Por supuesto estamos hablando de las gamas DS, que causaron sensación en la década de los sesenta.
Su resurrección en 2009 –de la mano del pequeño DS3- tuvo un relativo éxito. Al parecer, había mercado para coches que se salían de la norma. La cúpula del consorcio galo quiso ir más allá y, en 2014, DS se convirtió en una marca propia.
Pero la nueva firma vio pronto que necesitaba un revulsivo, un modelo que abriera una nueva etapa. Y en 2018 decidieron darle una oportunidad al formato SUV con el DS 7 Crossback, condensando en él la esencia misma de París. Esto es, espíritu descocado, estilo atrevido… y tecnología de vanguardia.
De Beaubourg a Orly
Aun acostumbrados a probar vehículos con una gran cantidad de ayudas a la conducción, el DS 7 Crossback nos sorprende por lo poquito que tienes que hacer a sus mandos si las usas todas. Por ejemplo, el radar y la cámara del frontal pueden detectar cualquier peatón mientras callejeas a baja velocidad y, si lo ven necesario, activar la frenada automática de emergencia.

Si además es de noche -o la calle no está bien iluminada-, tienes una cámara adicional -en la parrilla- que te proporciona visión nocturna. Con ella activada te sentirás en pleno ‘territorio enemigo’, ya que la imagen que verás en el panel de instrumentos es poco menos que propia del cine de acción. Y para que puedas distinguir con claridad personas o animales delante de ti, los marca con recuadros de color.
Este extra -que comparte con su pariente el Peugeot 508– es muy divertido para enseñar a tus amistades, pero su uso en marcha puede llegar a distraerte y -a decir verdad- tampoco terminamos de verle una utilidad efectiva.
Máxime cuando sus faros full Led se adaptan automáticamente a cada situación, consiguiendo que el haz de luz siga siempre la trayectoria del coche. Incluso podrás olvidarte de cambiar entre la iluminación de cruce y la de carretera. El DS 7 se encargará de ello por ti.

¿Quieres ver de lo que es capaz? Entonces mételo en la autopista. Aquí entra en juego el Connected Pilot que, desde luego, no es tu típico control de crucero. Con sólo programar la velocidad a la cual desees viajar, él se ocupará de todo lo demás. La función Stop & Go te ahorrará el aburrimiento de parar y volver a arrancar en los atascos. Y como plato fuerte está el sistema de mantenimiento de carril.
Éste último puede considerarse un primer esbozo de conducción autónoma. De hecho el DS 7 Crossback está catalogado como nivel 2, y es también el vehículo que PSA utiliza en el proyecto europeo L3Pilot. La sensación de ver cómo el volante gira solo es, a ratos, fascinante y perturbadora.
Sin embargo, es una ayuda que todavía está muy ‘verde’. La cámara del parabrisas necesita leer a la perfección los bordes del trazado y eso no es posible si, por ejemplo, la luz del sol se refleja sobre el asfalto. Cabe destacar que está programado con prudencia, de tal manera que deja de funcionar al instante si detecta alguna irregularidad. Aún queda mucho tiempo para que estos mecanismos sean fiables, pero es agradable ver que ya no son tan ‘de ciencia ficción’.

Y es que este coche sabe cuidarte. ¿Quieres otra demostración? Desde el momento en que te pones en marcha, un par de ojillos infrarrojos –situados tras el volante- te vigilan constantemente. Si detectan somnolencia -o que miras donde no debes- mientras conduces, una alarma acústica y visual te dará un toque de atención. El único defecto que podemos achacarle a esta función es que quizá sea demasiado sensible, tomando algunos giros necesarios de la cabeza -como observar a ambos lados en un cruce- por ‘despistes funestos’.
Por último para aparcar cuentas con una cámara en 360 grados, que complementa a la visión trasera. Y aquí viene el punto más negativo en este apartado: un coche de este nivel no se merece una calidad de imagen tan pobre como la que nos encontramos en nuestra unidad. Sin duda, un aspecto a mejorar.
¿Nos hemos dejado algo? Por desgracia, sí. Nuestro vehículo de prueba carecía de algunos extras como el Park Pilot, la suspensión inteligente Active Scan o la DS Connected Cam. Esta última se trata de una cámara situada en el parabrisas, que graba vídeo constantemente desde el momento en que pones el contacto. Tiene un botón para sacar fotografías y, en caso de colisión, almacena los últimos tres minutos de imagen antes del impacto. Además, puedes controlarla desde tu móvil con una aplicación.
Sentido y sensibilidad
Los coches -por mucha electrónica que lleven- no pueden sentir… o al menos, no todavía. En cualquier caso, el DS 7 se las apaña para que te sientas a gusto en su interior. Y todo gracias a su Sensorial Drive.

