Para Polestar, el mes de octubre fue uno de los más movidos de su incipiente historia. Si a principios de mes tuvieron que llamar a revisión a 2.890 unidades del Polestar 2 por un fallo en el software del vehículo, a finales ese mismo tuvo que ver cómo Citroën le ganaba la batalla por el logo de la marca.
Una victoria que, al menos, goza de validez dentro del territorio galo, donde Polestar va a tener prohibida la comercialización de sus coches durante seis meses. Además, tendrá que indemnizar a la firma francesa con 150.000 euros por los posibles daños y perjuicios que les haya ocasionado.
En todo caso, no parece que eso vaya a ser un problema para una firma -perteneciente a Volvo- que está logrando una buena muy aceptación en siete los países en los que opera, entre los cuales no se encuentra España -se espera que, a partir de 2021, podamos disfrutar de su segundo modelo, el Polestar 2-. Por el momento, su nicho de mercado se encuentra reducido a Suecia, Dinamarca, Noruega, Alemania, Bélgica, Reino Unido y Suiza, además de China -que es donde se fabrican-
Cuestión de originalidad
Ahora bien, ¿cuál ha sido la razón por la que Citroën ha interpuesto la demanda? ¿Es una causa justificada? Pues justifican que es por la similitud entre el logo del Polestar 2 y el insigne chevrón que André Citroën empezó a utilizar hace más de un siglo. Para saber si hay razón en la demanda o no, a continuación puedes ver ambos logos: a la izquierda, el de Polestar y a la derecha el de Citroën.

En realidad, Polestar no ha sido castigada por plagio, sino por un tema de patentes. Así lo sentenció el Tribunal de Justicia de París al concluir que -como es lógico- resulta muy difícil confundir un Polestar con un Citroën o un DS -la marca de lujo de Citroën-.
Tampoco el argumentario que inspiró el logo de Polestar se parece al de Citroën, en tanto que el primero toma como referencia la estrella polar -de ahí el nombre de la firma- y la segunda tiene un origen asociado al fundador de la marca. Y es que André Citroën se inició en el mundo del automovilismo con la venta de chevrones, un engranaje novedoso y de calidad en la Europa del siglo pasado.
Consecuencias inmediatas
A pesar de que desde Polestar procuró minimizar los impactos en el mercado galés, lo cierto es que sí tuvo ciertas consecuencias -aparte de las ya mencionadas a nivel económico y de comercialización-.
Por ejemplo, los usuarios franceses que quieran echar un vistazo a la web de los coches eléctricos de lujo o informarse sobre sus productos, no pueden hacerlo en estos momentos. En su lugar, se encontrarán una pantalla en blanco sobre la que luce una breve reseña de la condena anunciada por el tribunal. Como alternativa, pueden echar un vistazo a la web en Bélgica.