En la actualidad, ya existe un impuesto que grava los coches según sus emisiones de CO2 por km; hasta ahora, dicho impuesto estaba relacionado con el dato que homologaban las marcas según la metodología de medición NDEC. Sin embargo, desde el primer día de este 2022, lo que marca las emisiones de cada modelo es su registro de emisiones según la normativa WLTP, más estrictas y que, por lo tanto, significa que todos los coches homologuen unas cifras más altas de emisiones, lo que puede hacer que algunos vehículos ‘pasen de tramo’ impositivo, y su precio se encarezca. Y dicho encarecimiento puede ser de hasta mil euros.
Habrá situaciones en las que resulte complicado enjugar esa subida de emisiones… pero en otras, quedarse en un tramo u otro puede ser cuestión de un par de gramos de CO2 por km. Y ahí es donde pueden entrar en juego ciertos ‘trucos’. Unos trucos muy interesantes si, por ejemplo, lo que está en juego es quedarse por debajo de los 120 gramos de CO2 por km, lo que implica quedar exento del pago del impuesto de matriculación.
Pues bien, eso ha hecho Seat para que buena parte de sus Ibiza y Arona, sus dos modelos más populares, queden libres de ese impuesto, a pesar del cambio de normativa. En realidad, casi todas las versiones lo lograban; sin embargo, las variantes deportivas FR, con un calzado y llanta de mayor tamaño, eran de las que sobrepasaban el límite por muy poco.
Por eso, para que los FR 2022 queden exentos de pago, ahora llevan de serie una llanta de 16″, equivalente a 41 cm, que seguramente en nada afecta al buen comportamiento en carretera de estos modelos frente a la que se incluía de 17″, pero sí evita una posible subida en el precio de venta al usuario.
Como aseguran también en Seat, ese cambio no afecta en nada al resto del equipamiento tecnológico que pueden ofrecer estos coches… quizá también dando a entender que la crisis de los semiconductores no tiene ninguna repercusión en la dotación más sofisticada que pueden incluir estos modelos. Así, según versiones, van a seguir ofreciéndose elementos como los faros delanteros de led, el sistema de frenada automática con detección de peatones, el asistente por cambio involuntario de carril…
También es posible disponer del mejorado sistema multimedia que en su versión superior ofrece una pantalla de 9,2″ -el equivalente a 23,4 cm en diagonal-, la instrumentación digital con pantalla de 10,25″, el control de velocidad ‘adaptativo y predictivo’ -en el sentido de que tiene en cuenta la orografía, las señales o si te aproximas a una rotonda para ajustar la velocidad del vehículo-, la iluminación ambiental…

En cuanto a los motores, el núcleo central seguirá siendo en ambos modelos el 1.0 gasolina de tres cilindros, con 80 CV para Ibiza, 95 para el Arona y 110 CV para ambos, así como el 1.5 TSI de cuatro cilindros y 150 CV como opción pseudo-deportiva y excelente rendimiento. Los dos más potentes se venden con cambio automático DSG de siete velocidades para ambos coches, y también los dos pueden incorporar una opción 1.0 de gas natural con 90 CV, que se benefician de la etiqueta ECO de la DGT, siendo la única versión que la ofrece…
Aunque ojo, porque en el último año, el precio de este carburante se ha disparado y de suponer apenas 0,84 euros el kilo, ahora está en 1,93, más caro que cualquier litro de otro tipo de carburante.
En todo caso, el precio del nuevo Ibiza si tener en cuenta posibles promociones parte desde los 16.620 euros de la variante 1.0 80 CV con terminación Reference, para llegar a los 27.642 euros del modelo 1.5 TSI de 150 CV, cambio DSG y acabado FR Plus. Por lo que se refiere al Arona, el nivel de acceso es el 1.0 TSI 95 CV Reference por 21.000 euros, siendo el más caro el Arona 1.5 TSI 150 CV FR Plus por 29.778 euros.