Bien dice el dicho que «a quien llora por perder el sol, las lágrimas le impedirán ver las estrellas». Si algo preocupa a los entusiastas del automóvil con respecto al futuro es el coche eléctrico. Pero no por falta de prestaciones -ya conoces modelos que son extremadamente deportivos– ni por una simple aversión al hecho de tener que adaptarse a una nueva forma de energía.
No. Lo que realmente preocupa entre los más ‘quemados’ es el sonido. O, mejor dicho, la falta de él. Pero, quizá, lo más sensato sería ‘darle la vuelta’ al problema y convertirlo en una solución. No en vano, si un motor eléctrico no tiene un sonido característico… eso significa que existe la posibilidad de ‘ponerle’ el que más nos guste.
Muchas marcas ya se han puesto a ello, llegando -incluso- a contar con la ayuda de grandes nombres del sector. Otras, como Cupra, prefieren buscar la inspiración por su propia cuenta. En el caso de la firma española, han optado -para su nuevo Born– por volver a las ‘raíces’. Literalmente.
Ecos de la ‘Madre Tierra’
Así lo asegura Francesca Sangalli, responsable del equipo de colores y acabados de Cupra: «El diseño de CUPRA se inspira en la naturaleza. No en su versión romántica, sino en la más cruda y auténtica: en las piedras, en la madera, en los minerales… Y esta inspiración ha determinado el diseño, los materiales y los colores pero también su sonido. Hemos creado una experiencia holística, donde todo cuenta una misma historia».

Para poder convertir sonidos naturales -como, por ejemplo, el roce de unas piedras de río o el paso del viento- en el archivo digital que reproduce el Born, se entremezclan diversas disciplinas. Lo cuenta uno de los ingenieros de sonido de la marca, Adrián Mateo: «En muchos aspectos, el proceso ha sido similar al de una producción musical, usando una combinación dinámica de sonidos naturales grabados y de sonidos sintetizados por medios electrónicos. Ha sido un proceso bastante fascinante y totalmente novedoso».
Evidentemente, el espíritu dinámico de la marca también hace acto de presencia en este aspecto. Como bien recuerda Mateo, su ‘partitura’ se comporta como un ente ‘vivo’: «Queríamos que el sonido transmitiera diferentes emociones dinámicamente, dependiendo de cómo se está conduciendo el vehículo en cada momento. Por ejemplo, puede evolucionar más o menos rápidamente en función de la aceleración, produciendo sensaciones distintas asociadas a estos tres conceptos».