Qué saber de nuestro Citroën C4
Que es el ‘heredero’ del C4 clásico: Durante muchos años, los compactos de Citroën han sido de los más exitosos en España, con modelos como los ZX, Xsara… y dos generaciones del C4. La tercera cambió su concepto, pasando a a ser un modelo de altura más elevada y cierto aspecto de SUV.
Que hay mucho donde elegir: Ya lo decimos durante la prueba, una de las principales ventajas del Citroën es que se puede elegir en una variante totalmente eléctrica -el ë-C4-, pero también diésel o gasolina, siendo el primero un etiqueta ‘0’ de la DGT, y los restantes de tipo ‘C’ al no contar con ningún tipo de hibridación.
Que el motor es todo un conocido: Además, es todo un pluriempleado que lo mismo impulsa a un SUV de Opel -como el GrandLand- que a una berlina de Peugeot -como el 508- o un monovolumen de la propia Citroën -como ya sucedía con el anterior C4 SpaceTourer-. Combinado con el cambio manual de seis velocidades que llevaba nuestra unidad, este 1.2 turbo de 130 CV registra una velocidad máxima de 210 km/h, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos, una aceleración de 0 a 400 metros en 16,5 segundos y los mil primeros metros los cubre en 30,1 segundos.
Que el consumo es muy ajustado: La marca Citroën declara una media oficial de 5,2 litros, equivalente a unas emisiones por kilómetro de entre 119 y 122 gramos de CO2 -con la llanta de 17″-. Teniendo en cuenta que la capacidad del depósito es de 50 litros, la cifra de autonomía media puede acercarse a los mil kilómetros… tal y como comprobaremos durante nuestro CarLab.
Que es un compacto… ‘venido a más’: De hecho, este C4 mide 4,36 m de largo, 1,83 m de ancho -o bien 2,032 m contando los retrovisores- y 1,52 m de alto. Dispone de cinco plazas y un maletero de 380 litros -una capacidad que, curiosamente, es igual en las versiones térmicas que en las eléctricas-. El peso del coche, con el conductor a bordo, es de 1.415 kg -1.322 en orden de marcha-.
Que hemos probado una versión de acabado intermedio: Se denomina Feel Pack, que viene de serie con tecnologías como el sistema de alerta por cambio de carril, lector de señales de tráfico, sistema multimedia con pantalla de 10″, Bluetooth, llamada de emergencia, compatibilidad con Android Auto y Apple Car Play, freno de mano eléctrico, climatizador bizona, cámara de visión trasera,
Que el precio del modelo, con sus actuales promociones, es de 23.105 euros -y que al cierre de esta noticia, el plazo de entrega es de once semanas-. Es un precio muy competitivo para esta versión gasolina de 130 CV, pero también se puede adquirir un C4 con motor de 100 CV y el acabado básico Live Pack desde 21.085 euros.
¿Están terminados los coches de gasolina? ni mucho menos: son capaces de ofrecer unas autonomías no solo superiores a los eléctricos, sino equiparables a un buen diésel
Nos hemos cansado de escuchar las bondades de la nueva generación de modelos eléctricos: que si cada vez son más potentes, más sofisticados, que si cada vez tienen mayor autonomía…
Puede que todo eso sea cierto, pero lo que es un hecho real es que los mejores modelos, dentro de los considerados de precio razonable, tienen una autonomía real que, en el mejor de los casos, oscila entre los 300 y 400 km, siendo muy optimistas.
Pues bien, hoy hemos querido recordar lo que puede hacer un modelo ‘convencional’ en cuanto a autonomía; y cuando digo convencional me refiero a uno como este, el Citroën C4, al que hemos elegido por varios motivos.
El primero, porque se fabrica muy cerca de nuestra sede en Madrid -concretamente, en Villaverde-; el segundo, porque es un modelo con un moderno motor de gasolina que nos va a mostrar de lo que es capaz un vehículo actual en cuanto a autonomía sin recurrir a la electrificación. Y tercero, porque este coche es de los pocos del mercado que puedes elegir en versión gasolina, pero también diésel o eléctrico.
¿Qué será capaz de hacer este coche con su depósito lleno? ¿Qué tecnologías emplea su motor?



