Casi todas las aficiones y pasatiempos tienen dos maneras de llevarse a cabo: la más barata… y la más cara. Esto ocurre independientemente del objeto -u objetos- relacionados con ellas.
Centrándonos, por ejemplo, en el coleccionismo, las diferencias de perspectiva son evidentes. Así, completar un álbum de cromos es extremadamente económico, especialmente si lo comparamos con lo que costaría mantener -en perfectas condiciones- una colección de coches.
Sin ser tan cara como ésta, tener una ‘bodega’ personal -con caldos que merezca la pena conservar, claro- tampoco está al alcance de cualquiera. Necesitas poseer un espacio adecuado para ello. Y, por supuesto, debes escoger muy bien qué bebidas guardarás en ella.
Si reúnes estas condiciones y -además- te gustan los coches, tal vez no deberías perder de vista la botella que ilustra esta página. Y es que la destilería escocesa Bowmore ha descubierto que tiene algo en común con Aston Martin: el año 1964.
Según la propia Bowmore, en esa fecha ‘pusieron al día’ sus tecnologías de destilación con un nuevo alambique. De él salió la primera botella de su exclusiva serie ‘Black’. Desde entonces, tan sólo se han comercializado 6.000 en todo el mundo de este preciado whisky.
Por su parte, para la firma de las alas 1964 fue el primer año comercial de su ‘greatest hit’: el cupé DB5. Sí, el mismo automóvil que -volviéndose icónico en sí mismo- sacó a James Bond de las páginas de Ian Fleming… para convertirlo en icono del cine y el estilo de vida.
Una combinación única
En honor a tan feliz casualidad, ambas firmas colaboraron en 2020 para crear el Black Bowmore DB5 1964. Esta limitadísima tirada -sólo existieron 25 botellas- recogía este ‘Gran Reserva’ del whisky en un recipiente casi tan exclusivo como el propio líquido.

Por obra del especialista Glasstorm, la botella presentaba una curiosidad en su parte inferior: un pistón auténtico procedente del motor de un DB5, sobre el cual aparecía serigrafiado el logotipo del fabricante británico.
Además de su cualidad decorativa, no cabe duda de que dicha pieza confiere a la botella una mayor robustez. Algo muy necesario pues, tras abonar 50.000 libras esterlinas por ella, lo último que querrías es verla hecha añicos en el suelo de tu bodega…