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Cómo conquistar el Polo Norte… con un Mini

Un Mini de nuestro tiempo recorre el norte de Finlandia, la patria de quienes lo convirtieron en un icono de los rallys. Un viaje que entremezcla glorias pasadas... y unos paisajes únicos.

Imagen de un Mini en Laponia

Un único manto de potente y azulada luz natural es la única distinción entre el día y la noche. Se trata del ‘kaamos’, el fenómeno lumínico que sólo puede darse en los paralelos más al norte de la Tierra, donde los rayos del Sol se ausentan durante los inviernos.

Estamos en Laponia. Esta singular región finlandesa forma parte del Círculo Polar Ártico y, a pesar de su gélido paisaje, encierra un encanto propio. Una tierra que guarda una particular conexión con una marca de coches: Mini.

Y es que, no en vano, sus heladas carreteras han sido siempre el ‘campo de entrenamiento’ para los pilotos de rallys locales. Los más refinados… y, a veces, los más alocados del mundo. Pero, siempre, los ‘finlandeses voladores’.

Detalle de un Mini en una carretera helada

Una saga eterna de grandes nombres que fueron, son -y serán- leyenda. Quienes hoy la continúan en el actual Mundial de Rallys -por ejemplo, Kalle Rovanperä- no son sino herederos de aquellos que ayudaron a convertir la disciplina en deporte internacional.

Paseo por la mitología

Allá por los sesenta, Rauno Aaltonen y Timo Mäkinen hicieron debutar al Mini Cooper con una apabullante victoria en Monte Carlo. Hoy, el actual John Cooper Works Clubman se sirve de su tracción integral para visitar el ‘Salón de la Fama de los Rallyes’, recientemente inaugurado en el seno del museo Mobilia de Tampere.

Imagen de un Mini en un hotel de Laponia

Rendido el pertinente homenaje, partimos hacia la ‘capital’ lapona, la bucólica ciudad de Rovaniemi. Una población que, además de sus lujosos y tranquilos ‘resorts’ -incluyendo la posibilidad de dormir en un ‘iglú’-, es mundialmente famosa por alojar la fábrica y la vivienda del mismísimo Santa Claus. Pero, por ahora, Papá Noel no admite visitas: sigue de vacaciones.

A todos estos lugares se accede a través de solitarias y heladas carreteras, sobre las cuales parece que no existe tecnología suficiente como para evitar perder el control. Es una pequeña gran aventura que implica, en cada curva, ‘reaprender’ la manera de tomarlas.

Imagen de un Mini derrapando en la nieve de Laponia

Hasta cierto punto, sistemas como el ESP han eliminado la necesidad de frenar con el pie izquierdo… pero aún sigue siendo preferible -en según qué momentos- dejar que el coche deslice ligeramente. No por nada, las maniobras más famosas del pilotaje de rallys -como el ‘deslizamiento escandinavo’- se inventaron aquí.

Licenciado en Periodismo, comencé mi andadura en prensa local con el Heraldo de Soria y terminé haciendo labores de comunicación para la Biblioteca Digital del Ayuntamiento de Madrid. Agradecido de poder expresar con mi trabajo mi amor por los coches. Petrolhead a tiempo completo y, cuando no estoy trabajando, pilotillo en simuladores de conducción. Sólo estoy vivo cuando estoy en la carretera. Creo firmemente en un uso responsable de la tecnología. Por ello, mi cometido aquí es contribuir a que la sociedad pierda el miedo frente a los avances y cambios que trae.

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