Cuando la electrificación no estaba de moda, los fabricantes tenían claro que la principal fórmula para consumir, y con ello contaminar, lo menos posible, consistía en mejorar los productos que ya vendían.
El momento cumbre lo vivimos allá hacia finales del siglo pasado, con la aparición de varios modelos conocidos como ‘3 litros’ por lo que eran capaces de conseguir en cuanto a cifras medias de consumo homologado.
Vehículos como el Audi A2 3L y, sobre todo, el VW Lupo 1.2 TDI conseguían muy buenos resultados a base de emplear un pequeño motor diesel de 61 CV, un cambio robotizado, un peso aligerado y una aerodinámica afinada.




Sin embargo, ahora parece que es el apoyo de la electricidad el principal reclamo para conseguir modelos que consuman poco carburante… o que, de hecho, no empleen ni una gota, tal y como sucede con los modelos completamente eléctricos.
Coches que tienen sus ventajas, que son muchas, pero que todavía deben progresar en cuanto a autonomía con una sola recarga si lo que quieren es ser considerados vehículos para todo, incluidos largos viajes.

Y es que, a día de hoy, un vehículo normal de gasolina, casi sin proponérselo, puede duplicar y tal vez triplicar la autonomía de un eléctrico conduciendo, eso sí, de forma muy cuidadosa. Es decir, nada de modelos optimizados como los que hemos mencionado al principio, sino un vehículo para el gran público, sin grandes complicaciones mecánicas, como es el C4. Y eso es lo que hemos querido comprobar en esta prueba… diferente.
Una prueba que dio comienzo un soleado y fresco día, cuando acudimos a recoger nuestra unidad de pruebas a la sede de Stellantis en Villaverde, Madrid.
50 Kwh de batería en el eléctrico dan para 340 km; los 50 litros de depósito del gasolina sirven para rondar los 900 km
Allí nos esperaba una unidad del C4 en un llamativo tono naranja, con motor gasolina de 130 CV, tracción delantera y caja de cambios manual de seis velocidades. Un modelo que, desde el punto de vista de la eficiencia, es muy convencional, pues no ha sido especialmente optimizado para conseguir el reto de consumir menos; incluso no cuenta con una pegatina medioambiental de tipo ‘ECO’ sino que se queda con la ‘C’.




Por ejemplo, si analizas el exterior, los esfuerzos parece que se han centrado más en hacer un coche llamativo y diferente, y ahí el objetivo está plenamente cumplido. Pero tiene una altura superior a un turismo, mide 1,52 m, también tiene cierta anchura, con su metro ochenta, mientras que los neumáticos de 195 mm podríamos calificarlos de bastante razonables para los tiempos que corren. Luego está el peso: es un vehículo de 4,36 metros de largo que se pone en algo más de 1.300 kg.
En el interior, no se aprecia que se haya escatimado en nada para conseguir un ahorro en el peso que beneficiase la eficiencia. Lo que te encuentras es un vehículo de apariencia sencilla, muy agradable y con elementos ya habituales en lo que tiene que ver con la tecnología.
Por ejemplo, el gran sistema multimedia en lo alto de la consola central o una instrumentación digital que, eso sí, es más pequeña de lo habitual en los modelos actuales del mercado, si bien tiene lo básico que necesitas… aunque algunas de sus indicaciones, como la del cuentarrevoluciones, tienen un tamaño mínimo.
Sentirse cómodo al volante es sencillo desde el primer momento; así que una vez hechas todas las comprobaciones, toca dar comienzo a esta prueba… ¿hasta dónde fuimos capaces de llegar en este gasolina con su depósito a tope?




Como suele ocurrir en los modelos con ordenador de a bordo que miden la autonomía, los primeros kilómetros son de ‘ajuste’ de la cifra de alcance real. Cuando hemos recogido el coche hemos puesto todos los indicadores a cero, y con el depósito lleno, la autonomía marcaba en torno a 660 km, pero en los primeros km de circulación urbana, con el motor aún frío, ha bajado a 620. Sin embargo, tras completar los primeros 65 km de recorrido, la cifra ha llegado hasta los 860 km. ¿Cómo terminó nuestra prueba?
Como dijimos al principio, como el objetivo es hacer el mayor número de kilómetros posible, de tal manera que se nos ocurrió que por nuestra parte, para conseguirlo, lo que debemos hacer es… imitar el uso que haríamos con un eléctrico, un tipo de modelos en los que la suavidad, la anticipación y la utilización urbana o por la periferia son vitales si lo que se quiere es maximizar la autonomía.
Aplicado a nuestro C4 de gasolina con cambio manual de seis marchas, implica realizar aceleraciones de manera suave, cumplir escrupulosamente los límites de velocidad, cambiar de marcha sin apurar mucho las revoluciones y conducir con delicadeza, pero sin convertirnos en un obstáculo para la circulación.