Este sistema se integra en muchos elementos del habitáculo, y puedes configurarlo desde el centro multimedia tocando su botón capacitivo. Al hacerlo te propondrá dos ambientes, a elegir entre ‘Cachemira’ -para confort y relajación- o ‘Titanio’ -deportivo y enérgico-. Una vez escojas uno, el color de los gráficos cambiará en la pantalla principal y en el cuadro de instrumentos, dejándote paso a varias opciones más.
Entre ellas se encuentran la intensidad de la iluminación ambiental, la ecualización del equipo de audio o la dinámica general entre ‘Normal’ y ‘Sport’ -que altera el comportamiento de la suspensión y el sonido del motor-.
Otra manera de cambiar la actitud del coche es con el mando de modos de conducción, que verás en el lado derecho del túnel central. Puedes seleccionar entre ‘Eco’, ‘Normal’, ‘Confort’ y ‘Sport’ en función de tus preferencias.

Un punto de comodidad que no nos termina de convencer en los PSA actuales es el climatizador. Se controla exclusivamente con la pantalla táctil y -aunque tiene una respuesta ágil- es complicado de manejar con precisión, especialmente la velocidad del ventilador. Su mala nota aquí la compensa con la función de calidad del aire, capaz de aislar y proteger a los pasajeros en zonas de alta contaminación.
¿Tienes que prestarle el coche a alguien? Asegúrate de establecer un perfil de usuario. En él se memorizan las posiciones de los asientos y espejos eléctricos, y te permite recuperarlas con sólo seleccionarlo en la pantalla. Como curiosidad puedes activar el llamado “modo acogida”, que retrasa el asiento para facilitarte la entrada y la salida.
Y por último -pero no menos importante- está la información del panel de instrumentos virtual. En sus 12,3” te ofrece diversas opciones, a través de las cuales podrás visualizar la velocidad, las revoluciones, el funcionamiento de los asistentes o el mapa del navegador.

¿Alguna pega? Al apagar el DS 7 y volverlo a arrancar la magia del Sensorial Drive se desvanece… como el jolgorio del Moulin Rouge cuando sale el sol. Por suerte, basta con regresar a su menú para volverlo a activar.
Una noche en el Olympia
París es también una ciudad conocida por lo que llaman allí “le scandale”. Como escandaloso es el funcionamiento de su equipo de audio Focal Electra. Cuenta con 14 altavoces, que se desglosan entre seis ‘woofers’ para medios, un ‘subwoofer’ entre los asientos delanteros, una vía central en el salpicadero y… ¡nada menos que 6 ‘tweeters’!

Con esta combinación no cabe duda de que las notas agudas de las sopranos -y tenores- de L’Opéra se ven muy favorecidas. Pero a pesar de este planteamiento, puede con todo lo que le pongas. Por ejemplo, disfrutar de algunos mitos de la ‘chanson’ francesa -como Charles Aznavour- es toda una experiencia que te traslada a la época en la cual conquistaron las listas de éxitos.
También nos ha gustado la gran cantidad de soportes que admite. Puedes introducir tus canciones a través de una memoria USB, pero se nota muchísimo la diferencia de calidad entre un formato comprimido -como el MP3-, y otros sin compresión como el FLAC o el ALAC de Apple. Por ello -si dispones de uno- merece la pena conectar un iPod.

Independientemente del medio que utilices, podrás controlarlo todo desde los mandos situados en los brazos del volante. Quizá el único defecto que se les puede sacar es que, de entrada, parecen algo duros de tacto y poco intuitivos. Aunque en esto último la rueda del volumen -situada en la base de la pantalla- se lleva la palma, pues es complicado ‘cogerle el truco’.
Aunque tal vez deberíamos obviar la función de telefonía Bluetooth -porque es más que correcta, dentro de lo habitual-, es justo mencionar la excelente calidad de las conversaciones… y también, el curioso y divertido tono que escucharás cuando recibas una llamada entrante. Uno más en un coche lleno de detalles.
Con una pantalla de 12 pulgadas -y orientada ligeramente hacia el conductor, podrías esperar una navegación digna de un yate. Y, por lo general, la de este DS 7 no defrauda. Sigue bien los movimientos del coche, aunque puede perder la señal y ‘volverse loco’ si pasa demasiado tiempo en un túnel.

Las instrucciones vocales resultan agradables, aunque el reconocimiento de nuestra voz podría ser, por su parte, un poquito más ‘natural’. Asimismo, si tu orientación no es la de un guía turístico cuentas con un mapa en 3D, que reproduce edificios destacados para ayudarte a conocer tu situación.
Pero no podrás sacarle todo el partido sin las funciones conectadas. Con ellas disfrutarás de servicios en tiempo real -proporcionados por TomTom– como la ubicación de radares -fijos y de tramo- y la información de tráfico, que te puede librar de más de un atasco.
El segundo capítulo de la conectividad viene de la mano de tu smartphone. Aparte de la compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, puedes activar en tu dispositivo la opción ‘Compartir Internet’, y utilizarlo como un punto de acceso WiFi para el vehículo.

En definitiva, el DS 7 Crossback es un perfecto ejemplo de tecnología “con sentimiento”, si tal cosa puede existir. Frente a sus rivales -que se limitan a exponer fríamente sus sistemas al usuario-, este modelo utiliza hábilmente la estética para ‘humanizar’ sus recursos técnicos. Y a pesar de algunos defectos de ergonomía, cumple sobradamente con este objetivo.