La primera vez que veías a Ángel, te imponía un poco de respeto: un tío grande, con casi 30 años de servicio en la Guardia Civil. Pero en cuanto te estrechaba la mano, esbozaba una sonrisa, te gastaba una broma y empezaba a hablar con total pasión de cómo se puede hacer para inculcar la ciberseguridad al público que más lo necesita… te dabas cuenta de que estabas ante alguien diferente y especial: ‘Angelucho’.
Lo normal es que, cuando terminas tu trabajo y tu jornada laboral, aproveches para descansar. Sin embargo, Ángel dedicaba prácticamente todo su tiempo libre a concienciar, una labor que sabía que no conoce de tiempo libre. Siempre dispuesto a ayudar, y además a hacerlo prácticamente siempre de forma altruista, lo mismo le veías dando una conferencia, que una charla en un colegio, escribiendo un libro, colaborando con un medio, participando en un evento… incluso cantando un rap, si hacía falta, para llegar más alto, más lejos, más fuerte en la labor vital de fomentar la cultura de la ciberseguridad.
Gran parte del equipo de HackerCar conocíamos a Angelucho desde nuestra etapa en la publicación mensual ONE Magazine / ONE Hacker… y por aquel entonces ya teníamos muy claro de qué pasta estaba hecho. Aún recordamos todo lo que nos aportó -a nosotros y a los cerca de 300 asistentes- en una simple mañana, cuando le pedimos que interviniera en lo que fue la primera ‘experiencia’ desarrollada por el equipo que dirigía Azucena Hernández y que combinaba la ciberseguridad con las familias y el ocio.
Ángel, con sus más de once años de experiencia en el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil ‘se las sabía todas’; por eso era un gran experto que, con lenguaje sencillo, podía dar consejos sobre cómo actuar ante el ciberacoso, de qué manera deben acompañar los padres a sus hijos como nuevos ‘nativos digitales’, qué hay que hacer cada vez que te abres al mundo infinito que es Internet -con sus ventajas y sus peligros-… Precisamente, sobre la red de redes, durante muchos años puso en funcionamiento una estupenda iniciativa, conocida como #X1RedMasSegura.
El manifiesto que aparecía en su página web lo dejaba bien a las claras: “X1RedMasSegura surge tras un impulso. Un impulso ante la necesidad de transmitir el mensaje de Sun Tzu, la seguridad en Internet a quien realmente lo necesita, a los internautas. Usuarios de la red que, en cualquier momento, pueden ser objetivo de cualquiera de los peligros que a todos nos acechan, independientemente de los conocimientos técnicos que podamos tener”.
Su labor, tan importante y llevada a cabo durante tiempo, se merecía un reconocimiento -bueno, en realidad, muchos- y, por eso, a finales del año 2016 consigue el premio ‘Héroe en la sombra’ -un galardón ideal para él, que siempre era una persona muy discreta y sin ningún afán de protagonismo-, otorgado por la revista ONE Magazine y que le fue entregado en una ceremonia de gala en el Palacio de Cibeles rodeado de todo tipo de autoridades.

Un par de años más tarde, cuando los compañeros de Grupo CYBENTIA estábamos dando forma a lo que sería la primera web que iba a hablar de ciberseguridad, combinada con el mundo del Motor y la Movilidad -es decir, HackerCar-, decidimos hablar con él por teléfono un ratito, para que nos dijera qué le parecía la idea y animarle a colaborar con nosotros. Aún recordamos lo que nos dijo: “¡Pero qué buena idea, vaya cosas que se os ocurren, contad conmigo para lo que sea”.
Y dicho y hecho, unas semanas más tarde nos enviaba un artículo hablando… como lo hacía él, con toda naturalidad y contando cosas que te hacen pensar. Y hoy es el día perfecto para recuperarlo y, junto con esta crónica, rendirle un pequeño homenaje a alguien realmente grande. Alguien que hizo que los hackers españoles, más que como un grupo o una comunidad, se viesen como una familia. Y todos sus integrantes se sentían muy orgullosos de él. Solo nos queda decir una cosa: “Angelucho… ¡vuela muy alto!”.
——————————————————————————
Consejos para que la conectividad de tu coche no sea un peligro
En pleno siglo XXI, lo que hasta no hace mucho era pura ciencia ficción, es ya una verdadera realidad, la conducción asistida.
Podemos ver vehículos dotados de inteligencia artificial, que no precisan de conductor para realizar un desplazamiento programado de un punto a otro. Podemos “hablar” con nuestro coche, como en aquella mítica serie televisiva en la que Mitch solo tenía que decir… “Kit ¡te necesito!”, y el coche rápido acudía a su ayuda mientras mantenía una conversación.
