Al volante o en el asiento trasero, la reina Isabell II se paseó en decenas de coches de diferentes marcas. Su gusto por los vehículos se remontaba a la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue miembro del Servicio Auxiliar de Mujeres, desempeñando la labor de conductora y mecánica.
Uno de sus requisitos a la hora de elegir sus coches –aseguran diversas fuentes- es que fuesen de origen británico. Y así lo demuestran los vehículos de las marcas Land Rover, Daimler, Bentley, Rolls-Royce, Jaguar, entre otros, en los que se les vio.

Tras 70 años en el trono, la soberana del Reino Unido fallecía el pasado mes de agosto a los 96 años y su lugar pasara, el rey Carlos III, quien, además, heredará sus bienes, entre ellos, sus afamados coches, cuyo valor superaría los 12 millones de euros. Aunque es difícil saber cuántos modelos tenía la reina, podemos dar cuenta de algunos de ellos.
Range Rover LWB Landaulet
Se trata de un modelo exclusivo para Isabel II que no puede encontrarse en ningún concesionario. La reina quería un Landaulet moderno, y lo que hizo Land Rover, básicamente, fue transformar un Range Rover en uno de esos.
La empresa automotriz ha servido 4 coches a la familia real. Este híbrido fue diseñado para reemplazar al anterior Range Rover oficial, que estaba anticuado.
Land Rover ‘classic’
La reina también conoció de cerca todas las versiones de Land Rover. Fue dueña de más de 30 vehículos de la marca, desde los modelos más antiguos como el Series 1 de mediados de los años 40, hasta los más recientes como el Defender.

Las excelentes capacidades todo terreno de estos coches en todas sus variantes le permitieron moverse por cualquier lugar en sus fincas y terrenos. Además, se trata de uno de los coches británicos más icónicos.
Jaguar X-Type Estate
Isabel II condujo en varias ocasiones uno de estos vehículos por el Castillo de Windsor y sus alrededores.
Este modelo estuvo en producción desde el año 2000 hasta el 2009, tanto con motores diésel de 2.0 y 2.2 litros, como bloques de gasolina V6 de hasta 230 CV. El coche de la reina era de color British Racing Green.
Bentley State Limousine
Este vehículo es uno de los más exclusivos de la historia, pues solo se fabricaron dos unidades en 2002, ambas para la Familia Real Británica. La reina Isabel II lo utilizó en incontables ocasiones, aunque casi siempre viajó en el asiento de atrás.
Esta limusina escondía bajo el largo capó un motor V8 biturbo de 6.75 litros heredado del Bentley Arnage R que ofrecía 400 CV. La división Mulliner de Bentley se encargó de crear su carrocería y el fabricante de textiles Hield Brothers se encargó del interior tapizado en tela.
Aston Martin DB6 1966
Fue fabricado entre 1965 y 1971, y es el de mayor longevidad. Se produjeron un total de 1788 unidades. Sucesor del DB5, que también fue un automóvil memorable y, en comparación con aquel, presentaba un diseño aerodinámico más atractivo.

El nuevo DB6 llegó en tanto en formato descapotable de cuatro asientos como de coupé de 2 puertas. Tenía un motor de 3.995 cc, que producía 282 CV a 5.500 rpm.
Austin Princess Vanden Plas 1969
Esta limusina fue uno de los vehículos de lujo fabricados por Austin entre 1947 y 1968. Con un motor de 4.0 de seis cilindros, lograba alcanzar una velocidad máxima de 127 km/h, acelerando de 0 a 100 km/h en 23,3 segundos.
La reina lo compró por el lujo interior y porque tenía el exterior que se presumía en un automóvil de la realeza.
Daimler DS420 1992
Isabel II popularizó la marca Daimler, que es considerada la marca real no oficial. El DS420 también se conoce como la ‘limusina Daimler’ y fue utilizado por la reina hasta hace poco. Era su vehículo preferido cuando asistía a bodas o funerales.
El coche cuenta con una sala de juntas móvil y el interior estaba equipado con un mueble bar, un televisor y un ordenador.
Rolls-Royce Silver Ghost 1924
Este vehículo se vendió en siete millones de dólares en 2012, lo que lo convirtió en uno de los más raros del mundo y en el Rolls-Royce más caro jamás vendido. La Reina poseía este vehículo más como un objeto de colección que como un medio de transporte.
A pesar de haber recorrido 920.000 kilómetros, sigue funcionando y se encuentra en perfectas condiciones. Cabe señalar que Isabel II también contaba en su colección con un Phantom V y un Twenty del fabricante británico.

Pero también hubo coches no británicos
La reina también contaba con coches que no eran de fabricación británica, como un Citroën SM Opera de 1972, un Ford Zephyr Estate de 1956, un Humber Super Snipe de 1953, un Mercedes Benz 600 Pullman Landaulet de 1965 y un Vauxhall Cresta Estate de 1961.