Sin embargo, mientras que para el ser humano la expresión de mantener la línea tiene un significado que exige esfuerzo y dedicación, dentro del mundo del automóvil quiere decir algo completamente distinto.
Por “mantener la línea”, un vehículo entiende que sea capaz de mantener su trayectoria en un carril… sin la intervención -total o, al menos, parcial de la persona que va al volante-. Y en los últimos años hemos visto que, con la ayuda de la tecnología, conseguir ese propósito puede ser sencillo.
Sin embargo, la idea de “mantener la línea” es diferente según la marca; incluso también difiere en un mismo coche, según incorpore o no una serie de dispositivos. Para hacerte una idea, vamos a contarte cuáles son las tecnologías que pretenden llevarte por el buen camino cuando circulas con tu vehículo… y que pueden ser muy útiles mientras te encaminas a tu destino navideño -o del puente de diciembre-, después de varios meses en los que, debido a la crisis del COVID19, quizá estés un poco ‘desentrenado’ de lo que es conducir.
Básicamente, podemos englobarlas en tres tipos; la práctica totalidad de ellas funcionan con la ayuda de una cámara -normalmente ubicada en la parte interior del parabrisas, cerca de la zona del retrovisor central- que se encarga de ‘ver’ las líneas que delimitan el carril por el que circulas y que utilizan su información para que el vehículo lleve a cabo una serie de acciones con el fin de que no sobrepases dichas líneas.
Un simple aviso -sonoro, acústico… y por vibración-
Es lo que muchas marcas denominan Lane Departure Alert, o ‘alerta de salida de carril’. Como su nombre indica, es un dispositivo ‘pasivo’, en el sentido que es capaz de avisar al conductor, pero nunca interviene en la conducción -por ejemplo, a base de realizar pequeñas correcciones en la conducción-.
Su ‘trabajo’ es, simplemente, avisarte de que o bien por la trayectoria que estás manteniendo te aproximas a uno de los dos lados que delimitan un carril… o, directamente, estás pisando dicha raya sin haber puesto previamente alguno de los intermitentes -en ese caso, el sistema entiende que quieres cambiar de carril se manera consciente-.

Como la práctica totalidad de estos sistemas, comienzan a detectar las líneas sólo cuando has superado los 60/65 km/h -lo cual demuestra que estos sistemas están pensados para utilizarse en vías fuera de ciudad o poblados-, ya has salido de una ciudad o entorno. Por supuesto, es desconectable -normalmente, mediante un botón-.
¿Y cómo ‘se comunican’ contigo para avisarte de la situación de peligro? Normalmente, mediante un testigo o símbolo en la instrumentación que parpadea, acompañado de algún tipo de señal acústica -un pitido intermitente-. También puede acompañarse lo anterior de una vibración en el volante o, incluso, en el asiento del conductor.
Una pequeña correción: aléjate del peligro
La siguiente evolución sería el sistema de aviso de salida de carril con asistente de dirección. Es un sistema que, básicamente, hace lo mismo que el primero del que hemos hablado… con la diferencia de que, aquí, el coche es capaz de efectuar ligeros movimientos sobre el volante para evitar o poner una solución a la situación de riesgo.
El funcionamiento de estos sistemas puede ser más o menos ‘intrusivo’ en la conducción. Los hay que realizan pequeñas correcciones con toda suavidad -los del grupo Volkswagen suelen ser un buen ejemplo; eso descubrimos en la prueba del Seat Ateca– y otros que son algo más ‘severos’ a la hora de variar la trayectoria del coche -como puede ser el del Mazda CX-5-. ¿La diferencia en el aspecto práctico?

Con los primeros, si dejas actuar al sistema durante unos segundos -ojo, el conductor siempre debe ser el máximo responsable durante la conducción-, el vehículo incluso es capaz de trazar una curva de radio amplio manteniendo al vehículo en la carretera. Con los segundos, lo que suele producirse es un efecto ‘rebote’ que te lleva de un lado a otro del carril, debido a esos ‘toques de volante’ que efectua el sistema.
Lo importante es el término medio: te llevan por el centro
Aquí hablamos de algo un poco más evolucionado: el sistema de mantenimiento de la trayectoria -o en inglés: lane tracing assist-, es un dispositivo que resulta algo más que un asistente a la conducción. Este sistema tiene como finalidad que permanezca dentro del carril por el que circulas, pero no espera a que el coche comience a desviarse hacia uno de los márgenes del mismo… sino que trata de llevarlo continuamente por la parte central del mismo.

Los ‘reconocerás’ porque, cuando conduces, tienes la sensación constante de que la dirección tiene ‘vida propia’ al efectuar a menudo pequeños movimientos que sientes en tus manos. Eso se debe a que el coche busca la trayectoria más apropiada para trazar cada curva.
Su funcionamiento puede llegar a ser muy bueno; de hecho, en coches como el Mercedes Clase E, combinados con un completo control de velocidad, son capaces de guiar al coche durante bastantes intervalos de tiempo en autopista y autovía.