Tal vez, todos estos avances tecnológicos en nuestros coches no estén todavía al alcance de todos, pero nuestros utilitarios no necesitan ser lujosos para tener unas mínimas prestaciones tecnológicas.
En el momento que nos subimos a nuestro vehículo nuestro dispositivo móvil se empareja de forma automatizada a través de Bluetooth.
Es habitual que nuestros coches ya dispongan de reconocimiento de voz integrado en el ordenador de a bordo. Funcionalidad que nos permitirá, sin precisar ninguna acción manual por nuestra parte, regular el sistema de climatización, sintonizar nuestra emisora preferida, subir o bajar las ventanillas o con un simple “llamar a…” podamos realizar una llamada, o contestarla porque no pueda esperar a que terminemos nuestro trayecto.
Podemos recibir un mensaje de texto a través de cualquiera de nuestras redes sociales, o mensajerías instantáneas, y nuestro ordenador de a bordo convertirá el texto a voz, con lo que no tenemos excusa para distraer nuestra atención mirando la pantalla del smartphone.
Pues a pesar de toda esta tecnología, que supuestamente tenemos a nuestra disposición, seguimos viendo accidentes en carretera, incluso mortales, tanto para el conductor, como para otros usuarios de la vía con la mala suerte de cruzarse con un móvil siendo mal usado.
Seguimos cogiendo el smartphone para responder una llamada o la hacemos nosotros directamente, whatsapeamos la urgentísima “tontería de turno”, o utilizamos nuestro buscador móvil para que nos de una información que tal vez ni precisemos en ese momento.
¿Tan urgente es?
Por mucho que nos digan que, según las normas de tráfico, queda totalmente prohibido la utilización de cualquier dispositivo electrónico que, para su manipulación, implique el apartar las malos del volante, nosotros seguimos utilizando el móvil… “Es que es urgente”.
Por mucho que nos intenten concienciar de la extrema peligrosidad que corremos haciendo un mal uso de los dispositivos móviles durante la conducción, o lo peor, el peligro al que exponemos a otros usuarios que se crucen en nuestro camino en un momento de nuestro descuido, ¡da igual! … “es que es urgente”.
¿Sabías que buscar un número en el teléfono móvil, responder a una llamada, leer o contestar a un “whatsapp”, supone apartar la vista de la carretera durante el tiempo suficiente para que nos encontremos circulando sin control y provocar un accidente muy grave?
Tal vez si hiciésemos caso de unos tips básicos de seguridad al volante, y utilizásemos la tecnología con el sentido común que se merece, podría seguir disfrutando, con las limitaciones lógicas, de nuestra conectividad móvil.
Haz caso de estos consejos
Es muy fácil y cómodo depositar nuestro smartphone en la guantera del coche y, una vez emparejado, disfrutar de las ventajas de la telefonía móvil.
Previamente deberemos configurar nuestro sistema de manos libres, tal vez incluso tengamos que grabar o practicar los comandos de voz mínimos necesarios -“llama a casa”-, ¡nunca realizar una llamada de forma manual!
Si contestamos una llamada, con nuestro sistema de manos libres, siempre será bueno avisar a nuestro comunicante de que estamos conduciendo. Tal vez la llamada no sea tan urgente y pueda esperar a otro momento, o en caso de tenerla hacerla lo más breve posible.
Siempre deberemos huir de mantener una conversación telefónica de forma alterada, aunque no estemos distrayendo nuestras manos de la conducción, tal vez si lo estemos haciendo con nuestra concentración, que podría dar como resultado una pérdida de control de vehículo. En caso de entrar en este tipo de estado, lo mejor es detener el vehículo en una zona de parada autorizada para continuar con la llamada.
Por supuesto, nunca leer o escribir mensajes de texto, salvo que nuestro dispositivo manos libres permita hacerlo mediante el reconocimiento automático de voz.
Y algo que sobra decir, siempre deberemos tener en los primeros puestos de nuestra agenda de contactos los números telefónicos de emergencias
¡Con lo fácil que es hacer un buen uso de la tecnología!
Es una cuestión de puntos, los que no nos quiten por una mala utilización del móvil o los que no nos tengan que dar si hemos tenido suerte y no hemos tenido un accidente grave, aunque tal vez los que se encontraban de frente no tuviesen la misma suerte.
Siempre se suele decir que…
En Internet nosotros somos nuestra mayor vulnerabilidad, pero también somos nuestro mejor antivirus… En este caso diré simplemente que somos nuestro mejor airbag.