Si atesoras una ‘debilidad’ por los coches con algunos años a sus espaldas -y si conoces bien su mundillo propio-, el ‘modus operandi’ no te sorprenderá: encontrar un vehículo -con cierta ‘solera’, no vale cualquiera-, restaurarlo… y venderlo para obtener un beneficio.
Estarás de acuerdo con nosotros en que la anterior es, sin duda, la práctica más común. Tanto, que en la última década ha trascendido -incluso- a formatos televisivos de amplia difusión como -por ejemplo- ‘Joyas Sobre Ruedas’, ‘Counting Cars’, ‘Fast ‘N Loud’ y una larga ristra de sucedáneos.
Lejos de entrar en el debate sobre la ética de este modo de vida -o su falta de ‘romanticismo’-, lo cierto es que en el universo de los vehículos clásicos e históricos nunca faltan, efectivamente, personajes y empresas de este tipo.
Lo que sí es extraño es que esta práctica la adopte un fabricante de coches… con sus propios modelos. Si ya sorprende que una marca -fuera de Mercedes o BMW, las referencias en ‘heritage’- se preocupe así por su pasado, lo que acaba de hacer el Grupo PSA es una auténtica ‘vuelta de tuerca’.
La aventura de la memoria
Desde 1982, Peugeot cuenta con su ‘Aventura Peugeot’, una asociación paralela dedicada a preservar la historia de la firma del león. Fundada por Pierre Peugeot -portante del apellido familiar-, ahora extiende su radio de acción al resto de marcas del grupo, como Citroën y DS.

Con motivo de su 210º aniversario, la entidad ha inaugurado una nueva actividad: restaurar -hasta el último detalle- y vender, de manera ocasional, unidades de algunos de sus modelos más emblemáticos. Según afirman, los trabajos de reconstrucción se llevarán a cabo en sus talleres de Sochaux -próximos a la fábrica de Peugeot- y, al término de aquéllos, cada ejemplar recibirá un certificado de autenticidad antes de ponerse a la venta en la web de la asociación.

Con un legado tan extenso, elegir la primera pieza es una decisión ‘de altos vuelos’. Pero estos ‘aventureros’ lo han tenido muy claro: un 205 1.9 GTI. Como puedes apreciar en las imágenes, la unidad llegó a sus manos en cierto mal estado. Pintura deslucida, guarnecidos plásticos ‘comidos’ por el sol, un faro antiniebla roto… y, cómo no, algún que otro accesorio anacrónico. Ahora, queda un largo camino hasta que este ‘hot hatch’ recupere la gloria de sus mejores tiempos…