Hemos visto que llevar a cabo esos comportamientos tienen una repercusión palpable desde el inicio, y es que la autonomía comienza a incrementarse de forma notable durante los primeros kilómetros. Pero es que si los mantienes en el tiempo, verás cómo un modelo de este tipo, con un depósito de 51 litros, puede mejorar incluso las cifras medias homologadas por el fabricante.
Para hacerse una idea, Citroën habla de una media de 5,4 litros cada 100 km; pues bien, con nuestra conducción eficiente, hemos logrado que esa cifra baje hasta el entorno de los 4,5/ 4,6 litros. Bien es cierto que durante los días de prueba, las condiciones de tráfico fueron bastante buenas, con poco tráfico; también que el coche lo ocuparon una o como mucho dos personas y sin carga. Y fueron días con temperaturas por debajo de los diez grados, que suelen favorecer el rendimiento de los motores térmicos.
Basta un motor eficiente -no especialmente tecnológico- y una conducción tranquila para que el citroën baje de los cinco litros sin mayor problema
Con todo, las cifras no dejaron de sorprendernos y sirven para comprobar que este C4 gasolina puede llegar, finalmente, a tener casi el triple de alcance que la versión eléctrica que existe de este mismo modelo. Y vamos a poner algunos ejemplos de los datos que fuimos recopilando con el paso de los kilómetros.
Por ejemplo, transcurridos los primeros 54 km, la autonomía total se incrementó hasta los 860 km, marcando un consumo medio de 4,4 litros. A los 67 km de recorrido, la cifra de autonomía se puso en 880 km, que sería la cifra más alta que llegaría a marcar el ordenador de a bordo, si bien como veremos, incluso se llegaría a quedar corta.
En esos momentos, el consumo medio que estaba marcando el C4 era de unos excelentes 4,4 litros de media, una cifra no muy lejana a la que podría conseguir un moderno turbodiésel, y que demuestra el buen rendimiento que obtiene este propulsor incluso en un modelo que ya tiene cierto volumen y peso.
Por decir más cifras, después de 112 km recorridos, la autonomía se mantuvo en los 880 km; posteriormente, tras un trayecto más largo y cubrir 264 km, la autonomía era de 700 km para un consumo medio de 4,6 litros.
Después de 517 km recorridos, aún nos marcaba 540 km de autonomía, de tal forma que si suman ambas cantidades, hablaríamos de una autonomía virtual de 1.067 km… una cifra que sería aún mayor tras 694 km recorridos, momento en el que hablamos de 400 km y un horizonte de autonomía total de 1.094 km.
Y después de una semana de pruebas llenas de los recorridos habituales que haría una persona de perfil medio, nos toca devolver el vehículo… muy lejos aún de tener algún tipo de problema o agobio con la autonomía.
De hecho, en el momento de su devolución, el coche marca en su cuadro de mandos 3.662 kilómetros. En total, hemos recorrido 720 km y la autonomía se queda en 390 km, de tal manera que hablaríamos de que de forma virtual se podrían haber recorrido 1.090 km de continuar la prueba en unas condiciones similares, que no deja de ser una cifra excelente…
Así que visto lo visto, la conclusión es clara: sin mucho esfuerzo, este vehículo de gasolina es capaz de doblar la autonomía de cualquier eléctrico de gama media. De acuerdo, puede que incluso recargar dos veces el eléctrico en un punto de carga rápida sea más barato que llenar los 50 litros de gasolina que caben en el depósito de este C4.

Pero si nos vamos al tema del precio, verás que este modelo es casi 12.000 euros más asequible que la alternativa eléctrica; incluso si puedes beneficiarte de la máxima cuantía del Plan Moves seguiría existiendo una ventaja de unos 4.500 -5.000 euros a favor del modelo de combustión.
Al final muchos pensaréis: «es que el eléctrico va a ser el futuro, es que en las ciudades es mejor no contaminar»… y todo eso es cierto; pero a día de hoy, en lo que es alcance y tiempo que debe estar parado un modelo para su repostaje o recarga no hay color.
Con todo, creo que la solución inteligente ha sido precisamente la de Citroën, ofreciendo las opciones para que el usuario sea el que elija -y no se le imponga- el tipo de sistema de propulsión que prefiere a la hora de elegir ese modelo que le gusta.
Y si no quieres leer texto… ¡aquí tienes la prueba en vídeo!