Se llamaba Avus, por su siglas en alemán que significaban ‘Carretera de Tráfico y Pista de Pruebas’; situado en Berlín e inaugurado en 1921, contaba con dos rectas de alrededor de cuatro kilómetros de longitud cada una, unidas entre ellas por dos curvas extremadamente cerradas. En conjunto, un trazado de 8,2 km que por su concepción era perfecto para establecer altas medias de velocidad. Pero no era suficiente.
En 1937 se sustituyó una de las curvas por otra peraltada con el fin de brindar más velocidad a los bólidos. Y no era un ligero peralte: el giro contaba con un radio de 184 metros, contaba con una pendiente de 43º y en su punto más alto llegaba a los 12 metros. Una serie de condicionantes que permitían alcanzar velocidades de hasta 180 kilómetros por hora… lo cual, en aquella época, era visto por muchos como una auténtica insensatez.

En cualquier caso, en dicha curvas el piloto debía maniobrar de manera rápida y precisa para mantener el control del vehículo y ni aun así conseguía librarse de los mareos y dolores de cabeza provocados por la fuerza centrífuga que llegaban a experimentar.
Incluso leyendas del automovilismo como Fangio o Herrmann acusaban todos los ‘síntomas’ cuando rodaban y rodaban por este trazado. El segundo de los pilotos mencionados llegó a declarar que, en ocasiones, las fuerzas G provocadas por la inclinación y graduación de las curvas le presionaban la cabeza hacia abajo, perdiendo así gran parte de la visión de la trazada.
Pero más allá de las consecuencias para el organismo, un trazado como éste se prestaba a ser escenario de todo tipo de accidentes. Uno de los más impactantes ocurridos en el Avus fue el que sufrió Richard von Frankenberg. El piloto alemán mostró su admiración por este trazado por el reto que suponía conducir en él. Y vaya que si lo fue.

En 1956, este circuito acogía la última carrera de la temporada del Campeonato Alemán de Deportivos. En la tercera vuelta, Von Frankenberg, perdió la trazada en la curva norte, su Porsche 645 Spyder -apodado Mickey Mouse- salió despedido por encima del borde del peralte a 180 km/h -incluso hay material gráfico que lo atestigua-, dio una vuelta de campana y terminó estampado en el paddock.
El que fuera también fundador de Christophorus, al no llevar cinturón de seguridad, salió disparado del coche durante el accidente. Por suerte para él, unos matorrales amortiguaron parte de la caída; un milagro que le permitió salvar la vida, pero no el hecho de verse afectado de diversas secuelas. Y es que el piloto germano sufrió lesiones graves que le obligaron a estar ingresado más de un mes en el hospital. Además, Richard sufrió tal conmoción cerebral en el impacto, que su memoria no le permitió recordar el momento del accidente.
Este es solo un ejemplo de los numerosos accidentes que han ocurrido en este circuito. Sin ir más lejos, y mucho más cercano en el tiempo, en septiembre de 1995 se cobró la vida de Kieth O’dor, después de un fatal incidente durante una carrera.
El mundo de las carreras es emocionante, veloz y extraordinario… y eso, en ocasiones, supone un precio muy elevado. Y el circuito de Avus es uno de los que más caro peaje ha supuesto a lo largo de la historia y por los accidentes que ha presenciado. Sin duda, uno de los trazados más peligrosos en la historia del automovilismo.
Muy interesante
Soy un seguidor del mundo del motor y no conocía de la existencia del circuito. Muy interesante la verdad. Una vez más se refleja la peligrosidad de dicho mundo. Seguro que estas historias sirvieron para tomar medidas que garantizasen una mayor seguridad en los diseños de los próximos circuitos así como en los dispositivos de seguridad dentro los bólidos. Muchas gracias.