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La falta de chips puede paralizar la industria del motor en 2021

Dentro de la industria del motor, son muchos los que ya tiemblan ante la escasez de chips para los diferentes sistemas electrónicos de los automóviles. El problema tiene su origen en la pandemia, pero no solamente...

Samsung chip

¿Sabías que un vehículo de una marca premium puede llegar a tener hasta 3.000 chips? La información recogida por multitud de cámaras y sensores necesita ser procesada… Incluso en los modelos más modestos, algunos se utilizan para regular la potencia del motor o los elementos más básicos del equipamiento. No es de extrañar que la actual escasez quite el sueño a todas las marcas.

El problema al que se enfrentan reside en la cadena de suministro, en la que se ha formado un cuello de botella. Durante el año 2020, los constructores se dieron cuenta de que habían encargado demasiados chips, ante la bajada drástica de las ventas causada por la pandemia. En consecuencia, cancelaron muchos pedidos. Ahora se encuentran con que, por un lado, a pesar de una notable caída en las ventas, la demanda de los clientes se ha reactivado más rápidamente de lo esperado; pero, al mismo tiempo, al quedarse sin encargos, los fabricantes de chips para automóviles se dedicaron a producir semiconductores para otras industrias… y ahora no tienen suficientes unidades con las que volver a la normalidad. No hay que perder de vista que un solo chip requiere tres meses de fabricación, por lo que a estas empresas les cuesta mucho poner en marcha de nuevo toda la maquinaria.

Los primeros afectados

La producción de decenas de miles de vehículos podría llegar a detenerse por este motivo. De hecho, Ford ya ha tenido que cerrar temporalmente su fábrica de SUVs de Kentucky (EE.UU.), mientras que Audi está produciendo vehículos a un ritmo muy inferior al normal. La firma alemana va a aplicar un expediente temporal de regulación de empleo a cerca de 10.000 operarios. Otras marcas, como Nissan y Honda, ya han confirmado la reducción de su producción a causa de este obstáculo. Según el diario japonés Nikkei, Honda ya se ha quedado sin chips para los sistemas de control de sus vehículos. Toda esta ralentización se podría extender hasta el segundo semestre de 2021.

El factor de las otras industrias

Esta situación refleja la dependencia de la silicona que la industria de la automoción padece en estos momentos. Los constructores de automóviles se quejan de que los proveedores de chips, como Samsung Electronics, NXP o TSMC, están priorizando la electrónica de gran consumo. En otras palabras, atienden antes a los fabricantes de ordenadores, consolas, teléfonos móviles… que a los de coches. Ello se debe a que los volúmenes que producen son mucho mayores que los de la industria de la automoción, por lo que priorizan a estos clientes. Los confinamientos no han hecho sino aumentar todavía más la demanda de este tipo de aparatos. Para rematar la situación, NXP ya ha advertido que, debido a la escasez y al encarecimiento de las materias primas, les subirá el precio a los fabricantes de coches…

Mientras tanto, los productores de chips echan la culpa a la industria de la automoción, por mantener inventarios bajos y modelos de producción que perjudican a su planificación. No obstante, en realidad, no son los grupos automovilísticos los que adquieren directamente la mayoría de los chips, sino sus proveedores de componentes. La situación ha llegado al punto en que varias organizaciones de comercio y la propia Unión Europea han entablado diálogo con el gobierno de Taiwán, para que presione a los fabricantes de chips en favor de la industria del automóvil. En el caso de General Motors, la empresa está manteniendo conversaciones con Taiwán directamente.

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